ENGAÑO

Capitulo 5

P.d. Incluye lemon *lean bajo su propio riesgo*

Continuó por un rato más galopando, hasta llegar aquella cabaña— Aquí no se le va a ocurrir buscarnos —bajó del caballo para después ayudarla a bajar.

Apenas si pisó firmemente y acomodó su vestido, le dio una bofetada. — ¿Piensas venderme para alimentar así al pueblo? Solo robas para ayudarlos, no, ¿dime para qué te sirvo?

Llevó su mano a su mejilla— Vaya que pegas bastante fuerte —caminó hacia la puerta dándole una fuerte patada para que esta se abriera.

—¿Me quieres decir dónde estamos? —preguntó sin moverse de dónde estaba.

—No lo entenderías. Será mejor que entres, mañana por la mañana podrás irte.

—¿Qué hacemos en este lugar? —muy a su pesar caminó hacia la cabaña—. ¿Por qué me trajiste aquí?

—Si te lo digo, no me vas a creer —observó detenidamente el lugar, sintiendo arrepentimiento por llevarla ahí.

—Inténtalo... —dijo llegando hasta la puerta, observando el lugar—. Tienes razón, no te voy a creer —sintió unas profundas ganas de llorar. Ese sitio no se veía nada agradable y él, el que había considerado su héroe, la había secuestrado para cosas que prefería no pensar. Se dio la vuelta, comenzando a alejarse.

Presionó sus puños con furia. Ese maldito comandante se las pagaría muy caro—. Quizás sea mejor pasar la noche en el bosque.

—No, volveré al palacio, o cualquier otro lugar —dijo caminando con dificultad.

—El bosque es demasiado peligroso de noche, hay animales salvajes.

—Bien, espero que me coman y sean rápidos —dijo aún molesta, sintiéndose la mujer más desdichada.

—Si eso quieres, adelante —se subió a uno de los árboles más cercanos. Se sentía mal imaginar lo que pudo suceder de no haber intervenido, pero ella no lo entendería y quizás era mejor que no lo supiera.

Se detuvo sosteniéndose de un árbol— No volviste, ¿por eso dijiste que nuestra próxima sería muy interesante? —dijo llorosa—. Pensé... pensé que eras diferente.

—Soy un ladrón, eso es lo que soy. Creí que eso no te importaba...

—Da igual, confiaba en ti, yo... —bajó la mirada llorosa— entre tú y mi flamante esposo me han enseñado que no debo creer en nadie. Él me engaña justo el día de nuestra boda y tú, tú me secuestras para... bueno, para lo que fuera.

—Si eso quisiera, ya lo hubiera hecho y no estaría aquí arriba del árbol. No me importa si confías en mí, o no, de cualquier forma, ya estoy acostumbrado.

—¿De verdad no te importa si confío en ti o no? —volteó a verlo—. Fui una tonta por haberme enamorado de ti.

—Enam... —Aquello lo tomó por sorpresa—, ¿por qué te has enamorado de un vil ladrón como yo?

—No lo sé, porque te conocí más a allá de ser un ladrón, porque te admiraba, porque pensé que podrías al menos tener un poco de interés en mí, pero me equivoqué...

Bajó del árbol de un solo salto— No soy bueno para ti. No tengo nada que ofrecerte. No soy el mejor de los hombres, ¿por qué te enamorarías de mí cuando te has casado con el Príncipe de Austria?

—¿Y te he pedido algo? No sé cómo fue, no sé en qué momento pasó, pero me enamoré de ti. El corazón y la mente no tienen lógica entre sí. Sé que no eres ni serás bueno para mí, pero aquí... duele si pienso en ti —se señaló el pecho— en que lejos estarás de mí. En que me he casado con un hombre que no me ama, que jamás lo haría. En que me humilla una y otra vez...