Al subir a la habitación de su amiga se quedó totalmente embelesada con el chico que custodiaba la puerta.
—Buenas tardes, vine a ver a la Princesa, ¿puedo verla?
—Adelante señorita —hizo una pequeña reverencia dando unos pequeños golpes a la puerta.
—Adelante —dijo en voz alta. Terminaba de vestirse, aún no podía quitar esa sonrisa tonta.
—Gracias —murmuró sonriéndole— permiso —abrió la puerta— hola, Serena
Suspiró sutil sonriendo en cuanto vio a su amiga— Hola Lita —se acercó abrazándola con fuerza— ya te extrañaba amiga
—Y yo a ti, amiga, la escuela es muy aburrida sin ti —respondió a su abrazo—. Por cierto, ¿quién es el chico que cuida tu puerta? Es muy apuesto
—Ay, Lita —sonrió divertida—. Es Haruka, Seiya le pidió que me cuidara en lugar del horrible de Rubeus
—Muy buena elección, creo que me enamoré de él a primera vista, es tan apuesto.
—Sí, es muy guapo, pero muy serio y hace muy bien su trabajo.
—Sí que lo es —suspiró— sabes, mi prometido llego ayer
—¿Y qué tal? —preguntó llevándola a la pequeña terraza donde tomar un poco de sol.
—Pues es guapo, pero —desvió su mirada con tristeza— no me agrada del todo
—Tranquila Lita, estoy segura de que te llevaras muy bien con él —suspiró sutil— dale una oportunidad
—No tengo otro remedio —se sentó en una de las sillas— por cierto, que bonita vista tienes desde aquí
—Sí, me gusta estar aquí —sonrió sutil—. Lita, no debes cerrarte a la oportunidad con ese joven, a lo mejor, al final te enamoras.
—¿Lo crees posible? Por cierto, ¿qué haces levantada? Deberías estar en cama, Serena.
—Me siento bien —sonrió sutil— creo que nunca me había sentido tan bien
—Pero si el príncipe dijo que estabas enferma
Sonrió sonrojándose, bebiendo un poco de té. — ¿Qué dijo que tenía?
—Temperatura —colocó la mano sobre su frente— tu padre mando a buscar al médico, seguro no tardará en volver, aunque él argumentó que solo necesitabas descansar
Dejó la taza de nuevo en la mesa tomando la mano de su amiga— Lita, te voy a contar algo, pero promete que no se lo dirás a nadie, a nadie
—¿Cuándo te he fallado Serena?
—Nunca, pero es que ahora... —sonrió sutilmente— es diferente. He consumado mi matrimonio
—¿Qué? Pero... —se puso de pie sorprendida derramando la taza de té— ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Dime, ¿te obligo? Te hizo algo. Ya sé, te drogo, me las va a pagar —presionó su puño enérgicamente.
Sonrió sonrojada— Tranquilízate, nada de eso. Fui yo quien se lo pidió
—¿Qué? Pero ¿cómo? Cuéntamelo, ¿cómo sucedió? —volvió a sentarse, mirándola fijamente.
—No sé exactamente qué pasó, solo sentía que así debía ser. Anoche, en el baile, lo vi como nunca, no con esa falsa seguridad, sino, de verdad, seguro de sí mismo, fuerte y decidido. Tocaba el violín y fue increíble —suspiró sutil—. Después bailamos y fue mágico, no sé cómo decírtelo, fue como si fuera otra persona y me gustó...

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ENGAÑO
Hayran KurguUn ladrón en Francia ha estado haciendo estragos en la ciudad y pronto lo hará en el corazón de la princesa Serena, pero también está el príncipe de Austria. Sin mencionar una boda. Un engaño y un amor.