CAP 1

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El sonido de la alarma en la mesa de noche taladraba fuerte mi cabeza, así que estiré la mano a duras penas para apagarla de un leve golpe. 

Eran las 6:00 am. 

Me revolví entre las sábanas, mientras contemplaba el techo de mi habitación. Que pesadez tener que trabajar un domingo. Cuando por fin pude pararme a encender las luces de mi habitación me dí con la sorpresa que no había electricidad en el departamento. 

''Mierda'', pensé. Esto debe ser un mal presagio.

Me alisté y bajé las escaleras. Me detuve en el departamento de abajo y toqué la puerta.

-Buenos días. - me saludó Nanami con una taza de café en la mano. - Veo que hoy si pudiste madrugar.

-No puede ser que nos obliguen a ir a trabajar hoy. - Entré y tomé una taza para prepararme un café.

-Tampoco me agrada.

Nanami vestía un traje gris y unos zapatos tan lustrados que podría ver mi reflejo en ellos. Lucia impecable como siempre.

-¿Qué es esto? - Me contuve para no escupir el café.

Nanami rió y sacó un frasco de café de la alacena.

-A partir de ahora decidí que empezaré a tomar descafeinado. - lo colocó delante de mí. - Por suerte, aún me queda un poco de este.

Terminamos de desayunar y bajamos a la cochera del edificio.

-¿Puedo manejar yo? - le pedí

-¿Tu licencia sigue suspendida?

Subí al asiento del copiloto sin decir una sola palabra. Después de casi 6 meses seguía suspendida. 

Cuando llegamos finalmente al edificio donde trabajábamos subimos por el ascensor hasta el piso 12 de la torre.

-Bien. - dije. - Nos vemos para el almuerzo.

Nanami y yo caminamos en direcciones opuestas a nuestros lugares de trabajo como cualquier otro día. Cuando ingresé a mi oficina vi que había sobre mi escritorio una torre de papeles. Suspiré cansada de todo el trabajo que aún no había hecho.

La vida que Nanami y yo habíamos decidido llevar no era fácil. Claro que era poco probable que murieras asesinado en una misión de campo, pero era aburrida, monótona y muchas veces carecía de gracia. El dinero era bueno, pero el trabajar hasta 12 horas al día, resultaba agotador. A veces me cuestionaba si en realidad vivíamos o solo sobrevivíamos. La vida lejos del mundo de la hechicería, sin embargo, era más tranquila. Sí, tranquilidad. Eso es más valioso. Recuerdo aquel día que conocí a Nanami.


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Hace 3 años


-Así que puedes verlos.- tomé asiento en la mesa de Nanami con mi almuerzo en las manos.- ya sabes a lo que me refiero.

-Maldiciones.- respondió, bebiendo un poco de agua.

-Quién eres?- pregunté con curiosidad.- O mejor dicho, ¿Qué hace una persona con tus cualidades trabajando en una oficina?

Nanami me miró con desconfianza.

-Podría hacerte la misma pregunta.

-Digamos que no quiero complicarme la vida. -respondí cruzándome de brazos. - Elegí hacerme cargo de como vivir, y lo que yo quiero es vivir en paz. Ahora, respóndeme tú.

SUSURROS DE POESÍA | OC x Suguru GetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora