CAP 14

187 8 4
                                    


Las siguientes semanas posteriores a la primera reunión me la pasaba escribiendo cada vez más. En un abrir y cerrar de ojos había pasado un mes. Asistía tres veces por semana al taller, algunos dejaron de ir y un par se integró. Nos volvimos un grupo reducido de nueve personas, incluida Ume, lo cual permitió que llegáramos a conocernos con mayor profundidad. Con el transcurso de los días me daba cuenta que el taller se había vuelto un lugar no solo para escribir, sino también para hablar, compartir cosas íntimas de nuestra vida.

-Supongo que normal. - respondí con indiferencia aquel día.

Ese día escribíamos sobre nuestra niñez, Ume nos había dado un par de preguntas de guía, desde donde debíamos partir para empezar a escribir, y finalizada la actividad, me había preguntado como recordaba mi niñez. Generalmente siempre me preguntaba a mi primero, porque era la única que solía responder, sin embargo, ese día sentí incomodidad al solo escuchar esa primera pregunta.

-Para ti que es normal? - volvió a insistir.

-No lo sé. – bufé. - Supongo que convivir con mis padres, mi hermana... Ese tipo de cosas. La verdad, mis recuerdos son muy vagos.

-Y esos recuerdos son felices para ti? - Ume tomó asiento en el lugar habitual de siempre.

Mi pecho comenzó a tensarse nuevamente. Por más que buscaba no podía recordar un momento feliz que hayamos tenido como familia. Las imágenes del velorio de mi padre inundaron mi mente y la charla con mi madre sobre un pasado reciente hicieron que me llene de ira al mismo tiempo, y Yuri, la pena que me daba que siga viviendo en esa casa...

Incapaz de evocar una palabra sin desmoronarme, levante los hombros con indiferencia, con la vista fija en aquella maldición que colgaba del hombro de Rin.

-Está bien, Akane. Gracias. - respondió Ume, y la sesión continuó.

Pero en general, las cosas iban muy bien. En el trabajo Koji y yo nos llevábamos cada vez mejor, no había hablado con mamá o Yuri desde que empecé a ir al taller. Me había reunido un par de veces con Naoya, pero vagamente habíamos hablado de algo relevante y no había vuelto a ver a Geto desde aquel día, aunque a veces seguía pensando en él.

-Ese lugar tarde o temprano se volverá un receptáculo de maldiciones. - Nanami tomaba un té sobre el sillón, mientras yo arreglaba la mesita de centro que tenía en la sala.

-Tal vez podríamos contratarte para que exorcices a las maldiciones ahí. – contesté sarcástica.

Nanami soltó una risita y se levantó del sillón.

-A qué hora vendrán tus amigas? - preguntó.

Esa noche me iba a reunir con Ema, Yuki y Mizuki. Las tres eran chicas que había conocido en el taller.

-En realidad ya deberían estar acá.

Y como una rara coincidencia, sonó el timbre.

- ¡Akane! - llamó una voz juguetona al otro lado de la puerta. Era Ema.

- Bueno, será mejor que me vaya. - Nanami se terminó el té rápidamente y dejó la tacita sobre el lavabo.

-Si quieres puedes quedarte. - Lo invité.

Negó con la cabeza mientras se acomodaba la corbata color camel.

Abrí la puerta e inmediatamente los tres pares de ojos fueron a parar en dirección de Nanami. Las tres lo miraron con sorpresa y después sus ojos regresaron a mí.

-Akane, no nos dijiste que tenías compañía. – sonrió Ema.

-Chicas, él es Nanami.- respondí. – Un amigo, además trabajamos juntos.

SUSURROS DE POESÍA | OC x Suguru GetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora