CAP 4

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- ¿Qué? - preguntó Nanami, sin poder creer aun todo lo que le había contado.

Asentí con la cabeza y me serví un poco de café.

-Creí que por fin había logrado huir de todo eso, ¿sabes? - Nanami tenía la boca entreabierta y me miraba como si hubiera visto un fantasma. - Me equivoqué.

-¿Lo harás?

-Por supuesto que no! - me giré con tal brusquedad que tiré mi taza de café sobre la mesa. - ¿Por qué mi padre haría algo así?

Nanami levantó la taza mientras limpiaba el desastre que acababa de hacer. 

De pronto el timbre sonó.

-Esperas a alguien? - Le pregunté.

-No.

Abrí la puerta y me encontré con Yuri, llevaba una caja de cartón grande.

-Yuri...

-Hola, hermana. Pensé que estarías aquí. - miré la caja confundida. – Podemos hablar?

-Claro. - Me giré a Nanami.- Ve adelantándote, yo iré en un rato.

Subimos a mi departamento y entramos.

-Yuri...- la abracé. - ¿Cómo llegaste aquí?

-Mamá me dio tu dirección. Esto es para ti. - Me entregó la caja.

Tomé la caja entre mis manos y la abrí. Parecía una mala broma, cerré la caja molesta y la tiré al piso con fuerza.

- ¿Fue mamá, cierto? ¿Ella te trajo?

-Vine yo sola.

-Yuri...- la tomé de los hombros. – ¿Qué te dijo mamá?

-Nada que no supiera.

-¿Qué?

-Akane, tienes que cumplir el compromiso. Te lo suplico. - Yuri suspiró cansada. - Akane... Siempre te he admirado por ser capaz de tomar decisiones que yo sería incapaz de tomar, pero si ahora eres incapaz de...

-Yuri, te amo. Sabes que haría la que sea por ti, pero...

-Al sellar nexos con los Zenin.- continuó. - Finalmente me reconocerán. Mamá podrá pagarme los estudios en el extranjero y por fin podré irme de acá. No volveré.

-Yuri...

-Te lo ruego. - Yuri se hincó en ambas rodillas ante mí y tomó mi mano.

Solo ella sabía como sacar mi lado más vulnerable.

-Yuri...- la levanté de la mano. – No es necesario que te arrodilles.

Los ojos de mi hermana se humedecieron y una lágrima corrió por su mejilla. Sacó un papel de su bolsillo y me lo dio.

-Él estará en esa dirección a la 10:00, es importante que seas puntual. - Hizo una reverencia con la cabeza y se fue. Me quedé con el papel en la mano sin saber cómo reaccionar.

Miré con asco el vestido blanco que se asomaba por fuera de la caja y desdoblé el papel que tenía en la mano. Había una dirección. El reloj marcaba las 8:34. Quizás si tenia la oportunidad de hablar con este hombre podría establecer una renegociación con él. Entendí que lo que importaba más era que Yuri pudiera ser reconocida por la familia de su padre y así tuviera acceso a más oportunidades que, por derecho, le correspondían. Sí. Eso haría.

Me recogí el cabello con un lazo y me miré al espejo unos segundos. Tenía el coraje suficiente para ocuparme del asunto con éxito, solo debía creérmelo. Salí de mi departamento en dirección al lugar.


-Es aquí. - le avisé al conductor una vez que llegamos a la dirección indicada.

'¿Una cafetería?'

Baje del taxi. La fachada del lugar tenía unas mesas afuera donde la gente estaba compartiendo su primer café de la mañana. Miré los rostros de todos sin poder reconocer alguno e ingresé.

-Aquí.- Escuché una voz llamarme.

Cuando giré vi a un hombre alto de cabello castaño rubio y buen porte.

-La puntualidad nunca ha sido tu fuerte, ¿cierto Akane?

Había pasado mucho tiempo, pero obviamente lo reconocí. 

El hombre más narcisista que había conocido en mi vida. El mayor de los Zenin.

-Debe ser una broma. – solté

-No estamos para bromas Akane. Siéntate, no tengo mucho tiempo. - tenía las piernas cruzadas de lado y me miraba con ojos calculadores. Cualquier posibilidad de renegociación había desaparecido en el instante que lo vi. - Me han informado que te rehúsas a cumplir el compromiso que estableció tu padre. Ahora que sabes con quien te casaras, ¿sigues pensando igual?

-No has cambiado nada. - reí sarcástica.

No había olvidado que el tono prepotente y la soberbia eran matices que lo caracterizaban.

-Me alegro.- respondió.

-En realidad vine para replantear la idea que se tiene para unir a las familias. Escucha...

-No hay la más mínima posibilidad de que podamos replantear esto.

Me quedé callada, no había argumento que pudiera cambiar su opinión. Era necio, arrogante y no sabía escuchar.

- Sé que no tienes novio ¿No volviste a salir con nadie después de Kyo, cierto?. - El escuchar el nombre de mi ex novio en su boca me hizo tensarme. - Escuché que rompieron en muy malos términos, pero ahora que no está ¿Cuál es el problema?

-Naoya... yo no te amo.

-A mí ni siquiera me interesas en lo más mínimo. - rió.-. En realidad, me da igual todo esto. Por mí, puedes salir o tirarte al que te dé la gana. Lo único que me interesa es que cumplas el compromiso, ¿entiendes? En el momento que hayamos firmado el acta nupcial mi deber termina.

Estaba confundida, ¿qué planeaba este tipo?

-Sabes lo que pasará con tu familia si te rehúsas, ¿cierto?

-Estás amenazándome?

-No tendríamos que llegar a esos extremos, pero en caso deba ser así, considéralo una advertencia. Un aviso. - Se levantó de la mesa y dejó un billete sobre la mesa. - Piensa en tu familia, especialmente en tu hermana.

-Espera.- lo detuve del brazo. - Si nos casamos, me prometes que podré seguir con la vida que tengo ahora?

-No puedo prometerte eso. Pero tendrás más libertad que cualquier mujer Zenin pueda siquiera soñar tener.

-Eso que significa?

-Mañana habrá una cena con los clanes más importantes. Necesito que estés ahí, pasaré por ti a las 19:00. Sé puntual.

SUSURROS DE POESÍA | OC x Suguru GetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora