† ¿HOGAR? †
Su cuerpo se estremeció, era como si alguien lo hubiera mirado con odio. Se abrazo a si mismo y siguió caminando.
Entonces un coche rojo se freno a su lado, volteo mirando a esa hermosa castaña; quién dibujaba una amplia sonrisa.-hola. ¿Tienes un minuto?-
***
El lugar a simple vista se notaba ser muy costoso, cosa que no le gustó mucho al Omega, se sentía incómodo.
-pide lo que gustes.-
-solo un jugo de naranja.-pidió tímidamente al mesero que lo esperaba paciente.
-¿Solo eso? Que sean dos por favor.-la chica entrego la carta y el joven se marchó.
Camila notaba enternecida como aquel Omega jugaba con sus propias manos. Sonrió encantada.-no tienes por qué estar nervioso, no muerdo.-
-no es eso, señorita.-
-solo dime Camila. Te he invitado porque note lo triste que Keith te puso. No se que fue lo que te dijo, pero note la tristeza en tu rostro.-
-no piense cosas extrañas, por favor.-se apresuró a hablar el Omega, lo que menos quería era tener más problemas.-lo que sucede es que insistió en darme la licencia de maternidad, pero la verdad es que no me sentiré bien estando en casa.-
-¿Tienes problemas en casa?-
-malentendidos con mi esposo.-
-los matrimonios no son fáciles, pero si los problemas no tienen solución después de cierto tiempo, es mejor hacerse a un lado para no terminar heridos.-
-¿Y si hay un bebé?-
-es lo mismo. Si los padres no pueden sobrellevar su relación, de forma inconsciente lastimaran al pequeño.-
Se quedó callado pensando un poco, la chica tenía razón. Si cabeza de pronto le mostró una imagen en donde él abrazaba a su pequeño mientras Ian les gritaba. Pero también le mostró una en donde los tres eran felices, una imagen en donde Ian se veía cambiado gracias al amor de su cachorro.
-ustedes serán padres maravillosos.-Camila le miro sorprendida.-usted es una mujer increíble, hermosa y comprensible. Keith es cariñoso y disciplinado. Sabrán llevar las cosas en una buena dirección.-
-no todo es como crees. Keith no me ama. Desde hace años he intentado ganarme su cariño, pero nada parece funcionar.-
Aori entonces le miro con tristeza una menor de la que la joven reflejaba en su rostro.-le pido una disculpa. Keith me contó de ustedes en Toronto, pensé que su relación era estable.-
-sucede que yo me enamore desde que lo conocí. Pero el no parece sentir ni el mínimo cariño por mí.-al tener la sensación de llorar, se limpio los ojos y dibujo una triste sonrisa mientras miraba a Aori.-ahora te toca a ti. ¿Cuál es el problema con tu esposo?-
Aori se estremeció, seguía con la idea de no querer contar sus problemas y ser un número más en el archivo de los omegas que jamás pudieron sobrellevar un matrimonio.
-solo malentendidos. Es demasiado exigente respecto al hogar.-
-pues tendrá que entenderte, no puedes poner en riesgo a tu cachorro solamente para satisfacer a un alfa.-
***
Los días fueron pasando, Aori cada vez se sentía más cansado y pesado, no sabía si su cachorro está bien, desde que estaba en casa no tenía tiempo para asistir al médico, se la pasaba limpiando, lavando y cocinando.
Cuando Ian se había enterado de la licencia de maternidad, le exigió mantener en orden la casa, pues según él no quería a un "vago" en su casa.
Su único consuelo ahora era Camila, aunque ahora estaba de viaje ella siempre le mandaba mensajes o le hacía llamadas, sin preguntarlo ni esperarlo, ahora eran muy buenos amigos, y claro que mentía cuando le preguntaba por su estado.
La comida a duras penas podía ingerirla, lo que lo salvaba eran los jugos, aguas y algunas que otras frutas.
Cómo cualquier otro día, se levantó sin ganas de nada, se preparó un par de Hotcakes que al final terminaron en la basura, desayunando así solamente un par de manzanas.
Escucho el timbre de la casa y rodó los ojos, no estaba dispuesto a abrir, estaba cansado y lo menos que quería era abrirle la puerta a cualquier vendedor y tardar horas en la puerta porque no aceptan un "no" como respuesta.
Se acercó a la puerta y accidentalmente pateó un zapato que Ian había dejado tirado, el timbre volvió a sonar, haciéndole saber a Aori que habían escuchado ese golpe.
-maldición.-susurro acercándose a la puerta, la cual abrió con molestia.
Al hacerlo se paralizó, Keith estaba de pie frente a él, lo miraba con sorpresa, en cambio Keith dibujo una pequeña sonrisa.
-buenos días. ¿Podemos hablar?-
-hee.-sin saber la razón , comenzó a sentirse incómodo, no por la presencia del alfa, se sentía incómodo al recordar lo que traía puesto, una camiseta enorme y un short del mismo tamaño.-¿Me das un minuto?-
Cerró la puerta de golpe y cómo pudo se apresuró a cambiar, sustituyendo la camiseta por una sudadera y el short por un pans deportivo, aún así no le gustaba como se veía, pero al menos lo cubría un poco más.
Trato de acomodar un poco la sala, no sabía porque estaba ahí Keith, pero no quería que se enterase del tipo de vida que Ian la hacía tener.
Finalmente abrió la puerta con una sonrisa forzada.-¿Gusta pasar?-
-gracias.-keith entró, notando de inmediato el olor de algún aromatizante, algo que le preocupo de cierta manera, pues se supone que el alfa tenía que ayudar al Omega usando sus feromonas.-¿Y tú marido?-
-trabajando. Pero no se preocupe, suele regresar hasta tarde.-y vaya que no mentía, solia salir desde muy temprano y regresaba prácticamente en la madrugada.-¿Le ofrezco agua, café, té?-
-agua está bien.-
Aori entro a la cocina, se sentía extraño estar de nuevo con Keith en un ambiente que no fuera del todo laboral.
Sirvió el vaso con agua y se acercó al alfa, le estiró el brazo y Keith lo sujeto, Aori le miro curioso.-¿Que sucede?-
El alfa lo miro sin expresión, notando el delgado brazo del omega.-¿Porque no has asistido a las citas prenatales?-
-¿He?-
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¿Si no hay amor? «OMEGAVERSE.»
RastgeleEsta es la historia de Aori, un joven omega que finalmente está comprendiendo que su matrimonio está llegando a su final, pero por desgracia se entera que un pequeño ser se está formando en su vientre, y no solo eso, al mismo tiempo tendrá que lidia...