¿donde está?

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Con cada segundo que pasaba, la falta de aire se volvía más angustiante. Comenzaba a marearme y mi cuello dolía, A demás del agudo dolor que sentía en mí estómago. No sabía que hacer. Quería salir de ahí, pero no tenía la fuerza suficiente. En un intento de liberarme, no se me ocurrió otra opción que tratar de patear a Johann en su entrepierna. Intenté con todas mis fuerzas. De verdad que quise hacerlo. Pero la punzada en mi estómago se volvió más fuerte, haciéndome perder fuerzas y no logrando nada de lo imaginado.

Sentía como algunas lágrimas de deslizaban por mis mejillas. Yo seguía sin entender que sucedía. ¿por qué Johann hacia esto? ¿que tenía el con Villalobos?

- podría divertirme contigo.. - comentó con una sonrisa. Soltó su agarre de mi cuello, dejándome caer al suelo.

Por un momento creí que habría parado, que me podría levantar, pero una fuerte parada en mi estómago me hizo gritar de dolor.

- ¿te duele? - se agachó hasta quedar a mi altura. - ¿te duele, María José? - agarró mi cabello con fuerza, obligándome a verlo a la cara. - me hubiera encantado hacerle esto a tu hermana. Que pena que yo no la maté. - hizo un puchero para luego reír.

Rápidamente se dió la vuelta, buscando su arma. Cuando la encontró, no dudó en apuntarme y volver a agarrar del cabello, obligándome a pararme.

- ahora me vas a hacer caso, María José. - puso el arma en mi frente. - tú vas a hacer todo lo que yo te diga si no quieres terminar más agujereada que tú hermanita.

*******


POV NARRADOR

Tres horas después...

La detective Daniela calle se encontraba trabajando en la sala de informes junto a algunos detectives más. En ese momento, se encontraba todo en un tranquilo silencio, en donde la detective se dedicaba a leer informes de diferentes cosas que habían sucedido fuera del caso en Bogotá.

Cuando su silencio se vió interrumpido por la fuente llegada de Valencia quién estaba descontrolado, con una expresión de angustia en tu rostro. Daniela al verlo, rapidamente dejó los informes a un lado para acercarse a el, tratando de calmarlo.

- ¿alejo, qué sucede? - Valencia seguía agitado, sin decir una palabra. - ¿le pasó algo a poché? - asintió, antes de colocar su rostro entre sus manos. - ven, siéntate.

Daniela llevó a alejo hasta su asiento, con la vista de todos los detectives fija en lo que sucedía.

- ¿qué le pasó a poche? - se agachó para estar a su altura.

- Juan Carlos llamó. Dijo que estaba muy preocupado, que María José no estaba en casa desde hace un rato y que su teléfono y cosas estaban allí. Tenemos que ir.

Daniela no esperó a que Valencia terminara de hablar para tomar su mano y dirigirse a pasos rápidos hasta la salida de la agencia. Le abrió la puerta de su auto para subirse ella del otro lado.

Alejo iba aterrado en el asiento de copiloto. La gran velocidad en la que iba Daniela, que se había saltado más de un semáforo y como sus manos estaban rojas de apretar fuertemente el volante.

- no es porque no me importe poché pero.. ¿podrías ir un poco más lento? - Daniela despegó su mirada del camino para darle una mirada desafiante. - así como manejas está bien, no te preocupes. - alejo se aferró más al cinturón de seguridad, pidiendo no tener un accidente en el trayecto.

Luego de unos minutos, llegaron a la casa del padre de poché. Daniela rápidamente se bajó del carro, ignorando los llamados de alejo.

- ¡Daniela, tenemos que esperar a los demás!

- ¡no voy a esperar mientras poché siga desaparecida!

Daniela nunca había sido una persona romántica. Nunca se imaginó estar al lado de una persona por mucho tiempo. Pero la chica que estaba desaparecida, la hacía querer todo lo contrario. La hacía querer estar con ella siempre. La hacía sentirse como una tonta cuando estaba con ella. La hacía sentir amor. Cosa que era lo que Daniela nunca tuvo en la vida, y no iba a permitir perderlo ahora.

Con rapidez entró a la casa, percatándose que la cerradura estaba rota. Eso la alertó aún más. El padre de María José la llevó hasta la habitación de su hija, la cual se encontraba vacía.

La cama estaba desordenada y algo corrida. Habían vidrios por el suelo y un cuadro tirado al lado de la cama. Pero algo que alertó mucho a la castaña. En una pared, al lado de la puerta, se encontraban unas pequeñas manchas de sangre, al igual que en el suelo frente a la cama.

Por su mente se imaginó todo lo que pudo haber pasado con María José. Pero solo un nombre se le pasó por la cabeza. Solo alguien, quién se había excusado para faltar. Johann vera.

Daniela pudo escuchar las patrullas llegando a la casa, por lo que decidió salir de ahí y alejarse un poco de la zona.

Una llamada

Dos llamadas

Cuatro llamadas

A la quinta, por fin le habían contestado.

- ¡si tú la tienes hijo de puta te juro que te mato! - habló al teléfono, apretando el aparato con fuerza en su mano.

- ay, Danielita.. no sé de qué me hablas. ¡ah! ¡claro! ¿hablas de tu novia? Dime, ¿donde prefieres el disparo? ¿en la cabeza.. - escuchó gritos de fondo, algo desgastados. - o en el estómago? - los gritos se escuchaban más fuerte.

- sueltala- Daniela comenzaba a llorar. - sueltala, por favor.

- ¡Claro! No hay problema.. solo tienes que venir a buscarla.

- ¿dónde estás?

- tú sabes perfectamente donde estoy, Daniela. No te demores, mira que me aburro y me dan ganas de jugar al tiro al blanco. - unos nuevos gritos se oyeron antes de que Johann colgara la llamada.

Daniela estaba furiosa. Se dirigió a su auto rápidamente y sin importarle nada, comenzó a andar a gran velocidad.

Unas calles muy alejadas de Bogotá, una pequeña cabaña, alejada de todo a su alrededor. Prácticamente era imposible descubrirla. Allí se encontraba Johann sentado sobre una silla de madera. Frente a ella tenía a María José atada a una estructura de la caballa. La chica estaba atada de manos y pies. Con una cinta en la boca, moretones en ojos, brazos y piernas. Algunas manchas de sangre en su ropa y en el suelo al rededor. Sus ojos prácticamente no se podían abrir.

El pelinegro sonreía por la imagen que tenía delante. Estaba orgulloso de lo que había hecho. Y estaba orgulloso de las cosas que haría cuando llegara Daniela. Pero una nueva idea se cruzaba por su mente, excitandose al imaginar la situación.

Daniela frente a ellos, sin poder acercarse. Y Johann violando a María José frente a la vista de ella. Sin que pudiera hacer nada al respecto...

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Me vuelvo me vuelvo loco

Me vuelvo me vuelvo loco
Me vuelvo me vuelvo loco... 🎶

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