15. Nunca lo pediste.

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NOEY.

—Muy bien, Ice, esta es la última por revisar —le dije con una sonrisa a la chica—. ¿Ves? te dije que con mi ayuda iba a ir todo más rápido .

Suspiró, —Te lo agradezco, en serio, no sé que sería de mí a estas horas.

—Te dije que Irin era algo difícil. Pero —le entregué el último sobre—. Tú podrás con ella.

Sonrió. Tenía una muy linda sonrisa, una sonrisa contagiosa, una sonrisa juvenil. Ice era una chica agradable, y que estaba encantada de conocer; pero cuando llegaba la noche, y me acostaba en mi cama, me ponía a pensar que sentía por ella y por Irin.

Ice daba tranquilidad, era una chica que no se andaba con juegos y simpática, mientras que Irin era todo lo contrario; era terca, y sin una pizca de amabilidad y si lo era, es porque quería algo.

—¿En qué piensas? —preguntó Ice.

—En la vida —alcé las cejas—. En eso y en que... te quiero invitar a una cita, ya te invité a varias, pero esta será en otra locación.

—Mientras no sea a ese restaurante donde el camarero nos dio el número a las dos por un trio —reí con fuerza y Ice me siguió—. Pues todo bien.

—Créeme que no, no es ese restaurante.

—Vale, entonces te acepto la invitación.

Ice sonreía, pero no era la sonrisa que yo quería ver cuando la invitara a salir, o llegar en la madrugada después de un día de diversión. O acostarnos a ver el cielo y contar las estrellas, pero la chica que yo quería para todo eso; no me quería más que para un juego.

—Yo creo que deberías irte, puedo terminar con esto yo sola —señaló algunos papeles.

—Oh, no, yo...

—Ya la escuchaste —Irin apareció de la nada—. Puedes irte.

Tomé aire, —Sí, lo sé, pero yo me quiero quedar a ayudarla. Le dejaste demasiado trabajo, Irin.

—¿Y? para eso se le paga, ¿no? —la miré mal y esta solo se encogió de hombros—. Aprende a que así es, Noey. No quieras ser la super héroe de todos.

Ice hizo el intento de sonreír, pero no fue así, porque se vio la mueca de tristeza que lanzó. A ella no le agradaba como hablaba Irin, y yo no iba a permitir que siguiera ocurriendo.

—Regreso en un momento, Ice. Tengo cosas que hablar con tu jefa. Pero no te vayas, quiero llevarte a casa —esta asintió.

Tomé a Irin por el brazo y la lleve a una de las oficinas, cerré la puerta y la encaré.

—¿Es en serio? ¿Qué tramas? —abrí mis brazos, buscando una explicación.

—Ya sé que te gusta mi secretaria, pero ¿ayudarla hasta esta hora? —bufó—. Que cojones, Natnicha.

—¿Bueno, pero a ti que te importa? no debes preocuparte por lo que yo haga o deje de hacer.

—Es que no me importa —destiló con veneno—. Pero algo de vergüenza debes tener. ¿Hacer todo esto por llevártela a la cama?

—Esto no se trata de querer llevármela a la cama; eso es lo único que ronda por tu cabeza. Pero no. Esto es más, quiero algo estable, quiero poder tomar mi celular y estar segura de que podré llamar a alguien que me saludará con emoción y no como un témpano de hielo, porque eso eres tú —señalé—. Una mujer que se cree la toda poderosa, que cree que puede hacer y deshacer las veces que le dé la gana, pero no es así, date cuenta.

—No dejaré que estés con ella, no la quieres.

—El amor no surge de la noche a la mañana. Ice me gusta, me parece atractiva, y sé que sí me lo propongo puedo llegar a más con ella —enterré mi labio inferior entre mis dientes—. ¡No quiero más esto, no quiero jugar más, no quiero, Irin!

—¡Pues intentémoslo!

—¿Esto? ¿Tú y yo? —negué—. No, no quiero.

—¿Por qué? te estoy ofreciendo intentarlo.

La juzgué, —¿Sabes por qué lo haces? porque me perdiste, porque ya que no me tienes, te jode verme con alguien más, porque te molesta la sola idea de que puedo pertenecerle a otra persona. No me pides esto porque me quieres, ¡Me lo pides porque he dejado de pertenecerte! así de grande es tu maldito ego y orgullo.

—Noey —llamó—. No puedes terminarlo todo así.

—No si que puedo —declaré, mirándola en todo momento con seriedad—. Lo hice antes y lo hago ahora.

Y me dio miedo la pizca de debilidad que vi en sus ojos, el como actuó, el como titubeó. Me dio miedo no ver a la misma Irin segura de sí misma, que me gritaba en la cara que no éramos nada; ahora estaba ahí. Siendo débil, mostrándose débil.

—Sé que estás enojada, pero se te va a pasar —dio un paso hacia mí y yo lo retrocedí.

—¡No te imaginas las de veces que quise invitarte a salir! —por alguna razón, mis ojos se llenaron de lágrimas sin derramar. Apreté los dientes—. No te imaginas la de veces que en serio quise decirte que nos divirtiéramos, que saliéramos, que nos convirtiéramos en una pareja de locas que no saben lo que quieren pero están seguras de que se quieren una a la otra.

—Nunca lo pediste.

—Nunca me lo hubieras dado.

—No hiciste el intento.

—Tócate el corazón —pedí—. Y di la verdad. Ni siquiera te hubieras tomado el tiempo de decirme: "Es por esto que no quiero nada serio...", tu manera más fácil hubiese sido gritarme y decirme que no pasará, que sólo es sexo.

—¿Y por eso te vas? te estoy ofreciendo...

—¡No me importa lo que me ofrescas, porque lo nuestro se terminó desde que yo deje llevarme por ti. Y no te echo la culpa porque sé que no la tienes toda. Yo fui consciente en todo momento, y lamento haberlo aceptado.

—¿Y si te quiero?

La miré fijamente a los ojos, —No lo haces.

—No lo sabes.

—Las personas como tú no quieren. Están rotas, sólo quieren para aumentar su ego, nada más, hacen creer que darían la vida por esa persona, y resulta que en cuanto pueden te dejan peleando a solas con tus demonios —un nudo se me formó en la garganta—. No eres lo que necesito.

Y por primera vez, vi una lágrima correr por la mejilla de Irin. Me giré y salí cerrando detrás de mí. Ice ya estaba lista así que simplemente la conduje hasta mi coche y me fui de ahí.

Mis palabras habían sido duras, pero ¿tendrán algo de verdad?

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MARATON 3/4

CINCO MINUTOS ANTES DE ENAMORARNOS ♡||FREENBECKY||♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora