CINCO MINUTOS ANTES DE ENAMORARNOS ♡||FREENBECKY||♡

19. Había dejado de ser la Becky que yo conocí.

—Becky, estás hermosa —elogió el muy idiota.

—Gracias, Non —Becky le sonrió, busqué el rastro de sonrisa falsa, pero nada.

—¿Y que tal va todo? te veo aburrida, ¿no te divierte estar con Freen? —hizo el intento de burlarse de mí.

—No, no nos gusta divertirnos de esta forma.

Becky me miró mal. Era lo que se ganaba por estar hablando con ese pelele.

—Te estuve buscando desesperado...

—Ni que fuera Nemo —otra mala mirada departe de Becky.

—Sí, estaba aquí. Te vi entrar, pero como eres el encargado no quise sacarte de tu tiempo; no sé si es reducido —le dijo con voz tierna.

—Igual que su amigo, no, espera, eso es demasiado —solté, humorista.

Becky respiró profundo.

—¿Qué amigo? —inquirió Non—. Si tienes algo que decirme, aquí está mi cara, no hables murmurando. Me caes mal, Sarocha.

—Oh, mira tú, te caigo mal. ¿Me pagan por qué me importe? —se quedó callado. Becky tenía una muy mala cara—. Exacto, ahí está tu respuesta.

—Me olvidaré de ti. ¿Becky?

—Sí, Non...

—¿Me aceptarías un baile? ya va a comenzar y me gustaría que todo el mundo viera lo hermosa que está la chica con la que bailo —sonrió de oreja a oreja.

—Me encantaría. Pero adelántate, déjame y le digo algo a Freen.

—Como órdenes, te espero, Beck —y se fue.

Becky giro hacia mí, con la cara roja como tomate. Sus pupilas sumamente dilatas y la respiración acelerada. Estaba furiosa.

—Eres una idiota.

—¿Yo idiota? si hubieras querido darme celos, hubiese sido con algo mejor, ¿pero con eso?

—¿Sabes? creo que tengo perdida de memoria, porque no sé en que maldito momento pedí tu maldita puta opinión, Sarocha —me gritó en un susurro para que la gente no mirara hacia aquí—. Yo contigo no tengo nada, creí que éramos amigas. No tengo porqué querer darte celos.

—Y somos amigas; y porque somos amigas quiero evitar que caigas en las garras del idiota ese.

—Déjame en paz, yo caigo en lo que quiero y cuantas veces quiero, pero jamás volveré a caer en ti. Grábatelo.

Y se giró, se fue dejándome con los labios entreabiertos y la cara hecha un poema. Estoy tratando con todas mis malditas fuerzas de no ir detrás de ella y acabarle el juego con ese idiota, pero no. No vale la pena

—¿Mala noche? —mi cabeza voló a una chica la cual tenía un gesto socarrón.

—Algo —me tomé un tragó y no tardé en pedir otro—. Que raro que no estás buscando pareja para bailar, aquí todos lo están haciendo.

Lux se sentó en el mismo lugar que había estado Becky antes. Esta se notaba más suelta conmigo, incluso, sonreía con sus labios unidos.

—No me gusta bailar —suspiré—. Claro, de vez en cuando hago excepciones.

—¿Con personas como yo?

—Sí, con personas como tú —dijo, directa—. ¿Era tu novia la que estaba aquí?

—No tengo novia.

—Se veía como si lo fuera, eso hasta que te gritó.

—¿Escuchaste?