17. Respeta el Flow.

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BECKY.

La aparición de mi madre me tomó por sorpresa, la realidad es que no esperaba que ella viniera a esta hora y si lo hizo fue porque no le tomé la llamada en todo el día.

Freen se encogió en su lugar, ninguna quería tener problemas con mi madre, y bien sabe Freen que no es muy de su más sano agrado.

—Mamá, no armes todo un show, por favor.

—¿Que no arme un Show, Rebecca? estás aquí con esta...

—Cuidado con lo que va a decir, Señora —intervino Freen—. No me ofenda, porque si lo hace me veré en la obligación de utilizar las mismas armas con usted.

Algo que apreciaba -y al mismo tiempo me causaba conflicto- de Freen, era que no se quedaba callada. Por nada ni por nadie.

—Oh, pero miren a esta, no sea igualada —refutó mi madre.

—Paren las dos —me metí—. Basta. Mamá, Freen sólo me acompañó, es mi amiga, tiene derecho.

—¿Eres amiga de esta?

—Sí, señora, no siempre va a elegir a los amigos de su hija. Por Dios, no vive en mil ochocientos treinta y dos, madure —discutió Freen.

—¿Me estás llamando vieja, niña malcriada?

—Le digo la verdad, si usted la tomó y todavía se dice vieja a sí misma, corre por su cuenta, desagrado de persona.

—Freen, basta.

—Oh, sí, entonces yo tengo mucho que decir de ti.

—¿Ya, es que... paren! —grité, echándome el pelo hacia atrás—. Parecen dos niñas discutiendo —me giré hacia mi madre—. En primer lugar: no tengo porque siempre darte explicaciones de mis amigas. Por eso es lo que somos Freen y yo, amigas —recalqué.

—¿Vio? ahí la tiene —me giré hacia Freen ahora—. ¿Y yo que hice?

—Rebajarte al nivel de mi madre, eso hiciste. Tú no eres así, sabes como son las cosas, Sarocha —la miré con reproche.

—Porque sé como son las cosas, no me le puedo quedar callada, es que mírala, me sonrié con victoria.

—Es mejor que te vayas.

—Ya escuchaste a mi hija... —censuré con la mirada a mi madre—. Ya me calló.

—Gracias. Ahora, Freen, vete.

—Está bien. Me voy, pero porque tú me lo pides no porque tu madre me lo ordena —aseguró.

—Sí, sí —artículo mi madre.

Cuando Freen se subió a su coche y se fue, yo entré con mi madre gritándome en el oído.

—¡No lo entiendo, Becky. Te dije que no la quería cerca tuyo!

—¡Es mi amiga, mamá! —le grité de vuelta.

—No, esa lesbiana no es tu amiga... esa gente son malas, son gente peligrosa, es una enfermedad.

—¡Basta, no los insultes, porque yo...! —me paré en seco, dándome cuenta de lo que iba a salir por mi boca.

—¿Por qué tu qué, Rebecca Armstrong?

—Porque yo no estoy de acuerdo con lo que tú dices, mamá —me aclaré la garganta—. Eso.

—Yo espero que no me salgas con una burrada, Becky. Porque instantáneamente te borro del mapa como mi hija. Te lo juro, Rebecca —y con eso último, salió de mi casa.

Me dejé caer en el mueble, agotada.

No sabía como manejar mis sentimientos, era una ola la cual no podía surfear, ya no sabía que hacer, no sabía como gesticular la situación. Todo se estaba saliendo de mis manos.

CINCO MINUTOS ANTES DE ENAMORARNOS ♡||FREENBECKY||♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora