24. No éramos la una para la otra.

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NOEY.

—No sabes el favor que me estás haciendo, cuando Heng me dijo de salir hoy para arreglar unos papeles de Billy, no supe con quien dejarlo, pero sé que tú vas a saber cuidarlo bien, eres en la única que confío Noey.

No pude decirle que no, y no, no era para ganar puntos con ella, era porque aunque todavía no éramos pareja -faltaba mucho para eso- quería conocer un poco más al niño, me cayó muy bien y al final me terminó agradando.

Corrio hasta la cocina y volvió con varias cosas totalmente desconocidas para mí.

—Esto es lo que él usa, suele hacerlo cuando está aburrido.

—¿Y qué es?

—Oh, es un juguete, nada más. Por cierto, la leche se la toma en vaso, no le gusta que sea blanca, tiene que ser con chocolate —asentí, prestando atención a sus indicaciones—. Por cierto, se duerme a las nueve y media de la noche, ni una hora más, Noey, y si se duerme antes puedes estar segura de que se despertará a las una de la madrugada buscando comida...

—¿Y le tengo que dar?

—No, no le des comida, porque si le das comida se pone imperativo y yo no vengo tan tarde, así que tranquila, a él no suele darle hambre a esa hora, sólo la pide por pedirla —se movió por todo el lugar buscando no sé qué—. Por lo que más quieras, aléjalo de todo lo peligroso. Y gracias por esto. La niñera tenía una reunión con su familia hoy y tú has sido mi única salvación.

—No te preocupes, lo haré bien —quiero creer que sí.

—Bien. Sus caricaturas favoritas con Aventure Time, y por supuesto Frozen, le gustan mucho esas dos, y Buscando a Nemo. Si quieres tranquilizarlo ponle esas tres.


—Bien, no puede ser tan difícil —sonreí—. Ya te puedes ir. Tendré todo bajo control.

Ice caminó hacia la puerta con seguridad. Me dio un beso en la mejilla antes de irse, yo cerré la puerta y me apoyé de esta. Hoy sería niñera y no sabía como asimilar, siempre me alejé de los niños y hoy me ofrecía a cuidar uno.

—Bien, lo harás bien Noey, no puede ser tan difícil cuidar a un niño.

Subí las escaleras a paso rápido hasta que llegué a la parte de arriba. Cuando abrí la puerta, ahí estaba un Billy muy tranquilo, jugando con alguno de sus tantos juguetes. Su habitación estaba decorada con muchas cosas, habían estantería llena de juguetes, las paredes estaban pintadas de amarillo y blanco. Todo estaba muy ordenado.

—Hola, Billy —el niño despegó la vista de sus juguetes y me volteó a mirar.

—Ho-hola —me estiró uno de sus muchos juguetes—. ¿Qui-quieres jugar?

Titubeé pero al final dije que sí, me acerqué a este y me senté apoyando mi espalda de la cama. Este me terminó entregando ese juguete. Su mirada no era triste, pero había algo que no me terminaba de convencer, como si no todo estuvira bien.

—¿Tú tienes amigos? —esas no son cosas para preguntar.

Me miró callado por unos segundos.

—No. Es que los niños suelen burlarse de mí porque no tengo papá —y mi corazón se rompió cuando lo escuché mencionar esas palabras. Abrí y cerré la boca—. Entonces... no me gusta eso, porque yo... yo... lloro, muchas veces.

—¿Tu mami sabe de eso?

Asintió, —Sip, pe-pero no me gusta que se pon-ponga triste o se enoje. ¿Tú tienes papá?

CINCO MINUTOS ANTES DE ENAMORARNOS ♡||FREENBECKY||♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora