Creo que somos amigos

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Los siguientes días de entrenamiento pasaron en una mezcla de ansiedad y anticipación. Aunque mi enfoque principal era mejorar mis habilidades en el vóley, no podía evitar seguir observando a Laia de reojo. En los momentos de descanso, durante las charlas del entrenador, o mientras esperábamos nuestro turno para entrar a la cancha, mis ojos encontraban inevitablemente a la talentosa libero.

Un día, después de una intensa sesión de entrenamiento, me decidí a intentar nuevamente entablar una conversación más significativa con Laia. Mientras caminábamos hacia los vestuarios, me acerqué a ella.

- Hey, Laia, ¿Qué tal si después del entrenamiento tomamos algo? - propuse con una sonrisa, intentando parecer despreocupado.

Laia me miró con sorpresa, pero después de un momento, asintió.

- Está bien, podría ser interesante. Pero solo si es algo rápido, tengo que estudiar para una prueba de física.

Acepté encantado y, aunque la cita fue breve, logramos hablar de cosas más allá del vóley. Descubrí que compartíamos algunos gustos en libros y películas, y eso abrió la puerta a una conexión más allá de la cancha.

En una de las prácticas más intensas, Leila finalmente mencionó algo que me tomó por sorpresa.

- Sabes, Noon, he notado que también estamos juntos en la clase de matemáticas.

Mis mejillas se sonrojaron un poco ante su observación, pero asentí con una sonrisa.

- Sí, somos compañeros de clase. ¿Lo notaste recientemente?

Laia rio suavemente.

- Bueno, no soy muy observadora en clase. Pero ahora que lo sé, si alguna vez necesitas ayuda con matemáticas, no dudes en preguntarme.

Esa oferta no solo me alivió sino que también fortaleció nuestra conexión así que acepté su oferta y, en poco tiempo, nos encontramos inmersos en una discusión apasionante sobre ecuaciones y funciones. Descubrí que Laia no solo era hábil en el vóley, sino también una estudiante destacada. Su paciencia y habilidad para explicar conceptos complejos me impresionaron, y agradecí sinceramente su ayuda. A partir de ese momento, nuestros encuentros después del entrenamiento se volvieron más frecuentes.

Mientras tanto, no podía ignorar la atracción que sentía por ella. Cada vez que la observaba en la cancha, su gracia y habilidad continuaban cautivándome. Sin embargo, mi enfoque estaba cambiando. En lugar de sentir celos, estaba aprendiendo a admirarla y a buscar formas de mejorar gracias a su influencia.

Con el tiempo, Laia dejó de ser solo la estrella del equipo femenino para convertirse en una amiga. La competencia inicial y los celos se desvanecieron, y en su lugar floreció una conexión genuina y amistosa. Ambos seguimos esforzándonos en el vóley, pero ahora, cada vez que enfrentábamos un desafío en la cancha, lo hacíamos como compañeros, más allá de cualquier comparación o rivalidad.

A medida que avanzábamos en los entrenamientos, mi relación con Laia se volvía más estrecha. Los encuentros después del vóley se convirtieron en una rutina reconfortante, compartiendo risas, anécdotas y, por supuesto, más conversaciones sobre matemáticas, donde ella se convertía en mi tutora informal.

Durante las prácticas, no podía evitar concentrarme en Laia. Sus movimientos gráciles y su habilidad para anticipar cada jugada me tenían hipnotizado. Me convertí en un observador apasionado, analizando cada uno de sus movimientos, intentando aprender de ella. La admiración que sentía por su destreza en el vóley se combinaba con la conexión que habíamos construido fuera de la cancha.

En una tarde particularmente intensa de entrenamiento, después de un emocionante partido de práctica, me encontré sentado junto a Walker en las gradas, observando a Laia mientras hablaba con sus compañeras de equipo.

- Brady, nunca te vi tan concentrado en el juego antes. ¿Te gusta más el vóley de lo que admites? - preguntó Walker, notando mi expresión absorta.

Sonreí, sabiendo que no podía ocultar mi creciente fascinación por el vóley y, especialmente, por Laia.

- Es increíble, Walker. Cada vez que está en la cancha, me asombra. Es como si leyera cada movimiento antes de que suceda. - admití, sin poder ocultar la admiración en mi voz.

Walker rio y me golpeó suavemente en el hombro.

- Amigo, creo que te estás enamorando del vóley, y no me sorprendería si la fuente de esa fascinación lleva el nombre de Laia Jones.

Mis mejillas se ruborizaron ante su comentario, pero asentí, reconociendo silenciosamente la verdad en sus palabras.

Los días seguían su curso, y llegamos a la última semana de entrenamientos conjuntos entre los equipos masculino y femenino. La tensión en el aire era palpable mientras nos preparamos para las regionales. Las prácticas intensivas, combinadas con la camaradería que se había desarrollado entre ambos equipos, nos dejaron con un sentido de unidad y propósito.

En una de las últimas prácticas, después de un agotador partido, Leila se acercó mientras estábamos recogiendo nuestras cosas.

- Noon, ¿te gustaría practicar un poco más después de esto? - preguntó, ofreciéndome una sonrisa amigable.

Asentí emocionado, y juntos nos quedamos en la cancha, practicando algunos movimientos y compartiendo risas. Mientras jugábamos, me di cuenta de cuánto había cambiado mi perspectiva. La envidia inicial se había transformado en respeto y admiración genuinos por Laia, no solo como jugadora sino como persona.

- Sabes, Noon, creo que hemos mejorado mucho juntos. - dijo Laia con una sonrisa mientras recogíamos las pelotas al final de nuestra práctica adicional.

- Definitivamente. Gracias, Laia. Has hecho que estas semanas de entrenamiento sean inolvidables. - le respondí sinceramente.

Nos despedimos con la promesa de seguir apoyándonos mutuamente en las próximas competiciones. Caminé hacia las gradas donde Walker me esperaba, y mientras observaba a Leila unirse a su equipo para el último ejercicio del día, me di cuenta de que mi corazón latía con emoción y anticipación.

La última semana de entrenamientos llegó a su fin, dejándonos preparados y ansiosos para las regionales. Las experiencias compartidas con Laia y todo el equipo dejaron una marca indeleble en mí, cambiando mi perspectiva no solo en el vóley sino también en la vida misma. Estaba listo para enfrentar los desafíos que se avecinaban, sabiendo que, independientemente del resultado, había ganado algo más valioso que cualquier trofeo: una amistad genuina y la superación de mis propios prejuicios y envidias.

𝙏𝙝𝙖𝙩 𝙇𝙞𝙗𝙚𝙧𝙤 - 𝘽𝙧𝙖𝙙𝙮 𝙉𝙤𝙤𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora