Las regionales

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Hoy son las regionales, estoy supremamente nervioso pero el nerviosismo es mental. Estamos en la escuela esperando que el autobús llegue por nosotros, tanto el equipo masculino como el femenino. Son las 4:00 Am y todos tenemos cara de muertos pero ¿Laia? Laia se ve 3 veces mas muerta que todos por alguna extraña razón, así que decidí ir a sentarme al lado de ella.

-¿Por que estas verde Laia?¿No dormiste?

- Son las 4:00 Am y esas son las primeras palabras que me quieres dirigir? - Agrego ella con una mirada violenta que hasta temí por mi vida

- Perdón, de igual forma ¿Estas bien?

- Si, son los nervios supongo. Generalmente no puedo dormir cuando estoy nerviosa

- Todo va a estar bien Laia, te va a ir genial. - Agregue yo mientras le tomaba la mano.

Laia miraba mi mano con una mirada seca pero nerviosa, como si estuviera viendo su peor pesadilla y algo sorprendente al mismo tiempo y a pesar de que siguiera oscuro logre captar el terror cuando sus ojos se encontraron con los míos así que solté su mano automáticamente.

 - Asi queee, ¿te gustaria un chocolate? - le pregunte a Laia mientras buscaba uno en mi maleta

- No, gracias. No me gustan mucho pero igual gracias. 

- ¿NO TE GUSTA EL CHOCOLATE? Impresionante Laia y el maní ¿te gusta?

- Eso si te lo recibo Noon.

El autobús nos llevó finalmente a las canchas donde se llevarían a cabo las regionales. A medida que avanzábamos, la ansiedad crecía en el aire, pero también la emoción por la competencia. Todos teníamos nuestras miradas puestas en las próximas batallas en la cancha.

Los chicos iniciamos nuestros partidos y, para mi sorpresa, ganamos cada uno de ellos con una actuación impresionante. En el último partido, estábamos contra un equipo formidable, pero la sincronización y el esfuerzo del equipo masculino nos llevaron a la victoria. El último punto fue una remontada asombrosa, con un bloqueo perfecto que aseguró nuestra clasificación para las nacionales. La celebración fue efusiva, y el orgullo de ser parte de este equipo vibraba en el aire.

Terminamos antes de lo esperado, así que decidimos ir a apoyar al equipo femenino en su final. El juego estaba reñido, y las chicas luchaban con pasión en la cancha. Me encontraba observando cada movimiento de Laia mientras defendía con habilidad y gracia. A pesar de la tensión, el equipo femenino logró llegar a un punto crucial, y en la última jugada, Laia recibió el balón con una precisión asombrosa.

Sin embargo, la alegría se volvió agridulce cuando, al intentar realizar el último movimiento para el levantamiento, el pie de Laia se dobló en el suelo resbaladizo. Un gemido de dolor escapó de sus labios, y mi corazón se aceleró al verla en el suelo. No podía apartar la mirada mientras el equipo rival lanzaba el balón hacia su lado.

Laia, a pesar del dolor, se esforzó por levantarse, pero la gravedad de la situación se reflejó en sus ojos. Justo cuando parecía que todo estaba perdido, el equipo femenino hizo un levantamiento perfecto, y con un último esfuerzo, lograron anotar el punto final.

Las lágrimas de Laia no podían distinguirse entre la alegría de la victoria y el dolor de su lesión. Rápidamente, el personal médico la rodeó mientras la multitud aplaudía. Fui hacia ella, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación.

- Laia, ¿estás bien? - pregunté, sintiendo el nudo en mi garganta.

Ella asintió con una sonrisa dolorosa.

- Solo es un esguince, nada grave. Estoy bien.

A pesar de sus palabras, sus lágrimas contaban una historia diferente. Laia fue llevada fuera de la cancha para recibir atención médica, y mi mente estaba llena de preocupación mientras esperaba noticias sobre su estado.

La noticia de que solo era un esguince grado 2 trajo alivio, pero verla llorar de esa manera me hizo darme cuenta de cuánto significaba este deporte para ella. Nos clasificamos para las nacionales, pero la alegría estaba eclipsada por la preocupación por Laia. La victoria había venido a un costo, y mientras celebrábamos, no pude evitar sentir una mezcla de emociones que solo el vóley y Laia podían provocar en mí.

Después de la competencia, acompañé a Laia fuera de la cancha. Ella apoyaba con cuidado su peso en su pie lesionado, y noté que no tenía muletas.

- Laia, ¿necesitas algo para caminar? - le pregunté con preocupación.

Ella sonrió débilmente.

- No tengo muletas, pero supongo que puedo manejarlo. No quiero molestar a nadie.

Sin dudar, le ofrecí mi brazo.

- No hay problema, Laia. Estaré encantado de ayudarte.

Laia aceptó mi oferta, y juntos caminamos hacia el autobús. La preocupación persistía en sus ojos, pero traté de infundirle ánimo con mi compañía.

Al llegar a la escuela, Laia y yo nos dirigimos hacia la enfermería para asegurarnos de que recibiera la atención adecuada. No teníamos muletas, así que le ofrecí mi brazo como apoyo mientras caminábamos. Su rostro mostraba dolor con cada paso, y su silencio pesaba en el aire.

En la enfermería, el personal médico revisó su pie y le proporcionó las instrucciones necesarias para su recuperación. Laia se sentó, mirando el vendaje con expresión pensativa. Me quedé a su lado, sintiendo una urgencia creciente de expresar lo que estaba en mi corazón.

Después de que el personal médico se fue, me acerqué a Laia con cuidado.

- Laia, ¿estás bien? - pregunté, preocupación reflejada en mi voz.

Ella asintió, pero no pude dejar de notar la vulnerabilidad en sus ojos.

- Solo es un esguince, Noon. No te preocupes demasiado.

Mis labios querían decir algo más, pero me contuve. Acompañé a Laia fuera de la enfermería, y mientras caminábamos por los pasillos vacíos de la escuela, decidí romper el silencio.

- Laia, necesitas apoyarte más en mi brazo. No quiero que te lastimes más.

Ella asintió y ajustó su posición, aferrándose a mi brazo de manera más firme. Caminamos juntos hacia el vestíbulo, donde Connor nos estaba esperando.

Connor notó de inmediato la situación y nos miró con preocupación.

- ¿Qué pasó? ¿Laia está bien? - preguntó.

Laia, sin levantar la mirada, respondió: "Solo un esguince. Nada grave."

Connor me miró, leyendo la preocupación en mi rostro. Después de que Laia se sentó en un banco, Connor me llevó a un lado.

- Brady, ¿Qué está pasando?

Le expliqué la situación, desde el último partido hasta el incidente en la cancha y la lesión de Laia. Connor asintió con comprensión, pero luego me miró con una expresión curiosa.

- Bueno, parece que la situación ha dejado claro algo que has estado evitando admitir. Brady Noon, ¿estás enamorado?

Me sonrojé ante la pregunta directa de Connor, pero finalmente asentí.

- Sí, creo que lo estoy.

Connor sonrió y me dio una palmada en el hombro.

- No hay nada de malo en eso, hermano. Es un buen paso. Ahora, ve y asegúrate de que Laia esté bien.

Caminé hacia Laia, quien estaba todavia sentada en el banco .

- ¿Necesitas algo más? - pregunté, preocupado.

Ella negó con la cabeza, pero sus ojos reflejaban una mezcla de emociones.

- Gracias, Brady. Por todo.

La miré con determinación.

- Laia, quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, en las buenas y en las malas.

Ella me sonrió, agradecida, y por un momento, olvidamos el mundo a nuestro alrededor mientras nos apoyábamos el uno en el otro, listos para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

𝙏𝙝𝙖𝙩 𝙇𝙞𝙗𝙚𝙧𝙤 - 𝘽𝙧𝙖𝙙𝙮 𝙉𝙤𝙤𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora