Bonus - Universidad

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Laia's version

Mi primer semestre en la universidad fue un torbellino de emociones y nuevos desafíos. Sin embargo, en medio del caos, mi relación con Brady se mantenía como un faro de estabilidad y alegría. Había pasado un año desde el pequeño problemita en el baile de invierno, pero comparado con este nuevo invierno, todo estaba saliendo perfecto.

Hoy, Brady venía a visitarme para una tarde llena de películas, café y patinaje en la pista de hielo. Estaba emocionada de tenerlo conmigo durante unos días.

— Pareces un pollito envuelto, amor —le dije a Brady mientras se acercaba, completamente cubierto por frío.

— Siempre encuentras alguna forma de burlarte de mí.

— Te extrañé.

— Yo también, Jones —respondió Brady mientras me cargaba en sus brazos.

Nuestro intento de construir casas de jengibre fue un completo fracaso, pero nos reímos tanto que la fallida actividad se convirtió en un bonito recuerdo.

Nuestro intento de construir casas de jengibre fue un completo fracaso, pero nos reímos tanto que la fallida actividad se convirtió en un bonito recuerdo

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— ¿Qué vemos ahora, fresita?

— Veamos "Familia Revuelta".

— Laia, otra vez no, por favor, te lo suplico —dijo Brady haciendo pucheros.

— Entonces, ¿qué quieres ver, Noon?

— Mejor vamos a tu cuarto - Dijo Brady con una sonrisa picara

— Puerco, mejor vamos a la pista.

Brady y yo nos dirigimos llenos de alegría a la pista de hielo. Aunque él ya tenía experiencia sobre el hielo, yo, en cambio, me caí múltiples veces por perder el equilibrio. Brady me sostuvo de la mano todo el tiempo, y en un momento, ambos terminamos cayendo juntos, riéndonos como niños.

— Definitivamente, patinar no es lo mío —confesé mientras intentaba levantarme del hielo.

— Pero te ves adorable intentándolo —respondió Brady con una sonrisa.

Después de un rato de risas y tropiezos, decidimos tomar un descanso y nos sentamos en el borde de la pista. La vista del lugar iluminado por luces brillantes y la risa de los demás patinadores crearon un ambiente cálido y acogedor.

— Gracias por hacer esto, Brady. Me hacía falta una tarde así.

— Lo hago con gusto si sigues sonriendo de esa manera.

Regresamos a la pista, esta vez más cautelosos. Brady me tomó de la cintura, guiándome con cuidado mientras patinábamos juntos al ritmo de la música.

Luego de un rato, decidimos aventurarnos a patinar de la mano. Fue un momento mágico sentir el contacto de sus dedos entrelazados con los míos mientras deslizábamos por la pista. Aunque hubo algunas caídas más, ninguna de ellas empañó la diversión y la conexión que compartíamos.

Terminamos la tarde en la pista con una competencia improvisada de quién podía hacer el giro más gracioso. Las risas resonaron en el aire, y olvidamos por un momento las preocupaciones del mundo exterior.

De vuelta en casa, con las mejillas sonrojadas por el frío y el calor del chocolate caliente en nuestras manos, nos acomodamos en el sofá. La atmósfera era cómoda y relajada, pero también había una chispa juguetona en el aire.

— Esta noche ha sido increíble —dijo Brady mientras sostenía su taza.

— Sí, definitivamente. Gracias por todo, Brady.

— No hay nada que prefiera más que pasar tiempo contigo.

Nuestras miradas se encontraron, y en ese instante supe que algo diferente estaba en el aire. Brady dejó su taza en la mesa y se acercó a mí, con una expresión intensa en sus ojos.

— Laia, hay algo que quiero decirte —murmuró, su aliento rozando mi piel.

Mis latidos se aceleraron mientras anticipaba sus palabras. La tensión en el aire era palpable, y me mordí el labio inferior nerviosa.

— ¿Recuerdas nuestro primer beso? —preguntó Brady con una sonrisa traviesa.

Asentí, incapaz de apartar la mirada de sus ojos.

— Bueno, creo que podríamos hacerlo aún mejor esta vez.

Sin esperar más, Brady cerró la distancia entre nosotros y capturó mis labios en un beso apasionado. Fue diferente a todo lo que habíamos experimentado hasta ahora, más intenso y cargado de deseo. Sentí cómo sus manos exploraban mi espalda, y las mías se aferraban a su cabello.

La sala se llenó de una energía ardiente mientras nos entregábamos al calor del momento. La risa juguetona que caracterizaba nuestra relación se transformó en susurros y pequeños gemidos apasionados. Cada caricia, cada beso, era una expresión de la conexión profunda que compartíamos.

Después de un rato que pareció una eternidad, nos separamos, con la respiración agitada y las miradas aún cargadas de deseo.

— ¿Todavía prefieres la pista de hielo? —preguntó Brady con una sonrisa pícara.

— Creo que acabas de hacerme cambiar de opinión —respondí, mi voz ligeramente ronca por la emoción.

Nos abrazamos con complicidad, sabiendo que esta noche quedaría grabada en nuestra memoria como un capítulo especial en nuestra historia.

La noche continuó con risas, historias compartidas y un cálido abrazo que nos envolvió mientras disfrutábamos del calor de nuestro amor. Con cada momento, reafirmábamos la conexión única que teníamos, elevando nuestra relación a nuevas alturas de intimidad y pasión. Con Brady a mi lado, cada día se convertía en una aventura, y esta noche había sido una de las más inolvidables.

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𝙏𝙝𝙖𝙩 𝙇𝙞𝙗𝙚𝙧𝙤 - 𝘽𝙧𝙖𝙙𝙮 𝙉𝙤𝙤𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora