SOLSTICIO DE VERANO XIX

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La última semana del curso pasó. Los días anteriores hubo muy buen ambiente en la clase; todos éramos conscientes de que, cuando llegara el viernes, no volveríamos a compartir esa experiencia más. Ana nos agradeció un par de veces la atención y el esfuerzo que habíamos tenido en una época del año tan atrayente como lo era el verano. El grupo que habíamos formado durante los descansos no paraba de repetir que no perdiéramos el contacto. Y en cuanto a Jeremy, esa semana estuvo repleta de caricias ocultas cuando nadie nos veía. De vez en cuando, el rubio pegaba su rodilla a la mía en clase o aprovechaba cuando Gary le preguntaba alguna duda para apoyar su cuerpo sobre el mío, poniendo una mano en mi espalda, y cuando el de mechas blancas no le miraba, notaba cómo aspiraba con ganas mi olor, haciendo que se me erizara la piel. Durante los descansos, yo aprovechaba que los demás estaban entretenidos comprando sus bocadillos para darle caricias en el cuello o mirarnos a los ojos con complicidad. Pero el beso no se repitió. Ninguno de los dos nos atrevimos a pedirlo o a dar el paso. En ocasiones me desesperaba, pero no podía culpar a Jeremy, ya que yo tampoco lo daba. Además que él fue el que me dijo que se lo pidiera la siguiente vez y, por vergüenza u orgullo, no lo hice. Para mí todavía era raro eso de besar a otro chico, aunque los labios de ese chico me volvieran loco cada vez que posaba mis ojos en ellos.

Llegó la hora de salir de clase el viernes. Dan, Gary, Jeremy, Lisa, Lucas, Maily y yo nos encontrábamos en la entrada del edificio, sin querer ninguno ser el primero en marcharse.

—Pues lo dicho, ya que Jasper ha eliminado el grupo de mi cumpleaños, haremos uno nuevo para nosotros, así mantendremos el contacto y nos servirá para quedar.

—Sí, lo crearé cuando llegue a casa —contestó Dan.

—¡No quiero irme! —lloriqueó Maily, abrazándose a mí. Jeremy la miró con cara de pocos amigos.

—Venga, chicos, que nos podemos ver a menudo —intentó animar Gary.

—¡Mentira! —exclamó Lisa—. Pronto empezarán las clases y cada uno estará ocupado con sus cosas.

—Eso es verdad —la apoyó Lucas.

—Bueno, si de verdad tenemos ganas de vernos, sacaremos tiempo de donde podamos —dijo Jeremy, haciéndoles sonreír; sobre todo a las chicas.

—Lisa, tenemos que irnos ya o perderemos el autobús —le avisó Maily con una mueca de disgusto.

—Está bien —suspiró—. Hablamos por el grupo, chicos —sonrió, diciéndonos adiós con la mano.

—¡Os quiero! —gritó Maily, imitando a su amiga mientras se alejaban de nosotros.

—Yo también debería irme —anunció Dan, poniendo su skate en el suelo.

—Mi hermano me ha dejado el coche hoy —dijo Lucas, mirando hacia Gary—. ¿Te llevo? —le mostró las llaves, a lo que este asintió.

—Bueno, chicos, nos vemos pronto —se despidió Dan, montándose en su tabla.

—Ben —me llamó Gary—. Pásate en estos días por donde entreno con Jasper y luego nos vamos a beber algo —sonrió de lado—. Tú también, Jeremy.

—Si no trabajo, allí estaré —respondió el rubio.

—Estaremos —le guiñé un ojo y se marchó junto con Lucas, quien se despidió de nosotros con un alzamiento de cabeza—. Bueno... —miré a Jeremy mientras me balanceaba con las manos metidas en los bolsillos de mi pantalón.

—Esto es raro.

—Nada es normal entre nosotros últimamente —reí junto a él, pasando mi mano por el pelo.

SEASONS; Un Amor A Través De Las EstacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora