SOLSTICIO DE VERANO X.

132 22 5
                                    

No pude aguantar más la triste mirada que Will ejercía sobre mis ojos. Sus pestañas mojadas por el llanto, sus mejillas tan rosadas y su boca entreabierta, provocaron que un par de lágrimas empezaran a escapar de mis ojos.

—Lo siento, Will —contesté finalmente en un susurro. Conforme yo iba pronunciando esas palabras, sus ojos se iban abriendo cada vez más.

—No, no, no, no, ¡no! —gritó dejándose llevar por la rabia que sentía en ese momento.

—Will, cálmate —dijo Fred, intentando tranquilizarle poniendo sus manos sobre sus hombros.

—¡No quiero! —apartó bruscamente las manos de su padre.

—Will, cariño... —intentó decir mi tía, pero la interrumpí haciéndole un gesto con mi mano en señal de que esperase.

—Colega, escúchame —agarré una mano de mi primo, a lo que él me miró—. Sé mejor que nadie cómo te sientes, pero compórtate como un jugador profesional —Will me miró extrañado, parando de llorar—. ¿Quieres volver a tu equipo? —asintió—. ¿Quieres volver a marcar puntos con Cody? —volvió a asentir—. Pues actúa como un verdadero Flames y haz todo lo posible por recuperarte. Y si por cualquier cosa no pudieras volver a jugar al hockey, tendrás que hacer todo lo posible para apoyar a tu equipo. Apoyar a Cody —sonreí mientras me miraba pensativo.

—Está bien, lo haré —murmuró aún no muy convencido, después de inhalar con fuerza aire por su pequeña y pecosa nariz. Me abrazó durante unos segundos en los que aguanté llorar y se separó para agarrarle la mano a su padre.

Después de eso, Will se fue hasta su cama y todo volvió a la tranquilidad. Me despedí de él y de mis tíos y, junto con mi madre, volví a casa. Nada más llegar, quise darme una ducha y, justo cuando me dirigía al baño, mi madre me llamó.

—Hijo...

—Dime —contesté al girarme hacia ella.

—Sé que para ti todo lo de Will y el hockey ha sido duro por lo que te pasó, pero quiero que sepas que lo has hecho muy bien hablando con él —me acarició con cariño la mejilla derecha.

—Gracias —sonreí y acaricié la mano que tenía puesta en mi mejilla—. Voy a darme una ducha —anuncié tratando de sonar animado, a lo que mi madre asintió.

Terminé de ducharme y, aún estando en calzoncillos en mi habitación, recibí un mensaje. Me senté en la cama, me estiré para coger mi móvil de la mesita de noche y miré quién era el remitente.

Jeremy: ¡Hola! ¿Cómo ha ido todo hoy? Espero que tú estés mejor también. En el entrenamiento le han dicho a los niños lo ocurrido con Will, y ahora mi hermano no para de preguntarme por él e insiste en ir a verle.

Sonreí al imaginarme al pobre Cody desesperado por ver a su amigo, y también debido a la preocupación que el rubiales tenía conmigo.

Ben: Will está bien, sólo que puede que no vuelva a jugar al hockey por temor a las caídas y golpes. No le digas nada a Cody sobre esto. Este fin de semana podéis venir, y ya que le cuente Will todo lo que quiera.

Jeremy: Me alegro de que esté bien. Es una putada lo del hockey, pero bueno, espero que al final pueda regresar. Le acabo de decir a Cody lo del fin de semana y le parece bien. Por cierto, a mí también me parece bien.

Ben: Lo siento, daba por hecho que querrías venir.

Jeremy: Es broma, idiota. Tú también estarás, ¿no?

Ben: Pues claro...

Jeremy: Entonces hacías bien en asumir que yo también quería ir.

Por un momento no supe qué contestar. Me puse tan nervioso que tan solo pensé en darle las buenas noches.

SEASONS; Un Amor A Través De Las EstacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora