SOLSTICIO DE INVIERNO II

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"¿Jeremy?"

Mi corazón empezó a latir con fuerza al ser consciente de que al otro lado del teléfono estaba él. Era la primera vez en un año que lo sentía tan cerca. Me entraron ganas de arrebatarle el móvil a Abbie de sus manos cuando esta lo cogió.

—Hola, cariño —saludó a su hijo—. Muy bien, ya hemos sacado la ropa y todas las cosas. Es como si nunca nos hubiéramos ido —me sonrió al decir eso último—. Y tú, ¿cómo estás? —guardó silencio unos segundos—. Oh, sí, acabamos de cenar —se calló de nuevo—. Sí, un poco tarde. Ben trajo a Cody del entrenamiento y le invité a que se quedara y ya sabes, entre charla y charla...

Me puse nervioso al pensar que Jeremy sabría que estaba allí.

—Sí —me miró algo preocupada—. Bueno, pero, ¿era importante? —suspiró—. Está bien, hablamos mañana. Que te vaya bien el día, cielo —sonrió aunque su hijo no pudiera verla—. Yo también te quiero —colgó.

—¿Qué tal está? —intenté disimular mi curiosidad. Era la primera noticia que iba a recibir sobre él, ya que se encargó de que nadie me contara nada durante ese último año.

—Bien, quería decirme algo, pero mejor me llama mañana —dejó el móvil sobre la mesa. La miré decepcionado y ella me sonrió—. Ya sabes, allí es por la mañana y tendrá cosas que hacer. Querrá contármelo cuando tuviera un rato más tranquilo —intentó hacerme sentir mejor.

—Ya veo... —murmuré y sonreí falsamente—. Bueno, será mejor que me vaya —solté el trapo con el que estaba secando la vajilla sobre la encimera.

—¿Estás bien? —puso una mano en mi brazo.

—Sí, no te preocupes. Es sólo que estoy cansando —simulé una carcajada.

—Ten cuidado por el camino —contestó mientras me acompañaba hasta la puerta.

—¡Ben!¡Ben! —exclamó Cody, corriendo desde el salón.

—Me voy, campeón —revolví su pelo—. Nos vemos el lunes en el entrenamiento —me despedí de él con una sonrisa que me devolvió—. Gracias por la cena, Abbie —la miré.

—A ti por todo —me miró con algo de lástima.

Me dirigí hacia mi coche mientras Abbie y Cody se despedían con la mano hasta que llegué a él y cerraron la puerta de su hogar.

El camino de vuelta a casa fue una pesadilla. No paraba de imaginar en qué habría pensado Jeremy al saber que estaba allí, en su casa, junto a su familia. Me habría encantado que le hubiera dicho a su madre que me pasara el teléfono para hablar, pero era demasiado pedir. Anhelaba tanto su dulce voz... Hacía grandes esfuerzos para conseguir no olvidarla, pero necesitaba tanto escucharla. Nada más llegar a mi casa, me fui a la cama. No conseguí conciliar el sueño en toda la noche. Mi cabeza no paró de darle vueltas a todo el tema de Jeremy. Hacía tiempo que no pensaba tanto de nuevo, pero supuse que el haberlo tenido "tan cerca" hizo que todo volviera.

Pasé todo el fin de semana sin dormir apenas. Mis amigos me dijeron de quedar, pero me inventé excusa tras excusa para no hacerlo. La noche del domingo fue catastrófica; no pude dormir, y encima me moría de hambre y me era imposible comer. Cada vez que intentaba llevarme algo a la boca, un tornado sacudía mi estómago. Ya de por sí no podía conciliar el sueño, pero el hambre hizo que fuera aún más incómodo que las dos noches anteriores.

El lunes parecía un zombie en la universidad. La gente del campus que me conocía me miraba raro, como si no me reconocieran, y era porque estaba hecho tan mierda que no parecía ni yo. Menos mal que ese día tenía pocas clases y salimos temprano. La última fue la de Español.

SEASONS; Un Amor A Través De Las EstacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora