Capítulo 6

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— ¿Vas a salir de la cama ya?

Bachira está tirando de las sábanas, intentando descubrirme sin éxito.

— ¿Por qué saldría? — pregunto.

— Llevas dos días aquí encerrado, Isagi. ¿Quieres volver a reprobar la clase de Itoshi?

Itoshi... el maldito profesor.

Llevo dos días encerrado en mi habitación después del beso robado, no es que le tenga miedo a Itoshi, más bien es vergüenza por mi confesión. Literalmente le acepté en la cara que no he tenido sexo. Porque no se puede tener sexo sin besos, ¿no? Quiero decir, no podría. Entonces, suponiendo que Itoshi es un hombre sexualmente activo, sabrá que si no he besado, entonces soy... virgen. Maldita sea.

— Hablando de Itoshi — murmura y me siento de golpe, esperando saber cualquier cosa que haya hecho o dicho —. ¡Ajá! — dice Bachira en cambio —. ¡Lo sabia! —me apunta con el dedo —. Sabía que tú estado de ánimo tenía que ver con él, cuenta.

Se deja caer en la cama con la cabeza apoyada en su brazo, mirándome con sorna.

— No hay nada que contar.

— Isagi Yoichi...

— ¡Lo besé! — estallo —. Y le dije que fue mi primer beso, luego salí huyendo porque se me paró y... Dios, me siento tan patético.

Bachira tiene la mandíbula desencajada, me mira atónito, como si no pudiera creerse que este era su mejor amigo, todo aventado y besando a un profesor, Jesús, yo jamás hubiera hecho eso.

— ¿Eres tú? — masculla al fin —. El Yoichi que conozco jamás lo haría. Primero sería todo dudas y negación porque es un jodido profesor y tú eres su alumno y...

— ¡Eso mismo pensé! No fui yo cuando lo besé —interrumpo —. Obviamente fui yo, pero es que me atrae de una manera tan... incorrecta, no lo sé.

Bachira se ríe. Se está riendo a malditas carcajadas mientras se agarra el estómago, fingiendo que le duele de tanta risa.

— No es gracioso — inquiero —. No voy a volver nunca.

Pone los ojos en blanco.

— Te estás ahogando en la orilla del mar — murmura —. Itoshi ha estado dando clase como si nada, ni siquiera parece afectado y si fuese a decir algo, ya lo hubiera hecho, joder, todo está igual.

— ¿De verdad? — pregunto, un poco desilusionado un poco aliviado.

— Fue un tonto beso, yo hubiera hecho lo mismo que tú, el tipo se cae de bueno pero eso es todo, no es como si se fueran a hacer novios y eso, tómalo como un enamoramiento estupido de alumno-profesor y ya. ¿Mejor?

Las palabras de Bachira me tranquilizan, estoy totalmente seguro de que Itoshi no va a decir nada, principalmente porque si dice algo después de dos días, él se iría junto conmigo porque, ¿por qué no lo reportó al momento? Entonces, poniendo las cosas sobre la mesa, creo que de verdad me estoy ahogando en la orilla del mar o lo que sea que haya dicho Bachira.

— Kunigami ha estado yendo a preguntar por ti — dice mi amigo, mirándose las uñas —. Me hace falta la manicura.

Le lanzo una almohada en la cabeza.

— ¿Kunigami ha ido? — frunzo el ceño —. Tiene mi número, ¿por qué no llama?

— No lo sé, ¿tienes encendido el teléfono?

Así es como me doy cuenta de lo perezoso que he sido, no he levanto el teléfono ni siquiera para pedir a domicilio y he estado alimentándome a base de chuches durante dos días, no me he bañado y seguramente tengo el aspecto de un estropajo mal usado, suspiro pesadamente mientras pongo a cargar mi teléfono, se enciende y de inmediato me llegan las notificaciones de llamadas y mensajes perdidos, decido ignorar todo en lo que se carga la pila y vuelvo a tirarme en la cama.

— Tengo hambre — murmuro.

Bachira se pone de pie de un salto.

— Traje pizza —canturrea mientras va a la sala y regresa con dos bolsas en cada mano —. No es la cosa más nutritiva del mundo pero me apetecía, también traje pollo frito y cerveza, hoy haremos pijamada.

Le sonrío de oreja a oreja y me incorporo para darle un beso en la frente, luego corro al baño para lavarme la cara y los dientes y en menos de cinco minutos, estamos viendo bambi.

— Te lo digo, todas las muertes en películas las ocasiona el hijo tonto —balbucea con la boca llena —. Bambi pudo aguantarse las ganas de comer un día más, su madre estaría viva.

Lo miro con los ojos entrecerrados.
— Tú no duras ni un día sin comer, ¡Bambi llevaba varios días!

Me saca la lengua y se mete otro pedazo de pizza a la boca, sin Bachira ni siquiera me hubiera parado a lavarme los dientes hoy.

— El papá está guapísimo, ¿no?

Dice algo más que no alcanzo a escuchar porque la pantalla de mi teléfono se enciende y tengo un mensaje de un número que no reconozco hasta que le pongo atención. Abro los ojos de golpe e intento no llamar la atención de Bachira cuando voy a la cocina con mi teléfono.

— Traeré coca cola — le grito —. ¿Quieres?

Me responde con un vago «hmm», aprovecho para releer el corto texto.

«¿todo bien?»

Y me doy cuenta que abajo de ese hay más.

«No debería estar haciendo esto pero es mi estudiante y es mi deber saber si todo va bien.»

«¿Isagi?»

«¿Debería preocuparme?»

Hay más de esos que no leo, presiono a llamar y salgo al patio trasero, asegurándome de que Bachira no va a escucharme. Estoy dando vueltas por el pasto verde mientras me muerdo las uñas y mis entrañas se vuelven locas, no tardo mucho en reconocer que estoy nervioso pero todo parece desvanecerse cuando Itoshi acepta la llamada y escucho su respiración del otro lado de la línea.

Trago saliva, intentando recordar las palabras para hablar pero nada me sale, entonces el primero en hablar es él.

— ¿Señor Isagi?

Me muerdo el labio inferior.

— Señor Itoshi — digo —. Tenía tantos mensajes suyos que... supuse que sería mejor llamarle y...

— ¿Se encuentra bien? —interrumpe.

— Si, yo... estoy bien, gracias por preocuparse.

— Es mi deber como profesor — responde —. Lamento si fui muy insistente, su novio ha estado viniendo a preguntar por usted y nadie sabe nada, ni siquiera su amigo el raro, entonces pensé que podría necesitar algo...

Me río porque le ha dicho raro a Bachira y no sabe lo acertado que está en esa descripción.

— No es mi novio — digo —. Solo quiere que lo ayude con un amigo en común, es todo. — inmediatamente me doy cuenta de lo que acabo de hacer y trato de cambiar mis palabras —. No es que haya delatado a mi amigo, ni tampoco es que todos seamos gays, bueno si, pero ese no es el caso, ellos no... bueno, prefieren llevar un perfil bajo.

Escucho una risita del otro lado de la línea y no puedo creer que Itoshi esté riéndose.

— No tiene por qué excusarse conmigo — dice —. No voy a delatarlos con el director o algo por el estilo, estamos juntos en esto.

Frunzo el ceño, sin entender.

— ¿Estamos juntos en...?

— Guardar su secreto — carraspea —. La información que recibo es fuera del trabajo, no soy un chismoso, Isagi.

Sonrío.

— Gracias. — respondo.

— Gracias por llamar — dice —. ¿Lo veo mañana?

— Sip. Ahí estaré a primera hora.

Cuando la llamada termina, tengo a Bachira viendo desde la ventana de mi habitación con las cejas alzadas y me trago mi sonrisa estúpida de inmediato.

Incorrecto [Rinsagi+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora