— Soy virgen — balbuceo como si eso no hubiera quedado claro ya y de inmediato me avergüenzo aunque no dejo que eso me afecte.
Rin me mira como esperando a que agregue algo y, cuando no lo hago me sonríe de lado, acariciandome el muslo derecho. Tranquilizándome.
— No vamos a hacer nada que no quieras — su voz es ronca, no hay que ser un genio para darse cuenta del problema entre sus piernas y, oh por Dios, estoy demasiado nervioso.
Él hace ademán de retirarse y de inmediato enredo mis piernas en su cintura.
— Está bien — acepto —. Si quiero, es solo que... ¿no te importa?
Una risita descarada sale de su garganta, tan baja que apenas pude escucharla.
— Si tú estás bien, yo estoy bien.
Otra vez el leve apretón en mis piernas, sentir el calor de sus manos sobre mi piel es lo último que necesito para dejar de pensar y dejarme ir completamente.
— Confio en ti.
Me relamo los labios, siento el tirón de sus manos sobre mi cintura, acomodándome de tal forma que nuestros cuerpos encajen. Rin me besa, sus manos recorren mi cuerpo con avidez mientras me revuelco en la cama, me aferro a las sábanas cuando siento el lubricante frío escurriendo en mí entrada, huele a fresas y estoy tan excitado que ni siquiera necesito voltear a ver a Rin para saber que está esperando mi consentimiento, no quiero hablar y dejar notar mi voz flácida, en vez de eso muevo mis caderas hacia él. Su dedo se desliza dentro de mi, he leído mucho para saber que esto debería doler como el infierno o por lo menos sentirse incómodo siendo mi primera vez, pero lo cierto es que siento como se desliza sin problema, luego comienza a moverlo lentamente, siento su aliento en mi estómago y deja un beso ahí, debajo de mi ombligo.
Me arranca un jadeo mientras se las arregla para meter otro dedo, esta vez solo siento incomodidad pero no duele, me pregunto si la clave está en la cantidad de lubricante o si él tiene que ser un total experto como para no provocar dolor.
Empuja los dedos más profundo, su mano libre me sostiene de la cintura cuando embiste con los dedos. Sigue un camino de besos húmedos hasta llegar a mi polla, rígida y dolorosa mientras él solo tienta al rededor pero no la agarra.
— Por favor — jadeo, negándome a verlo a los ojos.
— ¿Por favor qué? — exige —. ¿Qué quieres que haga?
Quiero que me toque, quiero que me chupe la polla y quiero que me la meta, lo quiero todo al mismo tiempo que no sé exactamente qué pedir.
— Tuyo... — mi voz se corta —. Hazme tuyo.
Escucho un maldición y luego un joder, tan sexy y bajo que casi tengo que pedir que lo repita de no ser porque su polla se alinea en mi entrada, se siente definitivamente más grande que su lengua o sus dedos, puedo sentir lo viscoso del lubricante escurrirse entre nosotros combinado con nuestros fluidos corporales, me agito, queriendo sentirme lleno de pronto.
— Rin... — mi voz es un vano intento de algo cuando lo miro, ojos verdes viéndome fijamente, sus pupilas seriamente dilatadas me dicen que está igual o más ansioso que yo, traga saliva, se echa encima de mí y me besa.
Me toma del pelo, su puño aferrándose a mi melena mientras su lengua invade la mía y yo me deshago entre sus brazos, luego, sin previo aviso, se empuja dentro.
Abro mucho los ojos, el escozor que viene después de la penetración es apabullante aunque no demasiado, me permite sentir placer cuando se queda quieto y su polla palpita dentro de mi.
Se aparta, dejando un hilo de saliva entre nosotros. Abro los ojos lentamente y suspiro, él me mira.
— Muévete — pido —. Ya.
Lo hace.
— Joder... — gime —. Mierda, Isagi...
Se impulsa hacia adelante y se toma su tiempo para regresar, las embestidas aumentan conforme mis uñas se encajan en sus hombros.
— Hmm, si, así...
En algún punto mis gemidos se convirtieron en gritos ahogados, mis talones encajándose en sus piernas y Rin apoyó su cabeza en el hueco entre mi hombro y cuello, su aliento chocando contra mi piel.
— Te sientes tan bien — ronroneo y después de un par de minutos siento la tensión en su cuerpo y con una última embestida profunda, terminó dentro de mi —. Mierda.
Me río.
— Es la primera vez que te escucho decir tantas groserías juntas.Se desliza fuera de mi, su polla flácida me saluda mientras su vista se desvía a mi abdomen.
— Te corriste — dice sonriente—. ¿En qué momento?
Me encojo de hombros con una sonrisa de oreja a oreja.
— En algún punto, profesor. Eso fue... uf.Se inclina y vuelve a besarme. Me chupa los labios y luego sus colmillos se encajan suavemente en ellos. Un suspiro se escapa de mi.
— ¿Te duele algo? — pregunta, aparentemente recordando que acaba de quitarme la virginidad.
— Si no me muevo creo que no.
Asiente, se baja de la cama y desaparece por la puerta del baño, luego regresa con un par de toallitas.
— Déjame limpiarte.
Ni siquiera fue una pregunta, Rin ya está limpiando mi abdomen antes de decir que podría hacerlo yo y no tengo fuerzas para objetar nada, si él quiere prepararme la ducha caliente en este momento y llevarme cargando al baño, perfectamente lo dejaría.
La lluvia sigue fuera, las gotas repiquetean contra las ventanas y el aire acondicionado me hace tiritar dentro de la habitación. Rin se mete dentro de las sábanas y me atrae hacia él, cubriéndome por completo con las sábanas. Me acurruco en su pecho, sintiéndome una colegiala con el dedo pulgar entre mis dientes. ¿Esto es un maldito sueño? Porque si es así, no quiero despertar jamás.
— No sabía que eras un abrazador después del sexo — me río.
Lo siento negar con la cabeza.
— No lo soy, es solo que no quiero que mueras de frío.— Claro. Eres taan buena persona.
— Lo sé.
— Buenas noches, Rin.
— Buenas noches, Isagi.
![](https://img.wattpad.com/cover/360648917-288-k368259.jpg)