Capitulo 38

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Blair Potter

Cuando sonó la alarma del reloj no me lo podía creer, no había dormido ni dos horas apenas y ya tenía que estar en planta. Vi por un ojo entrecerrado como Ginny y Hermione se levantaban bien descansadas mientras que yo solo quería seguir durmiendo, me puse la manta en la cama y al instante estaba ahí Hermione diciendo que me levantase, remolonee y no hice caso, por unos momentos pensé que me dejaría seguir durmiendo un poco más pero me equivoqué, sentí como una fuerza sobrehumana tiraba de la manta hasta dejarme completamente destapada. No tuve mas elección que abrir los ojos y sentarme en la cama muy a mi pesar.

– Buenos días dormilona —saludo Hermione con una sonrisa, una que aborrecí.

Me levanté de la cama y me frote los ojos para quitarme las legañas y empecé a mirar en mi maleta a ver que ropa me ponía, pensé en ponerme la de anoche pero seguramente estaría llena de arena y no quería estar incómoda, así que opte por una camiseta larga de cuello alto color blanco, unos pantalones anchos marrones y unas converse del mismo color. Cuando estuve vestida me comencé a peinar y opte por hacerme una trenza no muy apretada. Hasta llegar a abajo donde algunos ya estaban desayunando no paré de bostezar. Al mirar a mi derecha veía como Hermione me observaba extrañada, ¿se habría dado cuenta de que anoche me escape?... No, imposible, me aseguré de que nadie me viese e igual a la vuelta. Volví a mirar mi desayuno, era una gran taza de café que yo misma me había servido y un par de tostadas con algunas cosas que le había puesto la señora Weasley, no era muy de comer por la mañana aunque esta vez me lo comí todo, cuando terminé me puse a hablar un poco con Ron y Harry de lo que haríamos hoy y, antes de hacer nada pasaríamos por el callejón diagón a comprar algunas cosas y ya de paso ver a los gemelos. 
Al ver uno de los cabezones de los Weasley entramos y vimos la mitad de los chicos y chicas de Hogwarts ahí dentro, habían muchas de las bromas que conocíamos de esos dos mientras que otros eran nuevos, ya que nunca los habíamos visto, filtros de amor, bombas de escape, gominolas cambia formas... Era increíble como estando en una época horrible ellos conseguían hacer reír a los demás. Les saludamos y hablamos un poco más, luego nos despedimos y les prometimos volver a pasar por ahí.
Mientras caminábamos por la calle principal del callejón muchas de las tiendas en las que antes comprábamos estaban cerradas o destruidas, muchas de ellas estaban desordenadas y con los cristales rotos, al llegar a la tienda de Ollivanders estaba completamente destrozada, estaba igual o incluso peor que las demás, nosotros hicimos comentarios de asombro y pena y entramos a la tienda, la mayoría de las cajas de las varitas estaban en el suelo, otras seguían formando la pila de siempre, no había luz y el jarrón que, años atrás Harry hizo estallar volvía a estar roto, pero esto no parecía hecho por un mago o bruja novatos, sin duda alguien le había hecho algo al pobre Ollivander. El olor a humo era atroz y empezaba a ahogarme así que salí ellos no tardaron mucho más. Cuando creí que continuaríamos por nuestro camino vimos a lo lejos unas caras muy conocidas últimamente por los periódicos. Eran los Malfoy, Narcissa y Draco para ser mas concretos. No fui la única que los vio, Harry también y, desde que los vio no dudó en seguirlos. Empezamos a caminar por sitios y callejones estrechos hasta llegar a la parte del callejón Knockturn, en el que eso consistía de tiendas a las artes oscuras, algo casi prohibido en Hogwarts, vimos como entró a una tienda de antigüedades  llamada Borgin y Burkes

–¿Qué hará Malfoy en un sitio como ese? —preguntó Harry por todos. 

–Lo que haría un niño rico y mimado... —respondió Ron. 

Quise mirarlo mal pero me limité a morderme la lengua y esperar que la paciencia no se me agotara. No pudimos ver mucho más ya que entraron a esa tienda, pero yo quería seguir enterándome de qué pasaba ahí dentro, observé con detenimiento una pared, si tenías cuidado de donde ponías los pies podías escalar y ver que ocurría ahí dentro así que lo hice, a Harry se le tuvo que ocurrir lo mismo y, en menos de un minuto estábamos los cuatro observando lo que pasaba ahí dentro, al darme cuenta me quedé atónita, los mortífagos fugados de Azkaban estaban ahí, todos ellos, pero, ¿qué hacía Draco con ellos? Él no prestaba mucha atención a la gente que había a su alrededor, solo estaba mirando un objeto gigantesco, parecía un armario, demasiado raro para ser uno corriente... Estaba tan absorta en averiguar que era eso que Ron tuvo que jalar de mi hacía abajo para que uno de los mortífagos no nos viese. Suficiente por hoy, no quería seguir viendo más así que me fui a esperarles abajo. Ellos tampoco tardaron mucho en volver conmigo, desde que estuvimos juntos nos fuimos. 
Enseguida fuimos a la estación de tren donde los cuatro nos sentamos juntos en un compartimento y se pusieron a divagar sobre lo que habían visto mientras que yo, que aun tenía la imagen de ese objeto, empezaba a trazarlo. 

𝑬𝑵𝑬𝑴𝑰𝑮𝑶𝑺 𝑨 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora