Capitulo 30

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Blair Potter

A los días, saliendo de la sala de los menesteres después de un largo día de clases con los demás, Daphne y yo volvíamos a la sala común de Slytherin, al llegar a la puerta vimos como un grupo de Slytherin entraban después de hablar con Umbridge, eso me dejó paralizada, ella les estaba agradeciendo algo. Daf y yo nos miramos mutuamente y decidimos escondernos y esperar a que se marchara, si nos veía fuera de la sala común a esas horas nos dejaría fuera de la sala común durante toda la noche. En esos minutos que transcurrieron pude oír algunas cosas sueltas y de pronto salió una palabra que concreto que llamo toda mi atención. 

– Esos críos no saben con quien están jugando, ¿dónde se estarán escondiendo? —preguntó Umbridge con rencor. 

– No lo sabemos aún, pero hemos visto a unas chicas saliendo de su sala común y dirigirse a no se sabe donde a las horas del toque de queda, seguro que irán a reunirse con la orden de Dumbledore —avisó un chico de Slytherin. 

Al escuchar eso enseguida me quede en shock completo, me lleve la mano a la boca para evitar hacer cualquier tipo de sonido que pudiese delatarnos. A los pocos segundos oí unos pasos alejándose y al voltear a ver a Daphne ya no estaba en su sitio, la busqué con la mirada y la vi caminando muy decidida hasta la sala común. Oh no, mierda, nos iba a delatar y no se iba a dar cuenta. 
Enseguida reaccioné y fui detrás de ella intentando frenarla pero en vano, para cuando entré a Slytherin ya Daphne estaba gritando a los cuatro vientos muy molesta. 

– ¡¿De verdad sois los que están delatando a los demás!? —bramó Daphne enfadada. 

Yo me quedé asombrada, realmente nunca había visto a Daphne enfadada, gritaba tanto que podía sentir su enfado, y no era porque yo no estuviese molesta, lo estaba, muchísimo pero ya estaba mi mejor amiga dando lecciones por las dos. Miré al grupo de Slytherin, los cuales tenían una chapa que no veía bien que ponía pero estaba claro que se los había otorgado Dolores. 

'Dolores me da ella, que nombre mas bien acertado....' —pensé para mi. 

En medio de la multitud oí una risotada, eso fue el colmó de mi amiga, la cual se quedó callada esperando poder ver a la persona que lo hizo para fulminarla con la mirada. Esa misma persona se fue moviendo por los demás hasta que estuvo delante de nosotras. 

– Tampoco exageres tanto Greengrass, solo le damos el chivatazo a la jefa y ya, si nos pide que los atrapemos lo hacemos, pero nada mas, ni que estuviéramos pegándolos... —cuando Malfoy dijo eso esa furia me subió por la garganta y enseguida abrí la boca. 

– ¿Qué no es para tanto? ¡¿Que no lo es!? ¡Claro que si lo es, por si no te das cuenta acabas de meter a la mitad del colegio en problemas y muchos de esos chicos son niños aún! Si les encuentran serán heridos—grité molesta. 

– ¿Tu que sabrás lo que hacemos, Potter? —comentó Parkinson detrás de Malfoy. 

Eso fue la gota que colmó el vaso para mi y me puse en medio de la sala junto a Daphne. 

–¡Por si no lo sabéis, panda de idiotas, Umbridge usa métodos de maltrato a los que no cumplen sus reglas, lo hizo con nosotras, a Greengrass le dejaron una cicatriz en la mano que estuvo vendándosela durante tres semanas y media, una que la cual no paraba de dolerle y yo sigo con muchas de ellas como si estuviesen recientes! 

Muchos de ellos se quedaron extrañados y murmuraban entre ellos pero no parecían creérselo del todo, al segundo oí un resoplido sonoro y cuando me giré a ver que pasaba Daphne estaba enseñando su brazo cicatrizando pero aun reciente de aquella marca, yo al principio me arrepentí de que hiciera eso pero al segundo sentí como mi mano derecha se movía hasta mi manga izquierda y al momento sentí un poco de frío en el brazo descubierto y lleno de marcas y cicatrices, algunas de ellas estaban moradas, casi negras mientras que otras seguían recientes y aun dolían todas y cada una de ellas, una de ellas me empezaba en el dedo pulgar y llegaba hasta la muñeca, y eso que era la mas pequeña, si seguías mirando y no te había dado remordimientos todas ellas acababan en el final del antebrazo, casi en el codo. Esperé a que todos y cada uno de los que estaban ahí sintieran aunque fuese una pizca de pena o culpa y cuando fui a bajarme la manga alguien me tomo por el brazo algo delicado. 

𝑬𝑵𝑬𝑴𝑰𝑮𝑶𝑺 𝑨 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora