Capitulo 43

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Blair Potter 

Los siguientes días para lo único que salí de la habitación o de la biblioteca fue para acudir al primer partido de Quidditch de Ron, el cual tuvieron mucha suerte y los Slytherins acabamos perdiendo, obviamente me alegre mucho por mi amigo pero me dio un poco de pena por mis compañeros de sala común, desde que terminó el partido fui a felicitar a Ron y volver a la biblioteca a buscar más de las dichosas notas, ahora se habían convertido en tres, la del principio, la del encantamiento y una más que recibí unos minutos antes de empezar el partido de hoy, como no me había dado tiempo a leerlo pensé en que era mejor ir directamente a la biblioteca y sentarme un poco alejada de todos los que pudieran verme hacer algo que no debían, aunque no creía que hubieran muchos alumnos ya que, después de un partido casi todos se iban a Hogsmeade a celebrar o simplemente a pasar el rato con sus amigos. Al llegar a la biblioteca efectivamente estaba vacía, tenía toda la estancia para mi sola, fui a una de las mesas que estaban cerca de alguna ventana grande para aprovechar la poca luz que quedaba, encendí la luz de la mesa y puse mis cosas encima de la silla para sacar las notas guardadas cuidadosamente en una carpeta pequeña que tenía en mi cuaderno y lo saqué lentamente, no quería que nadie entrara y me viese con eso, tampoco es que fuera nada malo pero bueno, yo prefería que nadie se enterara de eso, además ya estaba esa advertencia de la nota que explicaba que no se lo contara a nadie. Saqué mi varita y, lo hice con tanto ímpetu que tiré mi mochila, maldije para mis adentros y empecé a recoger las cosas que se habían caído al suelo. Cuadernos, lápices, sonidos de la puerta abriéndose, tinta, pluma, pergamino, dos pares de pies andando, pañuelos, llaves... Un momento, ¿habían más personas en la sala ahora mismo? Oí un ruido de sillas moviéndose de allá para acá y me escondí debajo de la mesa por si estaban haciendo cosas de "dos es compañía, ya tres es multitud". Puse mi silla delante de mi para que me tapara y lentamente empecé a recoger mis cosas para irme pitando desde que algún botón de esas camisas saliera volando hacía mi, con la suerte que tenía últimamente no era de extrañar que me pasase eso. Mientras recogía los cuadernos y los libros que me había dado tiempo a buscar y llevar a la mesa miré por el rabillo del ojo e inconscientemente vi algo, mas bien vi a alguien, al menos estaba decente, si es que cuando estás en esos momentos tan "apocados" se podía estar así. Era una chica de Hufflepuff, la conocía de vista pero nunca habíamos hablado, con lo callada que parece esta apunto de dejar mudo al chico rubio que la acompaña, ¿chico rubio? ¿que pasa con ellos? ¿es que no hay mas chicos de otros colores de pelo? Rodé los ojos, otra idiota que cae ante un chico, son tontas y más si solo es para eso, aunque bueno, a lo mejor ella es peor, en fin. Antes de hacer nada más me moví un poco para salir de debajo de la mesa e irme, cogí mi bolso y, sin querer descubrí quien era la otra persona. Me llevé las manos a la boca y salí corriendo de ahí lo más rápido que pude, al llegar a un sitio casi abandonado por los demás me paré a coger aire y esperar que mi corazón dejará de ir a mil como ahora mismo, aunque por mucho que intentara calmarme parecía que mi necesidad por coger todo el aire del espacio que me rodeaba era más y más grande, mis ojos me picaban y me dolía la cabeza de tanto arrugar la frente, hasta ese momento no me di cuenta que todo mi cuerpo estaba completamente tenso, me senté en una especie de escalera y esperé a calmar mis pensamientos, ¿Era cierto lo que había visto? porque si era así realmente se había acabado todo, y todo por mi culpa, por dejarme llevar por el resentimiento y no saber buscar la solución, pero de cierta forma no era culpa mía, al fin y al cabo yo había puesto todo de mi parte y más para que fuera más fácil, ya veo que era yo la idiota. 

Antes de poder recuperarme del golpe vi como alguien más llegaba a donde estaba, era Hermione la que bajaba y, para ser precisos estaba llorando, al verme se quedo parada preguntándose a si misma si quedarse y contarme o irse, yo le di un abrazo y fácilmente se derrumbo en mis brazos, me contó lo de Ron y el beso con Lavender, ¿que pasaba hoy con nosotras que el mundo estaba en contra? A los pocos minutos llego Harry y se sentó con nosotras. Odié la parte en la que tuve que ocultar estar decepcionada por todo, Hermione tuvo un gran acierto al hablar sobre mi y esas lágrimas secas sobre mi rostro que, enseguida quise ocultar pero era demasiado tarde. No tarde nada en ponerme a la defensiva como siempre hacía para no tener que hablar sobre mi y volví a mi cuarto donde, para mi desgracia que esperaba sola, estaba Daphne con su novio, eso fue la gota que colmo el vaso, empecé a darle gritos a ambos aunque no sabía muy bien porque, me molestaba cualquier tipo o acto de cariño o lo que sea hacía otra persona y en ese momento me daba igual sonar egoísta, solo quería gritar, patalear, llorar y olvidar, olvidar todo, olvidarle. Eché de la habitación a ambos con dos gritos y me encerré en la habitación, me tiré a mi cama y me puse un cojín en la cara que, pronto llené de lágrimas manchadas de negro, grité hasta que me dolió la garganta y pegué a todas partes hasta que tuve moratones en las manos y me rompí tanto como pude hasta quedarme sin una pizca de sentimiento guardado, al ponerme boca arriba sentía mi pecho arder, ahora sabía cuanto había estado guardando aire en mis pulmones sin llegar a soltarlo, solo rozarme las manos me dolía, la garganta me molestaba con tan solo tragar saliva y mi corazón iba al mismo ritmo de siempre aunque sentí que ya solo latía porque mi cuerpo se lo pedía inconscientemente, me podría caer una bomba al lado que no me dolería tanto como ahora seguir respirando. 

Oí la puerta abrirse lentamente y sabía quien era, no hice ningún gesto ni nada hacía Daphne así que ella solo se metió en el baño a cambiarse y meterse en su cama, no esperó a que yo le dijese algo y apagó la luz de la habitación aunque la lamparitas de las mesas de noche estaban encendidas. 

–Draco y yo nos hemos despedido. Para siempre. —anuncie en medio de la opaca luz que quedaba en la habitación. Ahora si que me dolió y no me refiero a la garganta. 

– ¿Qué? ¿Por qué? —preguntó preocupada. Vi por el rabillo del ojo como se incorporaba en la cama y me miraba. 

–No lo se —y era verdad, no lo sabía. 

– Blair, se perfectamente que él no diría nada de eso, ¿que le has dicho? —mientras se levantaba de la cama. 

– "Ojalá nunca hubiéramos salido juntos de aquel estúpido baile, ojalá nunca hubiera confiado en ti y ojalá que jamás vuelva a pensar en ti de esta forma. Ódiame como yo lo hago y esto nunca volverá a ocurrir."  —recité lo último que le dije a Draco. 

Vi como ella se acercaba a mi con la mano en la boca y se lamentaba por mi, a mi eso me entristeció demasiado y se me llenaron los ojos de lágrimas, ya me escocían. 

–¿Y él que te dijo? —no respondí. —Blair, dime que te respondió a algo o sino... 

–Bueno, si te sirve de consuelo le acabó de ver, no esta tan mal como tu crees, yo creo que esta fantástico aunque no pude hablar con él, estaba ocupado tirándose a otra.  —sonreí con amargura y noté como brotaron las lágrimas y se resbalaban por mis mejillas húmedas. 

Ella se sentó en mi cama y me observó desde arriba mientras yo seguía mirando a la nada esperando algún consuelo enviado del cielo o de lo que fuese, pero en cambio recibí una mirada de Daphne que expresaba de todo lo que ella podía imaginar que yo sentía. 

– Lo siento Daphne —ella me miró con extrañeza y a mi se me hizo un nudo en la garganta, tanto que me dolía hasta la boca del estomago. —Siento por haberte tratado así, a ti y a Nott, cuando se que tú nunca harías eso ni él tampoco, soy horrible amiga, horrible persona en general... 

– Ey no, no no, no digas eso, por favor Blair, no sigas, te harás mas daño así y yo no puedo soportar eso, no eres mala amiga y no eres mala persona, solo estás herida, pero si te vieras desde mis ojos serías un ángel. 

Yo focalicé a Daphne y vi algunas lágrimas amenazando con salirse, yo automáticamente me aferré a ella y lloré hasta que me dolió el alma. Ella no me soltó en ningún momento y sentí como sus mejillas estaban húmedas también, era lo que me faltaba, hacer llorar a una de las pocas personas que me aguantaban pero, en el fondo me sentí muy querida, tanto que sentí un poquito de calma, la suficiente para dormirme hasta la mañana. 





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