Capitulo 41

14 1 0
                                    


Blair Potter 

Oí unos pasos acercarse a mi y sentarse a mi lado, cuando miré a mi derecha vi un abrigo para mi y un cuenco con fresas, me eché a reír al ver su cara y ambos nos pusimos a hablar. Ron me contó algunas cosas sobre una chica llamada Lavender Brown, de que Hermione y Harry habían sido invitados a cenar con Slughorn y no se que de pandilla de este mismo y sobre las pruebas que había hecho para entrar en el equipo de quidditch de Gryffindor, yo le felicite por conseguirlo y nos pusimos a hablar de las clases de pociones hasta llegar a una parte que deseaba poder borrar. 

– Me morí de vergüenza cuando pasó, quería meter la cabeza en una colmena de abejas que aguantar esa humillación —comenté con una cara drástica. 

–Hasta yo, estabas completamente roja de vergüenza, para colmo el profesor no ayudaba haciéndote preguntas, cuando te fuiste de la clase pensé que ibas a cargarte al profesor con la varita. 

– Por un momento pensé en ahogarlo en el lago pero luego recapacité y la verdad es que las consecuencias son peores, ¡y todo por un solo y pequeño ahogamiento! tampoco es que se fuese a morir, no le dejaría, primero lo torturo como es debido —respondí con ironía. 

Ambos nos miramos y automáticamente nos empezamos a carcajear, hacer bromas con mi mejor amigo sin tener preocupaciones de más, no se como lo hacía pero siempre me sacaba una sonrisa en malos momentos, en verdad hacía mucho tiempo que no pasaba tanto tiempo con él  a solas y, de veras que me gustaba estar así. Dentro de unos días sería el primer partido de quidditch y me preguntó si iría, eso obviamente no iba a perdérmelo y sé que después si le dijera a él y a los otros de ir a Hogsmeade me dirían que sí así que me despedí de Ron y me fui hasta mi cuarto. Al llegar vi que no había nadie así que aproveche para ponerme a estudiar un poco y hacer algunas tareas que tenía pendientes. 






"·" 






Un día cualquiera me apeteció salir con Harry, Hermione y Ron y decidimos ir a Hogsmeade, íbamos de camino a las tres escobas, mi hermano y yo estábamos bien, simplemente olvidamos lo que cada uno había dicho y nos limitamos a hacer como si nada, tampoco es que fuese de gran importancia lo que cada quien hubiese dicho pero de cierta forma creía que la teoría de Harry empezaba a cobrar forma de algún modo, aunque deseaba que en mi corazón que no fuese así pero mi cabeza cada día lo tenía un poco más claro. Aunque me autoengañara ese pensamiento estaba ahí todas las noches y días de cada momento de mi vida. Intenté olvidarme de ello por esos momentos y escuchar a mi hermano, el cual nos contaba que el profesor Dumbledore le había pedido que se acercara a Slughorn, el primer paso era ser invitado a la cena con Slughorn, creí haber oído a Blaise hablar sobre eso pero no hice mucho caso.

 Al llegar a Las tres escobas me senté al lado de Hermione y Ron y mi hermano enfrente, los cuatro pedimos lo mismo y se puso a explicarnos más el asunto, en algún punto de la conversación pensé en contarle lo de la nota pero algo me interrumpió antes de empezar. Me había caído cerveza de mantequilla por el brazo y era asquerosamente pegajosa, al mirar de quien se trataba tuve que disimular la molestia con una sonrisa tan falsa como pude hacer notar. Slughorn se había acercado a nuestra mesa y, sin querer, había derramado su bebida sobre mi, con mi paciencia al limite me disculpe y fui al servicio a limpiarme. Al entrar vi a una chica del equipo de Gryffindor salir con una cosa en la mano y sonreírme como saludo, yo hice lo mismo y entré, en vano, porque eso apestaba que podía emborrachar a alguien solo por olerlo, así que tuve que quitarme ese abrigo, aunque por suerte llevé otro. Al volver a sentarme a la mesa vi que Harry y él aun seguían hablando y por casualidad salió el tema de aquella cena a la que, Harry debía asistir quisiera o no, también invitó a Hermione y, al llegar a Ron y a mi paró de invitaciones de cortesía, por mi parte era genial que no lo pidiera porque no pensaba asistir ni muerta. 

𝑬𝑵𝑬𝑴𝑰𝑮𝑶𝑺 𝑨 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora