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Los diez meses pasaron muy rápido y ahora me encontraba en la casa de los Todoroki entrenando con Shoto en un lugar apartado.
Me teletransporte detrás de él, pateando su espalda de imprevisto.
Shoto salió disparado al otro lado de la sala de entrenamiento, jadeando.
Ambos estábamos sudando terrible y adoloridos por tantos golpes.
-¿E-Eso es todo lo que tienes?- Gimió Shoto con voz ronca, provocandome.
Fruncí el ceño. "¿Eso es todo? Que decepción"
-¡No, no lo es!- Gruñí para teletransportarme y correr hacía él.
Le di un puñetazo en la cara y él me solto un golpe en el estómago.
Estábamos esquivando los golpes del otro a duras penas. Le dí una patada en sus costillas que lo mando a volar, de no haber sido por su hielo. Estuviera estampado contra la pared.
-Eso es todo.- Dio por terminado en entrenamiento bastante cansado.
Asentí sin decir nada, solo caí hacia atrás mirando el techo, mientras recuperaba el aire perdido. Mi pecho subía y bajaba rápidamente.
-H-Hoy harán el examen de admisión en la U.A.- Comenté viéndolo dirigirse a un pequeño refrigerador.
-¿Cómo lo sabes?- Tomo unas toallas pequeñas y dos botellas de agua.
-Mi madre me lo ha contado, ha ido a la U.A por esa razón.- Recibí las cosas deshaciendome de mi sudor. -Gracias.
Era horrible estar empapada de sudor.
-Ya veo.- Respondió, pasándose la toalla por el cuello.
-¿Crees que sea difícil?- Pregunté viéndolo, mientras este se refrescaba.
Él no dudo en responder. -Supongo. Aunque nosotros podríamos pasarlo fácilmente.
Iba a hablar pero la puerta del lugar fue abierta. Una Fuyumi sonrojada entró con las manos juntas.
-Lo siento K-Kioko. Tu padre está esperando afuera.- Murmuró, juntando ambas manos en su pecho.
-Muchas gracias, Fuyumi.- Me levanté de un brinco y camine a tomar mi bolso de entrenamiento.
Voltee a ver a Fuyumi despidiéndome de ella a lo lejos, sin tocarla, estaba asquerosa.
-Nos vemos, Kioko.- Se despidió moviendo suavemente su mano junto a una sonrisa.
Incline la cabeza a modo de despedida. -Hasta luego, Fuyumi. Espero verte pronto.- Abrí la puerta del lugar saliendo.
Shoto me acompaño hasta la puerta, ignorando a su padre, como era costumbre. Mi padre fijo su vista en nosotros sonriendonos.
