¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
●•●
Kioko salió con decisión a la enorme arena, donde el rugido de la multitud aguardaba.
Aplausos, vítores y gritos de emoción inundaron sus sentidos. Pero ella no se sintió abrumada al percatarse de los apoyos más significativos: su padre, su familia y amigos observaban desde las gradas, orgullosos de su esfuerzo.
Sin duda había heredado de Kayko el gran amor por la familia. Ese cariño era su mayor fortaleza.
Aunque ser heroína no encajaba en sus planes, se prometió dar lo mejor de sí en cada enfrentamiento. Lo hacía no sólo por ella misma, sino para honrar a quienes siempre la habían impulsado a avanzar.
Kioko respiró profundamente, centrando su mente en el combate. Frente a ella, su compañera Ashido le dedicó una sonrisa.
—Una revancha.— Dijo Ashido, aunque parecía desanimada al ver el fervor del público apoyando a Kioko.
Esto no pasó desapercibido para Kioko. —En esto sólo importamos tú y yo.— Susurró reconfortante. —Da tu mejor esfuerzo y que gane la mejor.
El rostro de Ashido se iluminó, agradecida. —Así será.— Prometió, lista para pelear.
Present Mic anunció con su característica energía a las contendientes.
¡Desde la clase 1-A, Kayama Kioko y Ashido Mina! Ambas chicas han demostrado ser dignas de llegar lejos.
Kioko adoptó su pose de combate, observando con respeto la determinación en la mirada de su amiga. A pesar de carecer de un sueño propio, lucharía con la entereza y nobleza que la caracterizaba. Estaba lista para lo que se avecinaba.
La multitud rugía expectante. Sólo quedaría una ganadora, pero estas chicas ya habían triunfado al llegar tan lejos gracias a su talento y esfuerzo.
¡Comiencen!
Con el anuncio de Present Mic, las chicas se prepararon. Kioko respiró pausadamente, centrando su mente. Frente a ella, la determinada Ashido le devolvía la mirada, lista para la batalla.
Los primeros movimientos no se hicieron esperar. Con su característico bombardeo ácido, Ashido acorraló hábilmente a su oponente. Pero Kioko respondió abriendo portales con precisión, esquivando el ataque con gracia.
La multitud estalló en vítores, observando el duelo desplegarse. En la arena, ambas se concentraban solo en la otra, midiendo sus fuerzas en un noble combate.
Kioko sabía que con Ashido jamás encontraría juicios ni resentimientos. Donde hubiera compresión y respeto, la paz reinaría en su corazón. Librarían esta lucha como las mejores amigas, dando lo mejor de sí hasta el último aliento.
