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La tarde caía sobre la ciudad y el trío de jóvenes héroes en formación terminaba su recorrido.
Kohana se había adelantado para detener al villano, aprovechando su velocidad. Bakugo hervía de rabia por las sutiles burlas de la pelirroja.
Mientras tanto, Kioney terminaba de esposar al delincuente para entregarlo a las autoridades.
—Nosotros nos haremos cargo desde aquí.— Dijo el oficial al tomar la custodia del criminal.
La joven asintió. —Tengan cuidado, es demasiado violento.— Advirtió Kioko amablemente.
Kioney se despidió con una sonrisa y dio media vuelta junto a sus amigos.
Caminaron de regreso cuando Kohana discretamente pinchó a Bakugo:
—Vaya, pensé que eras más rápido en la acción.
—¡Cállate de una vez!— Rugió él acercándose amenazante.
Kioko se interpuso entre ambos, poniendo una mano en el pecho de Bakugo para frenarlo.
—Tranquilízate, Bakugo. Sakura, ya fue suficiente.— Dijo con calma. —Todavía nos falta práctica pero aprenderemos pronto. Lo importante es que cumplimos con la misión.
Bakugo resopló aún enfurecido, pero se retiró. Kohana bufó divertida también. Kioney suspiró aliviada por frenar a tiempo la discusión.
—Además hicimos un gran trabajo hoy.— Intentó calmar más a Bakugo. —Tú también ayudaste mucho rescatando a la gente. Me facilitas muchas tareas.
Kohana no perdió oportunidad. —¡Es cierto! Cada vez que Kioko usaba sus portales, tú apurabas a la gente para que ingresara más rápido. ¡Qué lindo!— Canturreó sarcástica.
El rostro del rubio explotó en un rojo intenso. —¡Cierra la boca! ¡Sólo quería terminar pronto, esos ancianos caminaban lento!— Masculló irritado.
Kioney le dedicó una dulce sonrisa. —¡Gracias por tu ayuda, Bakugo!— Dijo contenta dando saltitos a su lado.
—¡Yo no te ayudé!— Rezongó éste creando pequeñas explosiones. Aunque Kioko pensó que tal vez, comenzaba a considerar ser su amigo.
...
El grupo realizó una breve parada, a petición de Kioko, quien necesitaba recargar energías antes de continuar. Sino, su don sería inservible.
—¿Quieren algo? Yo invito.— Ofreció amablemente.
—Un agua estaría bien, gracias.— Respondió Kohana con una sonrisa.
