24.

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- ¡A que no me atrapas!

Nina seguía corriendo, riendo tal cual niña pequeña en sus primeras vacaciones. Era todo un gusto verla después de a verla visto en esa cama del hospital llorando por recuerdos. Me gustaría tanto que Nash la viera en estos momentos, el deseaba tanto que Nina superara aquellos estragos tan amargos en su corta vida. Y Hayes, oh, sobre todo Hayes, que me pedía que regresara a la vida de Nina cuando me alejé solo para volver a veerla feliz.

Ella no se esperaba que le cantará una canción mientras veíamos el atardecer, cantó conmigo una de sus canciones favoritas. Y le mostré una que había compuesto yo, se sorprendió al escucharla y dijo que tenía un talento impresionable. Ella me quitó la guitarra, tocó la mitad de alguna de Ed Sheeran y se río estruendosamente cuando ya no se supo más, así que simplemente comenzó a tocar a lo tonto. Y mientras hacía aquello, me puse a pensar.

Nina lo tenía todo. Era bonita. Pero eso estaba demás. Tenía grandes aventuras casi todos los días, pero eso también no importaba. Lo que importaba era que... Ella era muy querida, por sus amigos, por su familia que la adoraba tanto, por cada persona que tenía la suerte de quedarse con un cachito de corazón de Nina. Incluso, había una persona que la amaba, ciegamente, incondicional, que fue capaz de soportar el dolor que ella sentía, que puso su felicidad antes que la de él mismo, su vida. Y esa persona era yo, soy yo.

She Bad | s. m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora