𝘅𝘃. 𝗧𝘂𝘆𝗼

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«Colgado de tu dulce cuello»

Entraron al departamento y Mingyu apenas pudo cerrar la puerta maniobrando con Minghao entre sus brazos. La oscuridad no les molestó, sus cuerpos juntos sabían guiarse bien por el lugar.

De alguna manera llegaron a la habitación de Mingyu, entrando en ella entre besos y caricias necesitadas, algo que habían deseado desde que se conocieron pero que hasta ese momento podían complacerlo.

Mingyu encendió la lámpara de su mesita de noche y miró hacia Minghao, sus cuerpos de pie frente a frente, mirándose en ese lóbrego espacio entre sus ojos y sus labios que deseaban estar juntos.

—Mingyu... —Minghao lo llamó, poniendo sus manos en el pecho del más alto.

—Hey —Mingyu sonrió, llevando sus manos a las muñecas delgadas de Minghao, inclinándose hacia él, usando su voz en un susurro—. Déjame hacerte el amor con suavidad, ¿sí?

Minghao quiso suspirar, llevando sus manos al rostro de Mingyu, que puso sus frentes juntas para verse de más cerca, como si eso fuera posible.

No se atrevía a responder, así que le dio un beso y esperó que la lentitud y pasión de este fuera suficiente respuesta.

«Escuchando de tu boca el trueno»

Mingyu entonces se sentó en la orilla de la cama y colocó las manos en la cintura de Minghao, que se subió en su regazo, aún besándolo. Estaba encima de él, así que cuando se separaron a recibir el aire que compartían, el moreno miró hacia arriba al rostro de Minghao, admirando la belleza de sus facciones con la poca iluminación de la habitación.

Sus manos acariciaron el rostro bello y Minghao se inclinó hacia el toque, cerrando sus ojos de tal manera que Mingyu podía contar cada una de sus pestañas.

Así, viéndolo hacia arriba entre sus brazos era una gran bendición.

Minghao abrió sus ojos y con sus manos sobre los hombros de Mingyu volvió hacia sus labios, descubriendo que se habían vuelto su lugar favorito porque el moreno lo besaba con gran compasión y anhelo, como si en cada beso se abriera un nuevo universo entre sus corazones que compartían el mismo espacio y cuerpo, unido entre los dos.

O pronto se unirían de una forma carnal que más que espiritual llenaría sus pechos en más anhelos de manos que no podían dejar de buscarse, porque Minghao quería que Mingyu lo poseyera por completo y daría más que su cuerpo desnudo, sino su alma entera para él.

Se siguieron besando, un ritual de amor. Mingyu acarició la cintura de Minghao, en ese toque que quería más y se inmiscuyó entre sus ropas para sentir la piel cálida con sus manos que ardían con la misma intensidad.

Minghao suspiró y Mingyu aprovechó para ir directo a su cuello, inhalando el aroma de rosas que provenía de él. Esa piel suave que lo llamaba para ser besada y marcada. Rozó sus labios en ella y dejó varios besos por toda la columna de su garganta hasta llegar a su clavícula marcada. Minghao estiró su cuello de forma vulnerable para dejarle más espacio para tomar. Mingyu no lo desaprovechó.

«Que eriza mi cuerpo entero que suda cómo vela ardiendo»

Minghao suspiró de nuevo cuando sintió la succión en su piel que Mingyu le dio, aprovechando que estaban entrando en invierno y que el chino podía usar ropa que cubriera esas marcas que el moreno quería hacer, porque eran roces de amor hechos por los labios.

Dejó sus besos en el cuello de Minghao que cerró sus ojos y llevó sus manos al cabello de Mingyu, enredando sus dedos en las hebras oscuras.

Mingyu volvió a levantar la mirada y llevó sus manos al suéter de Minghao para subirlo y quitárselo, desnudando su torso, para ir a dejar besos en su pecho.

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⏰ Última actualización: May 28 ⏰

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