Nuestra Libertad ↑ Soundwave

Capítulo 4

Capítulo 4 — Soundwave

Asentí a las palabras del autobot. Mientras miraba y analizaba cada auto y camión. La mayoría eran demasiado grandes para mí, no me parecía que fuesen demasiado prácticos.

—¿Cuántos autos hay aquí? —dijo la humana miranado a Bumblebee.

—Más de mil, los más populares de la ciudad. Están casi todos aquí, por orden de Prime.

Los escuchaba de fondo mientras analizaba una camioneta de cuatro asientos. Era de color amarillo brillante, lo que me hecho para atrás de inmediato. Se veía demasiado llamativa para la misión y... la verdad es que me resultaría incómodo llegar a ser el centro de alguna atención por parte de los humanos.

—¿Y suelen usarlos mucho? Digo, para transformarse.

—No, muchas veces ya vienen con transformaciones de antes y no es necesario un cambio. O se transforman fuera durante la acción —se mostraba emocionado—. Es la primera vez que tengo la oportunidad de ver algo así.

Entonces pasé al siguiente auto, uno tan pequeño con solo dos asientos. Parecía incómodo, demasiado extraño para mí gusto. Todos iban a mirarme seguramente, pensando que me destrozarían de un golpe. Moví la cabeza en una negativa y pasé a mirar un enorme camión.

—¿Y cuánto se suele tardar en este proceso?

—Hasta conseguir el modo indicado —respondió el bot amarillo con los ojos brillantes—. Quizás unas cuantas horas.

—¿Unas horas? —Megara soltó una especie de grito de sorpresa—. No pensé que sería una selección tan selectiva.

—Es necesario ser así. Si tu modo no va acorde a ti, es un completo desastre. La vergüenza absoluta y la tristeza inmensa. Sería una catástrofe —sus ojos se encontraron con los de Megara y ambos parecieron asustarse mutuamente.

Ya había dejado de lado el camión, demasiado grande y un autobús. No iba a cargar a tanta gente, eso esperaba. Así que empecé a pasar de lado cualquier auto demasiado grande o pequeño, no iba a tener un modo así por lo que no debía darles mi atención. Por lo que fui a parar al final de una fila de camiones, para ver un carro bastante interesante. Parecía tener algunos años desde su creación, aunque estaba en buen estado.

No me apetecía transformarme en eso. Llegué a la conclusión tras meditarlo, a las personas les gustaría tomarme fotos y no me parecía que fuese a ser divertido.

Bumblebee y Megara me seguían unos pasos por detrás mirándome.

—Tú puedes —dijo la mujer en un momento dado. Cuando ya habíamos estado unas dos horas en el almacén. Se notaba cansada, al igual que el bot a su lado.

—Estás cerca. Ya viste todos los autos del almacén, excepto uno —dijo Bee con euforia—. Es un poco particular, pero seguro que te interesa.

Entonces llegamos al final del pasillo y mis ojos se posaron en aquel auto. Se veía lujoso y singular, pero no tanto como para que todos volteasen a verme siempre. Tenía unos focos alargados y unos aros negros. No sé vería tan mal y estaba teñido de morado.

No era una mala elección. Incluso sentía ya aquella euforia que crecía en el ambiente. Escaneé el vehículo y lo mostré en mi pantalla, hasta que empecé a transformarme.

Megara y Bee comenzaron a correr desde unos pasos hasta donde me encontraba. La humana sonrió finalmente.

—Esto es demasiado épico —dijo acercándose a mí, hasta el punto de que sus dedos rozaron una de mis puertas—. Te ves genial.

—Le avisaré a Optimus de que esta parte de la misión ha sido un éxito. Ustedes ya pueden salir —dijo Bee con una sonrisa—. Díganle a Rachet que les habrá un portal y podrán ir a tu casa —dijo mirando especialmente a Megara.

—¿A mí casa?

—Por supuesto. Parte de vuestra misión es lucir normales, ¿no?

—Supongo que sí —contestó Megara con una sonrisa de medio lado—. Espero que luego podamos vernos en otra ocasión.

—Yo también. Es entretenido hablar contigo —expuso Bumblebee antes de salir de la habitación.

Ahora solo estábamos nosotros dos. Me destransformé de inmediato, antes de que ella pudiese abrir una de mis puertas. No me aparecía sentirme tripulado, no todavía.