13 De Junio - Shincal / Hora - 9: 31 Am
Himeya abrió los ojos lentamente, sintiendo el peso de la fatiga en cada parpadeo. La carpa militar, ahora iluminada por la luz del día, le recordó la compleja serie de eventos que habían llevado a su equipo a este lugar. Al tocar su rostro, notó la venda que cubría la herida en su mejilla izquierda.
Helena, sentada no muy lejos de él, lo notó despertar y se acercó rápidamente.
—¿Cómo te sientes esta mañana? —preguntó Helena, mirándolo con preocupación.
Himeya se sentó, apoyándose en el saco de dormir.
—Estoy bien, gracias. —Su tono era sereno, aunque la fatiga se reflejaba en sus ojos.
Los oficiales militares se acercaron a la carpa, examinando al equipo con curiosidad y precaución. Uno de ellos, un hombre de mediana edad con uniforme militar, se adelantó.
—¿De dónde son? ¿Cómo llegaron aquí?
Helena tomó la palabra con seguridad.
—Somos del Valle de Catamarca. Nos vimos envueltos en un conflicto con un grupo de terroristas y criaturas extrañas. ¿Pueden decirnos dónde estamos exactamente?
El oficial, con expresión seria, respondió:
—Están en la provincia de Tucumán, cerca de los límites con Catamarca. Fueron llevados aquí después de un enfrentamiento entre fuerzas armadas y esos terroristas. ¿Tienen información relevante sobre ellos?
Himeya interrumpió, compartiendo la información necesaria sobre los terroristas y la amenaza de Cerbero. Mientras hablaba, notó que la atención del oficial se agudizaba, revelando un interés mezclado con preocupación.
—Parece que han pasado por situaciones complicadas. Están a salvo ahora. Vamos a enviar refuerzos y a limpiar la zona.
Agradecidos por la intervención del ejército argentino, el equipo comenzó a sentir un atisbo de alivio. Sin embargo, la incertidumbre sobre el futuro aún pesaba en sus mentes.
El día avanzaba, y los oficiales indicaron que debían permanecer en la zona hasta recibir nuevas instrucciones. Mientras tanto, el equipo aprovechó para descansar y reflexionar sobre los eventos que los llevaron a este punto. La herida de Himeya, aunque física, simbolizaba las cicatrices más profundas que cada uno llevaba consigo.
Bajo el cielo despejado, el equipo de Helena fue conducido hacia el valle en un helicóptero militar. Mientras se alejaban del campamento improvisado, observaron el paisaje montañoso y la exuberante vegetación que se extendía a lo largo del horizonte.
Helena miró por la ventanilla, reflexionando sobre los eventos recientes. A su lado, Himeya estaba sumido en sus pensamientos, con la vista fija en el paisaje que pasaba velozmente. La venda en su mejilla izquierda era un recordatorio tangible de los desafíos enfrentados y las pérdidas sufridas.
A medida que se acercaban al Valle de Catamarca, la sensación de regreso al hogar llenó el helicóptero. Los recuerdos de la búsqueda del tesoro y el enfrentamiento con los terroristas quedaban atrás, reemplazados por la esperanza de un regreso a la normalidad.
El helicóptero descendió con suavidad en una zona abierta del valle. Helena y su equipo salieron, agradeciendo a los oficiales por su ayuda.
—Estamos en deuda con ustedes —expresó Helena, extendiendo su mano hacia el oficial que los había acompañado.
—Fue un trabajo en equipo. Ahora, cuidaremos de la situación aquí. Si necesitan algo, no duden en contactarnos —respondió el oficial con profesionalismo.
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Las Crónicas De Victory®
Novela JuvenilPrecuela/Spin-off de: Iniciativa Caídos: Ciber-Amenaza ❇Las vacaciones de verano del 2015 están a la vuelta de la esquina: para Himeya, de 17 años. Solo quedan una semana antes que se mude a Buenos Aires con sus padres: lejos de sus mejores amigos D...