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Me puse de pie al instante en el que la cámara apuntó al rubio, al igual que Katniss, a quien pude notar por el rabillo del ojo acercándose a la pantalla con los ojos abiertos de par en par.

Peeta, mucha gente no está muy segura de lo que pasó.

Si, se lo que sienten— dijo el rubio con una perfecta sonrisa, la cual combinaba a la perfección con un traje pulcramente blanco, el cabello peinado hacia atrás y sin ninguna señal de maltrato o incluso algunas de las heridas que se había hecho dentro de La Arena.

—Entonces, si es posible— continuó Flickerman— descríbenos lo que ocurrió realmente en esa última y controversial noche.

Primero que nada, deben entender que en Los Juegos, solo tienes un deseo— habló tranquilamente— Un deseo muy caro.

Fruncí el ceño.

—Te cuesta la vida— cuestionó el entrevistador.

Cuesta más que la vida.

¿A qué te refieres, que es más importante?.

Bueno, debes matar personas inocentes, y es te cuesta todo lo que eres 

—Si— le dio la razón Flickerman.

Así que uno debe aferrarse a ese deseo; y esa noche mi deseo era salvar a Katniss.

Claaro— estuvo de acuerdo.

Por que debí haber huido con ella ese día, como ella quería.

No lo hiciste, ¿Por qué?, estabas inmerso en el plan de Beetee— quiso saber Flickerman.

No, estaba inmerso en jugar alianzas, luego me separaron y . . .— se quedó en silencio— Fue cuando la perdí; entonces cayó el rayo, y el campo de fuerza que nos rodeaba, pues, estalló.

Si, pero Peeta, Katniss fue la que lo hizo estallar, tu viste el video— aclaró el hombre.

—Amm, ella no entendía lo que estaba haciendo— insistió el rubio— ninguno de los dos sabía que existía un plan mayor, no teníamos idea.

No tenían idea.

No.

Pero Peeta, muchos encuentran eso sospechoso, ¿no lo crees así?— A ese punto de la entrevista la cámara iba de uno al otro sin detenerse— Parecería que ella era parte de un plan rebelde.

¿Y era parte del plan que Johanna intentara matarla?, ¿O a Emily?, ¿era parte del plan que me paralizara un rayo?— dijo indignado— No, no éramos parte de ningún plan rebelde, no teníamos idea de lo que ocurriría.

—Te creo— sentenció Flickerman elevando ambas manos en el aire— Me has convencido Peeta Mellarck, gracias.

Bien

A ese punto a Peeta se lo podía notar un poco incómodo, se movía en su asiento y miraba a algún lugar detrás de cámara.

—Iba a pedirte que hablaras de esta guerra, pero tal vez estás alterado— insistió el entrevistador.

—No, no, estoy bien.

—¿Estás seguro?.

Si, absolutamente.

—Mentira— susurré tensando la mandíbula al notar lo incómodo que se veía el muchacho.

Lo vi tomar aire e intentar verse seguro al dirigir su vista a la cámara que lo apuntaba

Quiero que todos los que están viento, se detengan, y piensen lo que significa una guerra civil, ya estuvimos a punto de extinguirnos una vez, y ahora somos aún menos— el bullicio comenzó a oírse por todo el comedor, por lo que Katniss despegó su mirada de la pantalla y la paseo por todo el lugar, hasta que finalmente la detuvo en mi, se la veía completamente perdida frente a lo que estaba sucediendo— ¿De verdad quieren hacer eso?, matarnos unos a otros, esa no es la solución.

Comencé a avanzar hasta donde se encontraba la castaña, quien observaba a Peeta sin poder creer lo que decía, al mismo tiempo que el bullicio de los presentes aumentaba.

Les pido a todos que dejen las armas, o será el fin de todos nosotros.

Peeta, ¿estás pidiendo un alto al fuego?— la voz de Flickerman se abrió paso entre los gritos de indignación.

—Si, así es— dijo el rubio con tranquilidad— les pido a todos que acaben con esta violencia absurda.

No era capaz de seguir presenciando aquello, por lo que acorté la poca distancia que me separaba de Katniss y una vez que estuve junto a ella, la tomé levemente del brazo y la comencé a dirigir hacia fuera del lugar.

. . .

—No se como sentirme en este momento Emily— dijo cortando el silencio que se había prolongado por unos minutos desde que habíamos salido del comedor— Por un lado, a él no se lo ve mal, pero, por el otro propone un alto al fuego— me observó sin dejar de mover entre sus manos la pequeña perla que Peeta le había reglado— Eso no es algo que Peeta haría, hay algo extraño en todo esto, ¿No lo crees?.

—Claro que lo hay— me senté junto a ella— No se lo veía cómodo, y aún tratándose de Peeta,  no propondría un alto al fuego.

—No puede haber un alto al fuego, no después de todo lo que hizo Snow.

Iba a responder a aquello pero me vi interrumpida por alguien que ingresaba al lugar.

—Esta noche nos hizo mucho daño.

Observé detrás de nosotras al oír aquello, encontrándome con el mismo muchacho que anteriormente estaba junto a Katniss.

Era alto, su cabello castaño, ojos grisáceos, hombros anchos y a decir verdad, guapo, bastante. Está bien, era jodidamente guapo, no tanto como Finnick a mi parecer pero sin dudas tenía lo suyo.

—La mayoría de los Distritos no tiene el valor de unirse— continuó hablando hasta sentarse frente a nosotras.

—¿Por qué crees que lo haya dicho?— cuestionó la castaña.

—No lo sé, tal vez lo forzaron.

Rodé los ojos.

—Estamos hablando de Peeta— hablé, llamando su atención y casi obligándolo a que observara algo que no fuera Katniss— Es obvio que lo obligaron.

—Sin embargo, no lucía tan mal— agregó el chico ignorándome por completo nuevamente, causando que enarcara una ceja— Habrá llegado a un arreglo para protegerte.

—Todavía está jugando el Juego— susurró Katniss con la vista perdida.

Suspiré antes de colocar mi mano en su espalda para llamar su atención.

—Deberías ir a descansar.

El chico se quedó mirando la puerta cuando te ella se fue, por unos segundos, luego su mirada pasó por mi por un instante antes de asentirme levemente a forma de despedida y pasar por mi lado sin decir ni una palabra.

Me encogí de hombros y caminé hacia el otro lado. 

La imagen de Peeta en aquel traje pulcramente blanco aún estaba en mi cabeza, al igual que la forma en la que su actitud iba volviéndose errática a medida que avanzaba la entrevista.

Algo le estaban haciendo, y sin miedo a equivocarme podría jurar que los demás estaban sufriendo un destino igual al del Chico en Llamas.

—Resiste— susurré mientras tocaba el anillo que descansaba en mi mano.

Los Juegos del Hambre: Siguiendo al SinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora