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—¿Flechas explosivas?— dije observando como Katniss acababa de acomodar los últimos detalles antes de irse al  Distrito 8.

—Si, Beetee estuvo ocupado al parecer— se giró para verme— Dijo que tiene un par de dagas especiales para ti, ya sabes, para cuando dejen de exagerar y te dejen salir— miró sus manos— Aunque podría hablar con ellos y convencerlos de que te dejen ir hoy, aún hay tiempo.

—Katniss— negué divertida— aunque me permitieran ir, no lo haría, es una muy mala idea teniendo en cuenta que irás a un lugar en el que muy posiblemente haya gente herida, o incluso peor, y ese es el último lugar en el que querrías que yo esté— me acerqué a ella y acomodé un poco su traje— Me quedaré aquí esperando a que regresen— le sonreí— y aunque admito que eso de que se aseguren de grabar tu muerte se escuchó genial, trata de que no sea necesario llegar a tanto y regresa a salvo.

—Suenas como mi madre— rodó los ojos.

—No se si como tu madre, pero como una amiga seguro que si.

—Creí que no tenías amigos.

Le guiñé el ojo y dejé unos pequeños golpecitos en sus hombros antes de alejarme de ella, justo en el momento en el que Boggs se asomaba por la puerta y le indicaba que había llegado el momento de irse.

—Solo regresa a salvo niña.

Ella asintió, y tras eso se alejó con arco en mano junto al moreno.

—Creí haberte dicho que dejaras de seguirme— dije  tras unos minutos, rodando los ojos.

—Como fue que tu. . .— preguntó sorprendido.

—Hueles a especias — lo interrumpí al tiempo que comenzaba a caminar hacia el comedor.

—Oh, es eso— se colocó a mi lado— fue mi turno en la cocina, y no es por presumir pero la comida es sin dudas unas de las mejores que probarás en toda tu vida.

—No pregunté.

—Lo sé, pero quería que cuando probaras ese manjar dentro de unos minutos supieras que fue en su mayoría obra mía.

Rodé los ojos  nuevamente.

—Deja de hacer eso— me señaló colocándose a mi lado.

—¿Qué?.

—Lo que haces con los ojos cuando te hablo.

Rodé nuevamente los ojos.

—Eso— dijo señalándome.

—Lo haré cuando dejes de seguirme a todos lados

—No me agrada más que a ti.

—Entonces ya no lo hagas.

—Solo sigo órdenes.

Habíamos llegado a las puertas del comedor, por lo que aproveché el momento en el que abrí la puerta para mirarlo brevemente.

—No diré nada si tú no lo haces— le aseguré.

—Ojalá pudiera, pero— señaló las esquinas superiores del lugar— no hace falta que ninguno diga nada.

Mis ojos se encontraron de frente con las cámaras de seguridad, las cuales sin dudas gravaban todo lo que sucedía a todas horas.

—Ash, que molesto.

—De verdad tienes un problema con eso de rodar los ojos— comentó tomando la bandeja de la comida luego de que yo lo hiciera y comenzando a caminar detrás de mi hacia una de las mesas vacías.

—Mi único problema aquí, eres tú— le aseguré— Escucha, no necesito que me vigiles todo el tiempo, ni que estés detrás de mi a cada paso que doy, estoy bien, no tengo un episodio hace semanas y no siento el impulso de lastimar a alguien o de lastimarme a mi misma hace ya bastante más tiempo del que pueda recordar— El cobrizo me observaba seriamente— Así que si yo fuera tú, no perdería mi tiempo e iría a hablar con tu superior para que te asignen otra tarea o lo que sea.

Lion no dijo nada, solo me observó fijamente por unos segundos antes de encogerse de hombros y centrar su atención en su comida, tal como lo hacía cada vez que teníamos una conversación similar.

El resultado era siempre el mismo, él solo me ignoraba y continuaba siguiéndome hasta que yo me retiraba a mi habitación a dormir, aunque incluso había veces que sentía que ni después de eso se iba.

Bufé cansada y me llevé un bocado del almuerzo a la boca.

—Está rico— murmuré luego, evitando ver su rostro, el cual podía sentir que tenía una sonrisa exageradamente grande, de esas que el chico me dedicaba cada vez que lograba que yo le dijera algo más además de que me dejara sola— Deberías centrar toda tu atención en la cocina, en lugar de perder el tiempo siguiéndome.

Una pequeña risa escapó de sus labios.

—Haré como que no escuché la última parte— dijo risueño.

—¿Así como casi siempre yo hago que no existes?

—Exacto.

—Eres muy molesto.

—Lo dices tantas veces que en algún momento comenzaré a creerlo.

—Mientras antes lo hagas será mejor para ti.

—No lo creo, prefiero posponerlo por el momento— sonrió, ese chico siempre estaba sonriendo.

Suspiré resignada, y observando mi bandeja decidí preguntarle algo que rondaba mi cabeza desde hacia unos minutos.

—¿Crees que Katniss esté bien?.

—No creo que dejen que algo le suceda, ella es la cara de la revolución— dijo con su tono de voz más serio que el que usualmente utilizaba— No podemos darnos el lujo de perderla.

El silencio nuevamente se hizo presente.

Sabía que Katniss era alguien importante, pero eso no significaba que fuera indispensable, ella podría morir y aún así seguiría siendo la imagen de la revolución, utilizarían su muerte para fomentar aún más un levantamiento contra el Capitolio, y si tenían éxito y lograban quitar a Snow del poder el rostro de Katniss seguiría dando vueltas, incluso cuando el tiempo fuera pasando.

¿Alguien que no fuera su familia o sus amigos la lloraría realmente? ¿Pensarían en ella como una adolescente que perdió la vida siendo el peón en una guerra en la que no quería participar o como El Sinsajo? 

—Ella regresará a salvo— la voz de Lion me hizo salir de mis pensamientos, justo en el momento indicado, antes de que mi mente se perdiera, como lo venía haciendo desde que había llegado— Lo prometo.

—Voy detrás de ti— me aseguró Finnick con una sonrisa antes de depositar un suave y rápido beso sobre mis labios.

—No hagas promesas que no sabes si podrás cumplir.

Tomé la bandeja con lo poco de comida que quedaba y me puse de pie.

—¿Y ahora que fue lo que hice?— preguntó sin comprender, viendo como me alejaba— Emily.

Lo oía llamarme a medida que avanzaba, sin embargo, decidí ignorarlo hasta que finalmente me encontré fuera del lugar.

Sabía que la comida era importante para ese tipo, por lo que finalmente estaría sola, al menos por una hora, dos si decidía repetir.

Suspiré, tratando de borrar de mi mente aquel recuerdo de la última vez que había visto y hablado con Finnick, hasta quedarme solo con su sonrisa llenando cada espacio de mi.

Realmente lo extrañaba, cada minuto de cada día que pasaba.

La mayoría de las noches las pasaba en vela debido a que las pesadillas se basaban en todo lo que le podrían estar haciendo en ese momento con tal de sacarle información.

Imaginarlo sufriendo destrozaba cada parte de mi alma que aún no estaba rota, y la esperanza de volverlo a ver era lo único que me ayudaba a seguir respirando cada día.

Los Juegos del Hambre: Siguiendo al SinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora