Capítulo 16 : Segundas oportunidades

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—¿A dónde vas? —preguntó Olimpia al ver lo arreglada que iba.

—A casa de Vanessa estaré con ella hasta tarde, pero no me quedaré a dormir allí—aclaró la joven.

—Vas un poco demasiado coqueta para ir a casa de Vanessa—destacó su tía.

—Está bien, habíamos pensado ir al cine más tarde, necesito hacer algo más que las tareas de Crown Hill—comentó Stella.

—Está bien, solo porque estas semanas no has montado ningún escándalo ni te has quejado de tu castigo—aseguró Ander.

—Gracias—respondió Stella.

La joven princesa dio un suspiro cuando salió de su casa, había faltado muy poco para que sus tíos hubieran echado a perder aquel día. De camino a casa de Vanessa, Stella esperaba que Izan hubiera encontrado sus indicaciones fáciles de seguir y que hubiera sabido como llegar hasta allí. 

Stella solo quería que esa cita saliera bien, al final, no sabía cuántas segundas oportunidades iba a tener para hacer las cosas bien. Tenía muchas ganas de ver a Izan, con él todo era sencillo, no tenía que ser solo la princesa de un reino, podía ser muchas más cosas; podía ser quien ella quisiera. Dejó sus pensamientos atrás cuando se encontró atascada en el centro de la ciudad, a pesar de que era el camino más rápido para llegar a casa de Vanessa.

—¿No podemos llegar por otro sitio? —preguntó Stella.

—Lo siento, pero me temo que no—aseguró el chofer.

Cuando Stella logró llegar a la casa de Vanessa, se dio cuenta de que había una limusina con un escudo que reconocía. Se preguntaba porque estaba él aquí. Stella bajó de su limusina y entonces la puerta del otro vehículo se abrió. La princesa se quedó sorprendida al ver salir a Izan.

—No eres la única que sabe cómo jugar sus cartas—dijo Izan.

—No te creas eso Stella, le hice un favor—respondió Peter que había bajado el cristal de la ventana trasera de la limusina.

—Hola Peter—contestó la joven.

—Y ahora que ya hice de hada madrina, me voy—contestó el joven riéndose.

Izan y Stella no pudieron evitar reírse ante las palabras de Peter.

—¿Así que Peter es tu hada madrina? —dijo Stella.

—No todos tenemos tantos atajos como tú, la verdad es que pensaba ir en autobús y luego andando, pero Peter me preguntó a donde iba y bueno, se ofreció—aclaró el joven.

—Qué considerado—se limitó a responder Stella.

A continuación, la joven se acercó a Izan para besarle, pero cuando sus labios estaban a pocos centímetros del otro una voz los interrumpió. Stella se dio la vuelta y comprobó que esa voz era de su amiga. Vanessa salió de su casa y se aproximó a ellos.

—Eres muy oportuna—dijo Stella.

—Lo siento, no podía permitir que os fuerais sin conocerle oficialmente—aseguró Vanessa.

—Izan, la condesa de noruega, Vanessa Hellwater, una buena amiga. Vanessa, este es Izan Blackburn—dijo presentándolos entre sí.

En aquel momento Izan hizo algo que no esperaba, saludó a Vanessa con cortesías.

—Por favor, levanta, no es necesario nada de todo eso, solo soy la amiga de tu novia—dijo Vanessa.

Stella e Izan se incomodaron, ya que es cierto que querían estar juntos, pero aún no habían tenido esa conversación y Vanessa dijo aquello sin pensar.

Confesiones de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora