Capítulo 24 : El secreto de Aria

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A continuación, Stella comenzó a medir los ingredientes y a realizar la mezcla. Todo iba bien hasta que añadió el último ingrediente y en vez de hacer una reacción controlada, el líquido comenzó a sobresalir de la mezcla. No solo se desbordó del recipiente, sino que comenzó a caer al suelo mediante la mesa. El profesor vino inmediatamente para ver porque había tanto alboroto.

—Señorita Hart, señorita Hellwater, no sé qué es lo han hecho, pero mucho cuidado no han tenido, no lo entiendo—dijo el profesor muy molesto.

—Lo lamento—dijo Stella.

—Sí, ha sido un error—dijo Vanessa.

—No las mando a la directora a condición de que se pongan a limpiar este desastre inmediatamente—dijo el profesor.

Stella y Vanessa aceptaron aquel castigo, cualquier cosa era mejor que ver a la directora.

—Alguien sigue queriendo jugar a ser plebeya—mencionó Aria con malicia, y lo suficientemente alto como para que Stella y Vanessa la pudieran escuchar. 

Stella se molestó y estaba a punto de ir a decirle algo, pero Vanessa la paró.

—No vale la pena Stella, déjala—le pidió su amiga.

—Está bien—contestó Stella.

Después de limpiar aquel desastre pudieron ir a comer junto a Alicia. Estaban las tres en su mesa habitual cuando Peter Wells se acercó.

—No puede ser—dijo Alicia.

Stella y Vanessa levantaron la mirada ante el comentario de su amiga y enseguida vieron porque tanto estruendo.

—Va a venir a hablar contigo—dijo Vanessa a la princesa.

—No tenemos nada de lo que hablar—aseguró Stella.

—Hola chicas, puedo hablar un momento con Stella a solas, ¿por favor? —preguntó Peter.

—Claro, vamos a buscar otro pudin Alicia—dijo Vanessa, dejando a su amiga sola.

—Tenemos que hablar—insistió Peter.

—Si el tema de conversación es Izan, no estoy interesada—comentó Stella.

—Solo ha hecho lo que creyó que era lo mejor para ti, no tiene sentido que te enfades con él de esa manera—explicó Peter.

—Y yo no necesito que te lo cuente todo y que influyas en sus decisiones. Por si no lo recuerdas yo lo di todo, por él, por nosotros y a la mínima oportunidad que tuvo para irse, lo hizo—le reprochó Stella.

—Sabes que eso no es cierto, sabes que si Izan tuviera mi título, tus tíos estarían encantados de que fuera tu novio. Todo lo que te dijo lo hizo por ti, y sí, vino a verme para pedirme consejo, pero, nunca te dijo algo que no sintiera—aseguró Peter.

—Por favor, si solo has venido para defenderle, vete, no quiero oírlo Peter—mencionó Stella.

—Izan está destrozado—confesó el príncipe.

—¿Y yo que estoy, genial, verdad? —comentó Stella.

—Yo no he dicho eso—contestó Peter.

—Por favor, véte, siento ser así, necesito tiempo, necesito tiempo para estar bien—pidió Stella.

—Vale, tu solo recuerda lo que te he dicho—pidió Peter.

Cuando Peter se marchó, Alicia y Vanessa regresaron y le hicieron la pregunta obvia a Stella.

—¿Estás bien? —quiso saber Alicia.

—No—contestó Stella.

—¿Qué quería? —preguntó Vanessa.

Confesiones de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora