—Buenos días a ti también—comentó Stella.
—Es un alivio que estés aquí—reafirmó la condesa de Noruega.
—¿Por qué dices eso? —quiso saber la princesa de Ilios.
—Bueno, recuerdas cuando nos hicimos amigas de verdad, resulta que Aria no se tomó muy bien que no dejara que hablase mal de ti, mientras no estabas y aunque Alicia se puso en medio al final, digamos que ya no le caigo bien a Aria, y me ha estado haciendo la vida un poco difícil, entre estos muros. De vez en cuando Alicia viene a verme y hablamos, pero ahora se ha convertido en la única mano derecha de Aria—explicó Vanessa dando muchos detalles.
—¿Te han sacado de su grupito por mi culpa? —dijo Stella.
—No es tu culpa, prefiero no tener que aguantar a Aria, echo de menos a Alicia, pero sacarla de ahí, no creo que sea viable, tiene mucho que perder si Aria se enfada—aseguró Vanessa.
—Lo siento mucho—se disculpó Stella.
—No te preocupes. Y obviamente tenemos una nueva mesa, porque ellas se quedaron con la nuestra—aclaró Vanessa.
— No me parece justo—contestó Stella.
El resto del día fue bastante ordinario hasta que llegó la hora de la comida, Stella y Vanessa estaban en su nueva mesa asignada.
—¿Al final tus tíos han cedido con tu cumpleaños? —quiso saber Vanessa.
—Aún no me han dicho nada, pero yo espero que si—explicó Stella.
—Seguro que al final te sales con la tuya, siempre lo logras—destacó la condesa.
A continuación, un muchacho con un ramo enorme de lirios y rosas se acercó a su mesa.
—¿La señorita Stella Hart? —preguntó el joven.
—Si, soy yo—comentó Stella algo confusa.
—Estas flores son para usted, que tenga un buen día—contestó el muchacho y después se marchó.
—Stella, te están mirando—mencionó Vanessa que había notado como los ojos de todos se habían puesto sobre su mesa.
—Ahora mismo, eso me da un poco igual—comentó a la vez que observaba el ramo.
Vio que había una nota enrollada en el ramo, abrió el pequeño sobre y allí leyó la nota.
"Estas flores solo te las envío porque nadie nunca me había hecho sentirme tan feliz. Siempre tuyo, I. B."
Stella no tuvo tiempo para releer su nota, ya que Vanessa se la quitó de las manos. La princesa estaba demasiado contenta como para decirle nada.
—¿I. B.?, ¿Quién es ese? —preguntó Vanessa.
—Piensa un poco amiga—dijo Stella.
—Claro, es verdad, qué mono, qué suerte tienes, ya me gustaría que quien tú sabes me mandara flores—contestó Vanessa.
—Me pregunto cómo sabía que estábamos aquí—quiso descubrir Stella.
—Te olvidas de que Izan tiene ojos aquí dentro, ¿recuerdas? —dijo Vanessa mientras observaba la mesa de los de último curso.
—Peter sabía que iba a estar aquí—aclaró Stella incrédula ante todo lo que había hecho Izan solo para darle unas flores.
—La maldad se acerca—anunció Vanessa.
—No tengo ganas de aguantar a Aria—aseguró Stella.
Pero ya era tarde, Stella no tenía más remedio que esperar a que aquella conversación acabara lo antes posible.
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Confesiones de una princesa
Teen Fiction¿Qué pasaría si una princesa se enamorara de un completo desconocido? Sigue la historia apasionante de Stella, una princesa de 17 años, quien se ve envuelta en un romance prohibido con un irresistible joven llamado Izan, quien esconde muchos secreto...