Olimpia no tuvo tiempo de contestarle ya que su sobrina ya se había ido hacia la multitud.
Lo primero que hizo Stella fue probar que su tía se equivocaba, o eso era lo que quería hacerle creer. Así que, fue a hablar con el duque de Sicilia, y después estuvo bailando con él. Posteriormente fue el turno del príncipe de Grecia, luego del heredero al trono de Malta, y más tarde fue el turno del príncipe de Luxemburgo.
Durante más de una hora Stella fue cambiando de pareja de baile y de conversación de forma constante. Aunque cada vez que bailaba con alguien y podía desconectar de aquella conversación, que no le interesaba para nada, miraba de reojo al único chico que tenía toda su atención, aunque fuera desde lejos. Más tarde, Stella se acercó a sus amigas.
—Alicia, me permites que te robe a tu acompañante para un baile—preguntó la princesa.
—Claro sin problemas—dijo Alicia.
Mientras Stella bailaba con el príncipe de Irlanda, Vanessa tenía entre manos un plan para ayudar a su amiga.
—¿A Izan le apetece bailar, pero a mí se me da fatal, lo sacas a bailar Alicia? —pidió la condesa de Noruega.
—Yo, pero... Ah vale—dijo Alicia y después cogió al joven para dirigirse a la pista de baile.
—Siento que te hayan metido en todo esto—se disculpó Izan.
—No te preocupes, Vanessa sabe lo que hace—aclaró Alicia.
Stella ni se había dado cuenta de que su amiga estaba bailando con Izan, pero eso iba a cambiar muy pronto. Cuando la canción terminó, notó que alguien le daba un toque en su hombro derecho y cuando se dio la vuelta vio a Alicia.
—Te dije que te lo dejaba para un baile, quiero a mi pareja de vuelta, ¿hacemos el cambio? —indicó Alicia sabiendo lo que estaba haciendo.
Stella se dio cuenta de que Izan había estado bailando con Alicia, para poder hacer aquel cambio después. Era una idea brillante y a su vez muy arriesgada, pero la tomó.
—Claro—dijo Stella.
La siguiente canción comenzó y cada pareja se fue por su lado.
—Tus amigas son muy persistentes en que estemos juntos, me alegra saber que al menos a alguien de tu entorno le parezco suficiente bueno para ti—reconoció Izan.
—Me alegra que estés aquí, conmigo—confesó la princesa.
—Tengo que reconocer que verte con todos estos chicos pendientes de ti, no es muy divertido—dijo Izan.
—Alguien está celoso, no veo el motivo, sabes que, si por mí fuera, no me movería de aquí en toda la noche—aclaró Stella.
—Lo sé—respondió el muchacho.
—Me gustaría poder estar a solas contigo, aunque fuera solo un rato, pero me vigilan—dijo Stella sabiendo que sus tíos seguían muy pendientes de la joven.
—Algo se te ocurrirá—comentó el joven.
En aquel momento la canción terminó e Izan, decidió darle un beso en la mejilla delante de todos los presentes.
—No deberías de haber echo eso—confesó Stella alterada.
—¿Por qué no? No es nada que se salga del protocolo—respondió Izan.
—No, pero eres tú y sabes que no todos te ven con mis ojos, vuelve con Vanessa por favor—insistió la futura reina.
—Está bien, lo siento—pidió perdón el joven.
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Confesiones de una princesa
Teen Fiction¿Qué pasaría si una princesa se enamorara de un completo desconocido? Sigue la historia apasionante de Stella, una princesa de 17 años, quien se ve envuelta en un romance prohibido con un irresistible joven llamado Izan, quien esconde muchos secreto...