Capitulo 6: El algodón de azúcar

68 28 22
                                    


Era de noche cuando Stella recibió una llamada de un número que no conocía.

—¿Stella? Soy yo, Izan—dijo el joven.

—Hola Izan—contestó la futura heredera.

—Siento llamar tan tarde—aseguró el muchacho.

—No pasa nada, dime—dijo Stella.

—Me preguntaba si tenías planes para el jueves por la noche—quiso saber Izan.

—¿El jueves? —repitió insegura la princesa.

—Sí, ¿qué ocurre, no te va bien? —preguntó el joven.

—No es eso, pero debería de estar en casa no mucho más tarde de las doce, normas de la casa—dijo Stella avergonzada.

—Está bien, por eso no te preocupes—confirmó el joven.

—¿A qué hora quedamos? —preguntó Stella.

—Te veo a las siete, en la playa que está cerca del castillo Wells, ¿sabes dónde te digo? —preguntó el muchacho.

—Claro, te veo allí entonces—afirmó Stella emocionada.

—Hasta el jueves, adiós—dijo Izan.

—Adiós—dijo Stella y luego colgó.

Entonces dos preguntas le vinieron a la mente. Se preguntaba si eso era una cita y luego se preguntó cómo iba a hacer para poder estar con Izan hasta tan tarde sin que nadie la molestara. El jueves llegó sin que Stella se diera cuenta. No es que no quisiera ver a Izan, sin embargo, estaba nerviosa. Había pasado una hora desde que había llegado de Crown Hill y estaba buscando qué ponerse. No sabía cómo debía vestirse una para este tipo de acontecimientos. 

Al final, optó por un vestido negro de tirantes con lunares blancos y un cinturón amarillo, y una chaqueta blanca de punto. Se maquilló, aunque esta vez su maquillaje era mucho más simple que el que usó en su fiesta. Estaba lista para salir por la puerta cuando se tropezó con sus tíos; sabía que era el momento de decir la verdad, soltar una excusa creíble o algo entremedias.

—¿A dónde vas a estas horas? —preguntó Ander, ya que no estaba acostumbrado a ver a su sobrina salir tan tarde entre semana, a no ser que fuera para acabar algún trabajo.

—Yo.... —comenzó a decir Stella nerviosa.

—¿Qué ocurre? —preguntó Olimpia, esperando una respuesta sincera.

—He quedado con el chico del baile—dijo sin dar más explicaciones.

Su tía, Olimpia exclamó como si estuviera contenta por ella, pero su tío, estaba molesto.

—¿A estas horas?, ¿no es un poco tarde? —preguntó Ander.

—Tonterías—dijo Olimpia.

—Mañana tienes clases, supongo que lo recuerdas. Y supongo que recuerdas las normas de esta casa—dijo Ander.

—Lo sé, estaré aquí pronto, y mañana podré ir sin problemas a Crown Hill—aseguró Stella.

—Déjala Ander, no está haciendo nada malo—le pidió Olimpia.

Stella estaba lista para que su tía se pusiera de parte de su marido, pero tal y como pudo observar, eso no ocurrió.

—¿Entonces puedo ir? —preguntó la joven.

—Supongo que sí, aunque deja que Charles te lleve hasta allí, luego ya volverás con el coche o lo que sea que tenga ese muchacho—dijo Ander.

—Vale—dijo Stella.

Confesiones de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora