Capítulo 11 : Corrigiendo errores

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Un tiempo después, Stella llegó a la imponente posesión de los Wells. Allí tuvo que avisar de que había llegado.

—Los reyes me han informado de que no la deje pasar—expresó un sirviente.

—Por favor, dígales que vengo para hablar sobre Peter—mintió la joven.

Cinco minutos después la dejaron entrar al castillo.

—Sé rápida, no tengo ganas de perder más tiempo hoy—declaró Evelyn Wells.

—Por favor, no despidan al señor Blackburn, ni él ni su hijo tienen la culpa de lo ocurrido, toda la culpa es mía. Soy la heredera a un pequeño trono y siempre he sido invisible en comparación a Aria y a otras princesas. Yo hice aquello como un acto de rebeldía. Izan Blackburn me dijo que no quería meterse en problemas, pero yo lo persuadí para que hiciera lo que yo quisiera, y yo colgué esas fotos por los pasillos de Crown Hill. Todo fue idea mía para ser más popular, para ser más relevante. Soy la única culpable que hay en todo este asunto. Y por supuesto, Peter no sabía nada de todo esto, le pedí a Izan que me guardara el secreto. Me gustó ser la princesa rebelde, aunque ha llegado demasiado lejos—explicó Stella, quien había aprendido a crear una mentira convincente.

—De verdad, esperas que me crea esa historia—dijo Henry.

—Es la verdad—aclaró Stella.

—Si fuera verdad, porque la directora nos dijo que no sabías quién había hecho los carteles—dijo Evelyn.

—Si hubiera dicho toda la verdad en el instituto, todo el misterio que había creado, hubiera desaparecido, y hubiera sido vista como una vulgar y patética chica que solo quería llamar la atención—aseguró Stella.

—Bueno, al final que podemos esperar de una chica que fue criada sin sus padres—admitió Henry.

—Debes saber que esto no quedará así, has puesto a nuestra familia en una posición muy incómoda y no podemos permitirlo. Dudo que después de que estos rumores salgan a la luz, alguien digno quiera casarse contigo querida—anunció Evelyn.

—Entonces, ¿le devolverán el trabajo al señor Blackburn? —quiso saber Stella.

—Sí—afirmó Henry con tono solemne.

—Pero con una condición, debes ir mañana a la directora y decirle toda la verdad, que fue cosa de una niña tonta que quería atención y que ni nuestra familia ni nuestros empleados, tienen culpa alguna de lo que ocurrió, que eres buena manipulando—expuso Evelyn.

Stella dio un suspiro, era un pequeño precio que pagar con tal de que su estúpido enamoramiento, no le costara su trabajo a un buen hombre. Sabía que sus tíos iban a tomar represalias contra ella y que la directora también, y si ya tenía mala fama en el instituto, ahora tendría una peor.

—Está bien—acordó Stella.

—Imagino que es obvio, pero no se te ocurra acercarte a Aria, eres una mala influencia—dijo Evelyn.

—De acuerdo—comentó brevemente Stella.

—Puedes irte, te agradezco tu sinceridad señorita Hart—respondió Henry.

Stella salió de allí y de pronto escuchó unas palmadas tras ella.

—Peter que susto me has dado—dijo la joven.

—Lo siento, no era mi intención, pero te vi llegar desde mi habitación y tenía que saber por qué estabas aquí—aclaró Peter.

—He venido a hacer lo correcto—mencionó Stella.

—Has hablado con mis padres sobre lo de Izan—asumió el muchacho.

—Sí, y conseguí que le devolvieran el trabajo a su padre, así que me voy a ir a mi casa—dijo Stella no muy alegre.

Confesiones de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora