—Supongo que recuerda el escándalo sobre mi familia hace unos meses, la foto que acabó empapelando todas las paredes de este instituto—dijo Peter.
—Sí, recuerdo ese horrible acontecimiento—contestó la directora.
—Tengo pruebas de que Stella no tuvo nada que ver, aunque dijera que fuera ella—confesó el joven.
—Vaya, es muy valiente por presentarse aquí y con semejante discurso, pero no lo veo relevante—aseguró Maxwell.
—Este móvil pertenece a mi hermana, en él encontrará fotos de los dos implicados y seguro que reconoce la que estaba en aquellos pósteres, Stella no tuvo nada que ver, ni nada de lo que dijo era cierto—aclaró el joven príncipe.
—Es muy noble de su parte, pero aparte de su palabra, ¿ qué pruebas tengo de que el móvil en cuestión pertenece a su hermana? —exigió la directora mientras observaba las imágenes de aquel móvil.
—¿Por qué iba a mentirle? —preguntó el Peter.
—Para proteger a la joven Stella Heart—sentenció la directora.
—Yo no tengo nada que ganar aquí más que la verdad, pero si no acepta mis pruebas, bueno, me parece que usted es una ilusa; conoce a mi hermana desde hace años, sabe perfectamente que tipo de persona es, y después de los numerosos escándalos que ha provocado a lo largo de los años en Crown Hill, ¿por qué le resulta tan difícil de creer que una vez más ella sea quien esté detrás de todo? —comentó Peter.
—Está bien, puesto a que nunca me has mentido, voy a suponer que tienes razón, llamaré a tu hermana y si ella confiesa; bueno; quizás tenga que disculparme, que tenga un buen día señor Wells—acabó por ceder la señora Maxwell.
Durante toda la mañana, varios rumores habían recorrido todo Crown Hill, y durante la hora de la comida esos rumores solo crecían. Stella estaba en su mesa de siempre con Vanessa y Alicia; y las oía hablar sobre el tema del momento.
—Yo creo que Aria la ha vuelto a liar como siempre y Peter la ha tenido que proteger—dijo Vanessa.
—Pero eso no tiene sentido, Chad me dijo que Mary vio que Peter salía del despacho de la directora a primera hora de la mañana, y sabemos que llamaron a Aria más tarde—contestó Alicia.
—Puede que tengas razón, pero aun no entiendo que puede haber pasado. Es decir, hasta hoy, nadie ha oído ni visto nada fuera de lo normal—recordó Vanessa.
—¿Y tú qué opinas Stella? —preguntó Alicia.
La princesa estaba perdida en su mundo. No era que no estuviera escuchando la conversación de sus amigas, pero creía que todo aquello no era nada especial. Solo un rumor más entre las paredes de aquella institución.
—Creo que, si algo ha pasado de verdad, lo sabremos tarde o temprano—comentó Stella.
—Siempre está un paso por delante de nosotras—aseguró Vanessa.
En aquel momento la cafetería se quedó en silencio cuando se escuchó un sonido fuerte. No era un ruido desconocido, pero fue lo suficientemente relevante como para enmudecer a aquella multitud llena de príncipes y princesas entre muchos otros. Stella acababa de ver junto al resto de sus compañeros como Aria se dirigía a la mesa donde estaba su hermano mayor y ésta le dio una bofetada muy sonora.
—¡Te has vuelto loca! —exclamó el futuro heredero.
—¡Como te atreves a hacerme esto!¡Todo por ella, ella no vale nada! —dijo Aria en voz alta.
—Tienes que calmarte Aria, no hagas esto aquí—pidió Peter, quien sabía que todos tenían la mirada puesta sobre los hermanos.
—¡Cálmate tú! —dijo Aria.
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Confesiones de una princesa
Novela Juvenil¿Qué pasaría si una princesa se enamorara de un completo desconocido? Sigue la historia apasionante de Stella, una princesa de 17 años, quien se ve envuelta en un romance prohibido con un irresistible joven llamado Izan, quien esconde muchos secreto...