Capítulo 2: Los Obreros

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_ La ética en el poder es decisiva para emprender a su paso el común mandato denominador en ambas partes, ejercer contratos o mantener relaciones más allá de lo económico fijando a su paso una estable relación... sinceramente es más entendible leer un libro de matemáticas que esta bosta._ Amelie se emprendía camino alrededor de los pupitres de sus amigos mientras leía en voz alto los textos del tan complicado manual ético. A su vez comía con lentitud un pedazo de pan dulce escondido entre las mangas de su camisa.
_ Igual no se preocupen por eso chicos, anoche me quedé hasta las tres de la madrugada haciendo estos esquemas del primer tema y de paso me adelante y leí un poco del segundo capítulo. Les hice fotocopias a cada uno y subrayé los temas más importantes con color flúor._ Dijo Jacobo sacando de su pesada mochila un enorme folio repleto de hojas tamaño impresora.
_ Yo hice lo mismo con el tema de álgebra lineal de economía, se parece un poco al tema que estamos viendo en economía de tercero._ Brian dejó en su banco el mismo recuento de hojas que su amigo compartía con los demás.
_ ¡Ya no doy más, odio leer y odio las matemáticas más encima tenemos que entender todo esto para el sábado!._ Ben tiró la toalla chocando su cabeza contra su carpeta negra. Un par de palmadas en su espalda trataban de darle ánimos.
_ Te dije que no te preocupes... mira, si quieres te hago un machete para álgebra así no te va tan mal y sacas un cinco.
_ ¡No, nadie va a hacerse ningún machete, hay que hacer las cosas de manera justa!._ Brian alzó su voz por encima del cansancio de Ben.
_ Por lo menos Ben lo está intentando, Maximiliano sigue mirando a la luna desde el lunes._ Jacobo observó a su amigo por encima de su hombro. Aquel adolescente se mantenía despreocupado en su pupitre con los pies apoyados en la mesa desconectado de su realidad.
_ No se preocupen, me leo los apuntes y estoy chocho, voy a pasar ese examen como si nada ya van a ver._ Respondió el chico arrebatando de cuajo el folio de Jacobo.
_ Un apunte no es lo mismo que leerte el capítulo entero, ahí hay letras sueltas y palabras claves, no vas a entender ni la mitad._ Respondió Brian mucho más irritado que en un principio, pero para él parecía muy fácil tomar las riendas del estudio como sí realmente no costará.
_ Palabritas claves, estuve averiguando durante esta semana el tema de la banda y me parece que encontré a un grupo capos en el tema, cuando toque el timbre voy a contactarlos para ver que sale._ Maximiliano todavía recostado en su asiento aventó un papel arrugado con forma esférica directo a la cabeza de Brian. El inteligente todavía mantenía una mirada de enojo cada que su amigo se iba por las ramas.
_ Tu idea de crear una banda no va a funcionar tan fácilmente, además la única canción que tenemos hecha la tengo bien oculta y dudo que a ti se te ocurra algo casi tan bueno como lo mío._ Brian enfrentó a Maximiliano intentando aunque sea amenazarlo pero era inútil. Maxi miró durante unos segundos a su amigo pero una risa con frenesí lo estampó contra su mesa.
_ ¿La canción que habías escrito en una hoja de carpeta y que tenías guardada en un bolsillo de tu mochila? La tengo yo._ El chico se hizo burla de la reacción de su amigo sujetando en una mano la hoja que contenía parte de la canción.
_ La verdad es que yo lo apoyo a Maxi._ Dijo Amelie aferrándose a su primo dirigiendo una mirada piadosa al resto del grupo.
_ Y claro, es tu primo después de todo, de tal palo tal astilla._ Pero Brian decidió dejar a un lado la discusión al ver entrar a su profesor de economía.
_ Se acabó el receso. Por favor Marsinez, vaya a su asiento.
_ Por supuesto profesor, en las cárceles se hace lo que diga el de arriba._ Insinuó la chica sentándose cómodamente en su pupitre.
_ Le advierto, señorita, que no voy a tolerar una falta de respeto a mi persona... por cierto, hablano de autoridad, me han dicho que les avise que dentro de la institución habrán inspectores de sanidad para tener todo bajo control, pueden aparecer en medio de la clase pero no se preocupen, están autorizados._ Tras su alegato el profesor tomó asiento observando a toda su clase en completo silencio.
_ La clase anterior estábamos hablando de los períodos de exámenes, con respecto a eso mi materia suele ser difícil a la primera pero si se dedican a estudiar como corresponde no tendrán problema alguno en pasar con una nota razonable._ El hombro observaba desde su postura el manejo de todos sus alumnos quienes con la mayor de la atención lo observaban detenidamente.
Sus alumnos miraban de re ojo a su imponente profesor, de estatura casi colosal vestido siempre uniformado, con lapicera en mano y una mirada fulmine que lo destacaba siempre que se dirigía a una multitud. En su clase eran pocos los que se atrevían a generar alguna interrupción, después de todo aquel señor dejaba muy marcadas sus reglas cada que se hacía presente.
_ Benedicto Minajiré, en este momento estoy dando una clase, ¿puedo saber cuál es la razón de tu concentración en esas hojas?._ El profesor se movió tres pupitres adelante marcando a su alumno con la punta de su lapicera.
Ben levantó la cabeza con miedo, sus ojos celestes se toparon con la vista de un artículo puntiagudo apuntándole de frente.
_ Tengo clases extracurriculares de ciencias políticas y economía, precisamente el sábado me toman un examen de los dos primeros capítulos y...
_ ¿y?, creo yo que existen los recreos, ahí además de comer puede estudiar todo lo que quiera, ahora por favor, frente en alto, ya han perdido muchas clases estos últimos meses._ La mano desocupada de su profesor se movió al frente. Ben notó su condescendencia y por más que le pesará el chico entregó sus apuntes.
_ Como estaba diciendo, la economía se basa en...
_ Disculpe._ Una voz frágil interrumpió nuevamente la clases del profesor, éste fuera de sí Contestó con frenesí.
_ Soy de inspección, con permiso.
Un hombre de Estatura promedio, vestido enteramente por prendas grises y un sombrero de protección que cubría parte de su rostro entró al aula. A primera vista parecía un obrero más entre los tantos que yacían inspeccionando la escuela pero aquel llamaba la atención más que por su conducta que por otra cosa. Con lentitud se hizo a la tarea de recorrer el salón. A pies arrastrados y siempre con la cabeza agachada, inspeccionaba cada mínima parte del salón incluso observando más de lo debido.
Francesca y Amelie se miraron por unos minutos a los ojos luego de entender lo que habían visto a la misma vez.
_ Perdone señor... ¿Necesita ayuda?._ Preguntó el profesor preocupado con la intensiva búsqueda de quien parecía ser un obrero.
Aquel hombre únicamente movió su cabeza de lado a lado tratando de negarse a la ayuda del profesor. Tras eso el inspector continuó con su recorrido pero hubo algo que llamó particularmente su atención. Con un movimiento rápido y errático el hombre se asomó por debajo del pupitre de Leila. La chica no pudo evitar lanzar un grito de miedo al ver una mirada apagada, de ojos grises y boca permanentemente abierta casi al borde del babeo a centímetros de la suya.
_ Señor le pido amablemente que deje en paz la privacidad de mi alumna, lo invito rápidamente a retirarse._ El profesor tomó control de la situación tomando al inspector por la espalda pero en vez de recibir una respuesta sólo escuchó un pequeño murmullo salir de aquella boca anestesiada.
_ Le pido disculpas señorita Torres, no tenía idea...
_ No se preocupe profesor, me dio un poco de miedo, es todo._ Respondió Leila tratando de borrar irreversiblemente aquella imagen de su cabeza.

Aprendiz De Emperatriz III: El pecado de una inocente| Brenda Perez Miranda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora