La chica levantó su pesado semblante luego de despertar en una desprolija y fría cama. A su lado descansaba un teléfono celular que precisamente no era de su propiedad.
Al verlo las pupilas de sus ojos sorprendidos colapsaron. Sujetó su cabeza mientras todo parecía dar vueltas.
Llevó el teléfono a sus manos pero el aparato no respondía. Intentó numerosas veces activarlo y luego de tantos intentos un pequeño papel de escritorio calló en su regazo.
" Por favor carga mi celular cuando estés en tu habitación, el cargador del mío no aparece y lo necesito urgente "
Amelie rápidamente atinó a un profundo suspiro de gracia.
Corrió de su cama alcanzando un cargador enchufado al costado de su velador.
La ficha entró sin problemas y lentamente el teléfono volvió a recibir señal.
Esperó allí sentada al costado de su cama apoyando su cabeza contra el velador. Poco a poco los recuerdos le invadían la memoria. No sabía qué pensar pero en realidad había más de un motivo para borrar lo que hizo en el transcurso de aquellas largas horas del pasado día junto a aquel desconocido. Su nombre impensaba con una sílaba... tal vez ¿O?Junto a las pequeñas charlas que recordaba de aquella reunión inesperada al sonido ambiente se le juntaban los incesantes sonidos de alguien llamando a su puerta.
Fue hasta la cuarta llamada de atención que Amelie volvió en sí. Justo cuando el teléfono ya había iniciado y un pequeño mensaje se dibujaba en el inicio debajo de la hora.
La la chica tomó prioridad atención a la puerta y tras un pequeño retoque en su despelucado cabello abrió su puerta.
_ ¿Señorita Amelie, se encuentra bien? ¿Por qué no ha asistdo a clases?._ Era su coordinador de estudios, se notaba bastante preocupado y más aún con el aspecto terrible que llevaba la chica.
_ Me dolía mucho la panza y tuve mareos toda la noche, perdón._ Contestó la chica bajando su mirada indirectamente.
_ Está bien, lo dejaremos así sólo por esta vez. Ahora dime, ¿sabes algo de Serena? Ella tampoco asistió a clases y no me quiere abrir la puerta._ Tras esa llamada de atención la chica rápidamente recobró el sentido de la ubicación.
_ ¡¿Serena!? No lo sé, tengo que ir a verla._ Señaló Amelie apartando brusco al coordinador de estudios.Corría con mucha prisa por los pasillos angosto residenciales con la única prioridad de su amiga en mente.
Al llegar se encontró con una puerta cerrada manteniendo el número once en su placa numérica.
_ ¡Ábreme la puerta Serena, no estamos jodiendo, vamos!._ Amelie tomó fuertemente el picaporte moviéndolo de un lado al otro mientras intentaba poner su oreja e intentar escuchar algún rastro de vida.
_ Si no abres la puerta ahora mismo juro que te voy a...._ Pero antes de que sus advertencias se hicieran realidad delante suyo permanecía una Serena en el mismo estado que Amelie.
_ No me siento bien, perdón._ Respondió la chica resfregando sus ojos con ambas manos.
_ ¿Y por qué no le dijiste eso al coordinador de estudios? Hiciste preocupar a todos los directivos._ Respondió Amelie bastante frustrada con la actitud misteriosa anormal en Serena.
_ Perdóname yo..._ Un par de lágrimas invadieron rápidamente las mejillas de la chica. Nuevamente intentaba ocultar sus ojos con sus manos sin efecto alguno.
Amelie sacó aquella interferencia notando unos ojos hinchados y agotados de tanto llorar.
_ ¿Lloraste toda la noche?... no, no era para que llorarás así, perdóname... ¡soy un bruto para hablar, perdóname!._ Amelie no puedo reprimir la culpa que invadía su cuerpo luego de tener a quién para ella siempre había sido una de las chicas más brillantes y alegres del instituto.
_ No es tu culpa Amelie. Pero me gustaría estar junta al resto de chicas para...
_ ¿No me lo vas a decir sí no está Francesca no es así?._ Amelie rápidamente interrumpió a la estrella.
En ella brotaron muchas más lágrimas que antes y sin poder evitarlo volvió a romper en llanto.
_ Fran no va a estar ahí toda la vida... ella ya tiene un futuro por delante, tiene el cargo de ser la futura emperatriz, tarde o temprano tendrás que aceptarlo pero sí así lo queres está bien, sólo no llores más y toma algo de agua._ Sus brazos rodearon por unos segundos el cuerpo débil de Serena. Luego de percatar que todo iba bien la rebelde dio unos pasos atrás lista para ir a comer algo.
_ Espera... está bien, te lo diré._ Serena detuvo sin más a Amelie. La gótica se acomodó contra el respaldo de la puerta y Serena tomó mucho aire para explayar su pesar.
_ Me siento así de mal porque... se supone que soy la diosa del amor pero... yo nunca jamás de los jamases me he enamorado de una estrella... simplemente no siento que el amor sea para mí y tal vez pensarás que sea tonto y que soy muy joven para saberlo pero hasta ahora nunca... nunca me sentí atraída por nadie._
_ ¿Y eso... es malo?._ Preguntó Amelie sin intentar ser grosera.
_ No lo sé quiero decir. Imagínate cuando yo tenga viente años y ya sea una diosa madura del amor. ¿Qué pensarán las estrellas, mis súbditos de mi? Quiero decir, me proclaman la diosa del amor pero en realidad jamás he tenido pareja y...
_ Jajajajaja, ay Serena, eres tan graciosa._ Amelie no pudo evitar quebrar en risas mientras su amiga la miraba desconcertada.
_ Jamás en mi vida he conocido a una preadolecsente (ahora adolescente) que se sienta tan a gusto consigo misma. Y déjame decirte que eso sí es amor de verdad. Pasaste por una guerra y en vez de destruirte te hiciste más fuerte. Siempre vas bien vestida y denotas ese no sé qué, que a tantos les gusta (incluyéndome) espero que algún día te des cuenta porque para mí tú eres la encarnación del amor._
Amelie chocó suavemente sus nudillos contra el hombro de Serena.
En la prematura diosa del amor una pequeña chispa reluciente se encendió en sí misma. Al bajar la mirada notó como la estrella en su pecho ardía como un mar de mil amores.
_ ¿Qué se supone qué sea esto Amelie?._ Preguntó Serena tras elevar su mirada encontrándose con una peculiar mirada de intriga.
_ No lo sé, pero creo que te sientes bien ahora que lo veo._ Respondió la gótica asemejando el inmenso brillo de la adolescente.
La chica una vez todo llanto cesado sentía que su trabajo obtuvo resultado abandonando la habitación de su amiga marchando lentamente con mucha satisfacción de haber cometido un buen acto de gratitud.
Sin embargo hubo algo que llamó particularmente la atención de la gótica tras darse una vuelta para observar que Serena continuaba parada en medio de la puerta.
Con más que incertidumbres volvió al punto inicial tratando de controlar la preocupación de la chica.
_ Acabo de sentir algo muy... muy denso y oscuro. Sentí que la voz de un hombre me susurraba en el oído pero no estoy segura._ Dijo intranquila la diosa mientras sujetaba su dorso con ambos brazos.
_ Debe haber sido tu imaginación, espera aquí, te traeré algo de agua y comida._ La gótica rápidamente abandonó los pasillos tras encontrarse con lo inquieta que se percibía la joven diosa del amor.
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Aprendiz De Emperatriz III: El pecado de una inocente| Brenda Perez Miranda
Teen FictionEl tercer año para Francesca y sus amigos da comienzo de manera perfecta pero al inciar el nuevo año lectivo se percatan que nuevamente las cosas no saldrán como ellos esperaban. Una nueva amenaza invade al imperio y este inseparable grupo de amig...