Entre los pasillos de un frío recorrido que le daba la bienvenida a cualquier huésped con deseos de descansar la mirada ante tanta opulencia y prestigio, una mujer muy apresurada caminaba con vehemencia y lo que se percibía aires de enfado y turbulencia dado que uno de los casos más hablados estaba a punto de ser condenado y aquella dama entre todas las estatuas oscuras y calladas era la única en saber el secreto que desprendía aquella mujer falsamente acusada por las dudosas acciones de un jurado, en su mayoría poblado por hombres y mujeres que poco y nada les importaba el gran problema que la mujer ha tenido que vivir en cualquier tipo de sociedad por más ficticia que sea.
Era obvio que esa dama formaba parte de ese escrúpulo sequito de pensadores sin decretos.
Se notaba a leguas su andar vertiginoso y su boca apretada que aquella dama ya no podía más con los nervios y lo hizo notar ni bien se cruzó con otra mujer que se hacía paso con la vista apagada mientras llevaba a su cargo una bandeja de metal lista para ser descubierta por un olor sin igual, y no por nada aquella mujer quien sea dicho de paso se disculpó finamente por su torpeza con un gentil gesto de miradas halla sido Sandy Mercury.
_ ¡¿Vanessa?!
La mujer rápidamente reconoció a su amiga y con mucha admiración le habló como en tiempos atrás solían hacer, pero algo raro había en ella ya que esos años anteriores parecían haberse borrado ante los gestos faciales de la dama que sólo quería llegar a su destino principal.
_¿Qué haces con esa bandeja Sandy? Se supone que tenés que estar en el instituto.
Vanessa no saludó ni se alegró al encontrarse a su amiga, por el contrario, se veía algo enfada con ella.
_ Me llegaron las noticias de que mi hijo tuvo un accidente y dejé todo, lo más importante para mi ahora es atender a mi muchacho antes de que algo peor le ocurra. Además tuve la oportunidad de informarme y sinceramente estoy igual de devastada que todas las madres de nuestros hijos.
Sandy respondió como toda madre protectora haría, con una pasión que la hacía ver como una madre tierna pero protectora y feroz al mismo tiempo.
_Te recuerdo que aquí se está en juego el destino de aquella asesina, todo cuelga de un hilo, ni tú ni yo debemos de distraernos con estas cosas Sandra.
Aquella Vanessa de tiempos anteriores sin dudas se había esfumado en cuestión de meses, fue tan impactante para Sandy escuchar tal respuesta que no le importó dejar a un lado la hermosa preparación fresca que había hecho para recorrer con su mano de un sólo cachetazo el rostro de la dama.
_ ¡¿Cómo se te ocurre hablar así después del terrible accidente que dejó a una adolescente en coma y a la otra en camilla, pero dónde está tu sensibilidad, y si eso le pasaba a tu hijo?Sandy no dudo en defender sus principios básicos haciéndose frente con valentía por encima de la postura errónea de Vanessa Deallus.
_ ¡Te advierto desde ahora que Brian sabe muy bien como cuidarse sólo, es un chico muy inteligente y audaz, él sabe que va a estar bien en cualquier circunstancia debido a que lo crío una verdadera Deallus como yo, él sí da la cara ante situaciones como esas!
En sus mismas palabras Vanessa se veía rencorosa y dolida al mismo tiempo, una mujer que había pasado por mucho y que no quería derrumbarse en ese preciso instante era lo que más tensaba la situación, incluso más que la oscuridad de esos pasillos.
_ Sea lo que tengas en mente no te lo voy a permitir. No voy a dejar que hostigues a Brian después del momento difícil que les está tocando enfrentar a él y a sus amigos.
Sandy se opuso tajantemente y sin dudarlo dos veces adquirió la velocidad certera para apresurarse ante la obviedad en los objetivos de Vanessa Deallus.
_ ¡Te estás comportando como una chiquilina Sandra, Brian ya es un hombre y como todo hombre tiene que hacerce responsable y escuchar a una figura de autoridad!
Replicó Vanessa mientras se hacía a la orden de perseguir a la flamante directora por aquellos pasillos lugubres dando por hecho aquella competencia de egos y creencias sobrepuestas.
Sandy detuvo su andar ante la respuesta que la habría dejado impactada a la brevedad. Pronto ambas mujeres quedaron enfrentadas cara a cara mientras sus miradas hablaban por sí solas.
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Aprendiz De Emperatriz III: El pecado de una inocente| Brenda Perez Miranda
JugendliteraturEl tercer año para Francesca y sus amigos da comienzo de manera perfecta pero al inciar el nuevo año lectivo se percatan que nuevamente las cosas no saldrán como ellos esperaban. Una nueva amenaza invade al imperio y este inseparable grupo de amig...