2 de mayo/2018

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Cuando me levanté hoy, vi una caja de cartón asentada en el suelo, de seguro la habían dejado ahí mientras dormía. Al abrirla, me encontré con un pantalón y una camisa de manga larga de color azul, además, de una manta de color gris;  se nota que están hechas de un material de mala calidad, pero al menos me ayudaran con la temperatura por lo que no le veo problema. 

Me senté a esperar el desayuno ya que no faltaba mucho para que lo trajeran. El tiempo pasó, pero el robot nunca llegó, lo que me sorprendió bastante, pero todo se aclaró con la visita de Infinite. Sin decir ni una sola palabra, me sacó de la celda;  apenas puse un pie fuera de está, me encadenaron las muñecas y los tobillos para que no pudiera escapar.

— Que no se te ocurra hacer algo o si no ella lo pagará muy caro. — dijo con su tono característico.

Con esa amenaza se me habían quitado todas las ganas de siquiera intentar algo, no mentiré, si lo pensé, pero analizando la situación, se que no puedo luchar contra Infinite y mucho menos esposado, así que es mejor ahorrarme problemas, además, no tengo ganas de obtener nuevas heridas, por lo que esa opción esta descartada, es mejor cooperar con ellos. Me condujeron por la infraestructura, la cual, tenía una forma esférica que se me hacía conocida, sé que tengo visto este tipo de estructura antes, pero ¿dónde?

Me llevaron a una habitación separada de la zona central. Cuando entré, lo primero que vi fue una mesa llena de comida tan deliciosa que se me hizo agua la boca. Al acercarme, empecé a comer un poco de todo, los olores se mezclaban, provocándome más hambre de la que tenía. Había postres, carnes, sopas, ensaladas y otras cosas que no tenía ni idea de que eran pero al comerlas su sabor era exquisito. Estaba a punto de comer un pedazo de pollo cuando vi lo más hermoso que haya visto desde hace tiempo, al centro de aquellos manjares había un plato lleno de chili dogs cubiertos de salsa y queso, mi comida favorita. Sin pensarlo ni un minuto más los agarre, estaba a punto de dar el primer bocado cuando una voz me interrumpió.

— No lo haría si fuera tú.

Al voltear, reconocí a Eggman, un hombre calvo con un gran bigote y unos lentes que impedían ver su rostro, uno de mis mayores enemigos.

— Hace tiempo que no has comido algo con condimento — continuo el calvo — el chile te lastimará el estómago.

Asentí sin decir ni una palabra, sabía que tenía razón y no quería complicar más la situación, ya tenía suficiente con estar encerrado como para que me enferme del estomago, por lo que decidí seguir su consejo, algo que no creo que se repita. Hizo un gesto con las manos para que me acercara. Me senté en frente de él mientras que Infinite se quedó en la puerta junto a Shadow que apenas acababa de llegar.

— La ropa te quedo muy bien — dijo con una sonrisa.

Asentí quedándome en silencio, no tenía ganas de hablar solo quería comer en paz y parece que lo entendió ya que se mantuvo en silencio por un largo rato. Después de comer un poco de todo, tocaba lo mejor, le di un pequeño mordisco al chili dog, lo que causó que diera una pequeña sonrisa, después de mucho tiempo, por fin comí algo decente y delicioso a la vez.

— ¿Cuánto tiempo llevo aquí? — dije por fin después de un largo rato de silencio.

— Un par de semanas — dijo sin quitar su vista de mi.

— Lo disfrutas verdad — dije cruzando los brazos.

— ¿Qué? 

— Ver a tu enemigo así — dije mostrando las esposas.

— No tienes idea, y dime, ¿Qué te parece tu estancia en la deth egg? — dijo con una sonrisa triunfal.

Al escuchar esa última palabra me atragante mientras él se carcajeaba.

— La...deth...egg — repetí despacio.

Eggman presionó un botón que abrió una ventana mostrando el espacio y la tierra al fondo. Me levante en silencio para poder apreciar el panorama.

 Ahí estaba el planeta, lucía hermoso con las extensiones de tierra y el azul infinito de los mares, mientras que  las estrellas nos rodeaban ofreciéndonos su luz; no cabía duda, me encuentro en una de las bases más grandes y mortíferas que ha con...

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 Ahí estaba el planeta, lucía hermoso con las extensiones de tierra y el azul infinito de los mares, mientras que  las estrellas nos rodeaban ofreciéndonos su luz; no cabía duda, me encuentro en una de las bases más grandes y mortíferas que ha construido Eggman hasta la fecha.  Apoye mi mano en el vidrio helado, mientras muchos recuerdos venían a mi mente, ¿Cuántas veces ya había visto esta escena antes? Al volver a mi hogar como Super Sonic, después de una pelea contra él, que de alguna manera, acababa en el espacio.

— Tails — susurre — ¿Qué fue lo que hice?

Aún tanta belleza, no evitaba que me sintiera destrozado, mi amiga estaba en un lío enorme por mi culpa, no es lo mismo escapar de una base en la tierra que una en el espacio, a miles de kilómetros de un lugar seguro, ahora si que había metido la pata y no tenía ni la menor idea de como solucionarlo.

— Tal vez — dijo Infinite — haya una opción para que tu amiga no pague tus descuidos.

— Si te unes a nosotros — dijo Shadow — podríamos liberarte a ti y a Tails, nos aseguraríamos que tu amiguita se encuentre bien con todos los lujos que tú y ella deseen.

Permanecí en silencio, mientras admiraba la tierra. ¿Cuántos niños estarían divirtiéndose allá abajo, sin poner su vida en peligro, solo riendo y disfrutando de la vida? Cuanto añore que uno de ellos seamos nosotros. Derrame pequeñas lágrimas, la respuesta era clara, quería proteger a Tails y, aunque la oferta era muy tentadora, sabía lo que tenía que hacer.

— ¿Y bien Sonic? — dijo Eggman

— No — susurre

— ¿Qué dijiste?

— ¡Que no! — grité — no me uniré a ustedes, ni hoy ni nunca, aunque tengamos que pagar las consecuencias.

El silencio reino por un rato hasta que Eggman lo rompió.

— Ni hablar, llévenselo.

Los robots me sujetaron y me condujeron a la salida junto a Infinite. No nos dirigimos ni una sola palabra, pero eso era suficiente para saber que se estaba burlando de mi, no lo culpo, la decisión que había tomado era muy tonta, pero ya no había vuelta atrás.

Cuando me encontré solo en mi celda rompí a llorar como un niño, me sentía tan impotente e inútil, por mi, Tails esta presa en una nave del tamaño de una luna, a miles de kilómetros de nuestro hogar, no tengo ni la menor idea de como arreglar esto y eso es la que más me frustra, si tan solo hubiera hecho bien mi trabajo, por una vez en mi vida, nada de esto hubiera pasado.

180 días en las sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora