Reunidos.

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25 de junio / 2018.

Me levante más tarde de lo normal, generalmente lo hago cuando el robot del desayuno llega, pero esta vez no llego a la hora, no podría ser otro castigo, no me había vuelto a meter en problemas. Tenía muchas hipótesis de porque no me habían servido el desayuno, pero todo se aclaró con la llegada de Infinite y Eggman, cada vez me estaba hartando más de verlos.

— Ten — dijo el enmascarado lanzándome una bolsa negra.

Me acerqué lentamente para recogerla, la abrí con mucho cuidado dejando caer unas cuantas semillas de girasol.

— ¿Qué es esto? — dije poniendo algunas en mi mano.

— Parece que olvidaste que día es hoy — dijo Eggman aguantando la risa.

— ¿Qué día es? — dije cada vez más confundido.

— Es tu cumpleaños — dijo Infinite indiferente.

Deje caer la bolsa por la impresión esparciendo las semillas por el suelo.

— Mi...cumpleaños — susurre todavía incrédulo mientras que Eggman se reía como un loco.

— Feliz dieciséis Sonic — dijo Eggman para después marcharse con su aliado sin parar de reír.

Me quede paralizado por un rato mientras asimilaba la noticia, recogí las semillas que se habían caído y me senté a comer algunas hasta que por fin reaccione. Tenía dieciséis, mis añorados dieciséis, tanto que lo había esperado para que al final se estropearan así. Sentí tanta ira contra Eggman, por su culpa todo se había arruinado, siempre tenía que arruinar mi vida, ni siquiera pude celebrar mi cumpleaños como lo había planeado, pero no había problema, este chico de dieciséis años lo iba a volver a derrotar, cada vez tengo más razones para añorar que pague por todo lo que ha hecho. Las semillas de girasol me recordaban a mi tierra natal, Green Hills, en donde esas plantas crecen sin parar, adornando los campos verdes con esos hermosos tonos amarillos dorados, por algo los girasoles son mis flores favoritas, siempre me traen hermosos recuerdos de mis aventuras en las colinas verdes, mi lugar favorito de todo el mundo.

Pensé que el día iba a transcurrir sin ninguna novedad nueva pero no fue así. Unos robots me vinieron a sacar para llevarme a una habitación que no había todavía visitado. Me dejaron ahí por un largo rato sin la menor idea de que pretendían con eso. El silencio fue roto por el sonido de la puerta abriéndose, esperaba a Eggman o a los otros dos, pero en su lugar entró una niña con el cabello rubio, de inmediato la reconocí.

— ¡Tails! — dije gritando de la emoción.

— ¡Sonic! — dijo corriendo hacia mí.

Ambos nos abrazamos, por fin nos volvíamos a ver, por una vez, ya no importaba lo que pasaba en la tierra o a mi alrededor, la guerra y nuestro cautiverio habían pasado a un segundo plano, ahora, lo único que importaba es que estábamos juntos otra vez. Se veía bien dentro de lo cabe, algo cansada pero sana y fuerte, eso me daba mucha paz y alegría.

— ¿Como has Estado? — dije intentando no derramar algunas lágrimas mientras nos seguíamos abrazando.

— Muy bien — dijo con una gran sonrisa

Platicamos un largo rato contándonos lo que había pasado en las últimas semanas. Me conto que después de que me desmaye en la primera batalla contra Infinite fue tomada como prisionera, le habían dado una celda en el segundo piso y además trabajaba como mecánica en algunas ocasiones para mantener en un buen estado la deth Egg, cuando ella termino toco mi turno. Le conté sobre el almuerzo con Eggman, la pelea contra Infinite y Shadow, hasta el experimento que me hicieron.

180 días en las sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora