Repercusiones.

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20 de julio / 2018

Me sujetaron tanto las muñecas como los tobillos con esposas, las cuales me incomodaban todavía más con los anillos que tenía puesto. Me quedé ahí bastante tiempo en silencio, como pude intente hacerme bolita para evitar el frío mientras esperaba lo que Eggman tenía preparado para mí.

El tiempo paso, podían haber sido desde horas hasta días, yo me inclinaba más a este último, ya que mi estomago me dolía.

El silencio se rompió ante la llegada de Eggman, quien traía una taza de café caliente.

— ¿Qué me vas a hacer? — dije directo al grano.

— Para que arruinar la sorpresa — dijo con una sonrisa malvada.

Entraron unos robots con un casco entre sus manos. Las chatarras se empezaron a acercar, sabía lo que querían hacer. Me intente resistir, pero fue en vano, el casco término en mi cabeza.

— No tiene caso resistirse — dijo Eggman presionando un botón — empecemos.

El casco hizo un pequeño bip señalando que estaba prendido.

— No entiendo porque arriesgaste tu vida por unos desconocidos que te han tratado con tanto desprecio.

El casco empezó a emitir pitidos constantes. De repente mi cabeza empezó a recibir tanta información que era difícil de procesar. Escuchaba los insultos que recibí en el patio durante el partido, pero ahora amplificados, repitiéndose una y otra vez.

— Basta — dije sujetándome de las argollas, el dolor era indescriptible.

Intente mantenerme calmado, pero simplemente era desesperante sentir como alguien jugaba con tu cabeza.

— Oh, pero yo no soy tu enemigo, ellos por otro lado. —Dijo presionando otro botón.

Empecé a ver su actitud indiferente ante el dolor de los demás, el mío y el del señor al que estaban golpeando. En mi interior estaba surgiendo una ira que jamás había sentido, tenía ganas de hacerles pagar por ser tan antipáticos. Intente calmarme pensando que ellos también eran victimas como yo.

— No — dije sujetando el casco — tú eres mi enemigo.

Sentía tanta presión en la cabeza por los recuerdos que se me venían encima. De repente los robots me empezaron a dar descargas en el cuerpo provocando que empezará a colapsar, recibir dolor tanto mental como físico me agotaba. Intentaba respirar para no caer ante esos pensamientos y sentimientos, que poco a poco me iban inundando más.

— ¿Fui yo quien te traicioné? — dijo.

Me molestaba pensar en su traición, mis amigos y yo habíamos arriesgado todo por ellos y ¿Cómo habían pagado? delatándonos. Siempre son y serán mal agradecidos, lo único que les importaba era su propio bienestar.

— No todos son así — dije contrabajo. Intentaba contrarrestar los pensamientos, pero las descargas no me permitían pensar demasiado.

— ¿Y dónde estaban tus supuestos amigos?

Tenía razón, ¿Dónde estaban Milo, Ronaldo, incluso Marcos el día del partido? Había que ser honesto, no les interesaba hasta que tuvieron que convivir conmigo, en el fondo, nunca les importe.

— Tienes...razón — dije empezándome a llevar, ya estaba agotado.

Los robots pararon y sentí como mi mente se iba relajando, pero un recuerdo me azotó rápidamente.

"¿Lo haces por ellos o porque es correcto?"

Lo hago porque es lo correcto, no puedo negar que, si me dolió su reacción, pero si me dejo llevar por mi enojo no seré mejor que ellos, además, no todos son así, mis amigos y Elizabeth han demostrado que aún hay personas que tienen esperanza en mí, no puedo fallarles, no puedo darle gusto a las personas que me intentan hundir, en especial al bigotudo.

180 días en las sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora