Capítulo 14

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Yuuna abrió los ojos lentamente, y lo primero que sintió fue un punzante dolor de cabeza. Despertar de esos letargos que su cuerpo necesitaba para sanar después de utilizar su técnica maldita era como regresar de entre los muertos, siempre estaba tan desorientada que no sabía ni qué año era.

Pero cuando vio a sus tres compañeros de clase invadiendo su habitación, durmiendo a moco tendido sobre el sofá que tenía frente a su cama y todavía con los uniformes puestos, supo que...

No, aquella vez era muy diferente a la anterior.

Mucho más intensa y real, como si de verdad hubiese estado a punto de morir y no se tratase del mismo espejismo psicológico de siempre.

Los ojos de Yuuna se enfocaron, pero no funcionaron hasta un buen rato después. Entonces, distinguió un techo blanco y plano muy distinto al de su habitación en Jujutsu High.

Sus sentidos regresaron con una lentitud desesperante, pero lo hicieron. Yuuna trató de incorporarse, pero solo consiguió levantar el pie derecho. Y, para su grata sorpresa, este se sostuvo en el aire como por arte de magia.

La hechicera miró su pierna, confusa, y dejó lentamente su peso sobre ella, como si quisiera dar un paso hacia arriba. Su cuerpo se levantó de la cama de forma horizontal y quedó completamente suspendido en mitad de la nada.

¡¿Qué leches es esto?!

La respiración de Yuuna se agitó del miedo, y cuando quiso gritar algo falló y cayó bruscamente de vuelta a la camilla. Se dio la vuelta pero su cuerpo cruzó el borde de la superficie y estuvo a punto de caer de boca al suelo. Sin embargo, algo invisible la frenó.

No sabía lo que era, pero era como si un campo de fuerza transparente impidiera, literalmente, que el suelo la tocara.

Yuuna, que había tratado de amortiguar el golpe con los brazos, contempló sus extremidades todavía extendidas frente a su rostro con un gesto de lo más confuso. Ella no era tan blanca, ni siquiera en invierno, pero ahora mismo parecía una hoja de papel. La melanina parecía haber desaparecido por completo de su piel, como si fuese albina. ¿Qué estaba pasando?

La hechicera se levantó como pudo, todavía demasiado desorientada para ordenar todas las preguntas que se atropellaban entre sí dentro de su cabeza. Retrocedió varios pasos, y justo antes de pegarse a la pared todo su campo visual cambió y sintió ganas de vomitar.

Ahora estaba en una habitación campestre con una litera y una cómoda. La litera, el albergue, Yufuin, las maldiciones, el pueblo, los supervivientes...

Satoru.

Yuuna ahogó un grito de la sorpresa al recordarlo todo de golpe. ¿Qué había pasado? Los últimos acontecimientos en su memoria eran en la misión, cuando estaba con él, los dieciséis supervivientes y el dragón de Suguru. Y era de día. Su mirada se perdió por la oscuridad de la ventana. ¿Cuánto tiempo había pasado? No lograba orientarse con nada.

Yuuna recorrió la habitación como un lobo enjaulado en busca de respuestas, pero no había ni rastro de sus amigos. Fue entonces cuando apoyó las manos en la cómoda y vio su reglejo en el espejo por primera vez.

La chica se quedó sin habla.

Ahora era muchísimo más alta que antes, de la estatura de Suguru perfectamente, y su complexión era más rectangular que curvilínea, que era como había sido siempre. Sus huesos eran largos y sus músculos mucho más flacos y larguiruchos.

Su melena era igual de larga y ondulada que antes, pero ahora era de un montón de tonos de azul, desde un oscuro hasta casi blanco, como si todavía estuviera decidiendo con qué color quedarse.

Muñeca Voodoo | Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora