Capítulo 7

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El bullicio del público era tan estruendoso que ni siquiera se oía el motor de los coches de Fórmula 1 cuando pasaban por delante del pabellón. Yuuna resopló y apoyó la barbilla entre las rodillas, frustrada.

Mira que se esforzaba, pero no lograba pillarle la gracia a sentarse a ver juegos, competiciones o carreras con la misma ilusión infantil con la que lo hacía Toji. Aquellas eran las únicas ocasiones en las que su hermano no aparentaba tener doce años más que ella.

—No sé para qué apuestas tanto dinero, si nunca ganas —refunfuñó por lo bajini.

—Si has venido a ser de mal fario lárgate —Toji alargó la mano e hizo un gesto para echarla de ahí, sin despegarse del barandal de las gradas.

Yuuna rodó los ojos, puso mala cara y cambió la barbilla por la mejilla sobre las rodillas, mirando los altavoces que habían en el asiento de al lado. Toji ponía su propia música ahí y le daba igual molestar a los demás.

Cuando empezó a sonar Stormy Weather, de Etta James, Toji hizo una mueca y se giró hacia ella.

—Pasa esa canción, es muy lenta.

—Pues a mí me gusta —Yuuna le miró con interés—. Parece romántica, pero tú le das psycho vibes.

—Todo lo que hago te parece de psicópata.

—Es que no te imaginaba escuchando este tipo de música, ¿a quien se la dedicas?

—A tu puta madre.

—Imbécil.

Todavía era muy temprano, y ella había decidido ver a Toji en lo que llegaban las once de la mañana. A esa hora había quedado con Suguru y Satoru en la estación de Akihabara para dirigirse al aeropuerto.

Yuuna había abandonado Jujutsu High mucho antes con tal de no cruzarse con Satoru a primera hora, porque no tenía ni idea de qué decirle después de la desastrosa despedida que tuvieron la noche anterior.

Aún se sentía aturdida al recordarlo, y su cerebro enviaba señales contradictorias a su cuerpo: frío, calor, emoción, excitación, nervios, vergüenza, ira, decepción, atracción, repulsión... Todo a la vez.

Satoru había cogido sus emociones, había hecho una masa asquerosa con ellas y se las había lanzado a la cara para que se divirtiese separándolas de nuevo. Yuuna no tenía ni idea de cómo reaccionar.

—Una parte de mí pensó que sería buena idea pedirte consejo —murmuró ella poniendo los ojos en blanco—, pero estoy arrepintiéndome.

—¿Por qué? —Toji la miró con una sorpresa demasiado obvia para ser honesta—. Soy un hombre, ¿no es ese el punto de vista que buscabas?

—Eres un hombre —asintió su hermana pequeña—, pero no eres ni adolescente, ni el más indicado para hablarme de amor, y mucho menos la persona más interesada en mis dramas personales.

—Me alegra que empieces a utilizar la lógica básica —Toji sonrió con satisfacción y volvió a enfocarse en la carrera.

Yuuna hizo un puchero y se apoyó en la caja de viaje para mascotas que había comprado antes de ir allí. El pequeño Satoru maullaba desde dentro, pero ella estaba más distraída con el idiota de Toji. Malamente se había dignado a escucharla, y si le apurabas ni eso. Su ludopatía captaba mucho más su interés.

—Pues mi lógica básica dice que vas a perder dinero.

El antiguo Zenin se volvió hacia Yuuna con los dientes apretados.

—No te vas a callar, ¿verdad?

—No hasta que me digas qué hacer. Eres mi hermano mayor, apechuga un poco más con el interés.

Muñeca Voodoo | Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora