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-Buenas tardes. Bueno como ya saben de qué va esta reunión no me voy a enredar más y voy a ir directa al grano. Hace unos días, nuestra alumna Olivia, nos sorprendió con su actuación sorpresa. Enloqueciendo así al resto del alumnado de este instituto.
-Así es, con su permiso directora. Antes de nada, me presento, soy la señorita Reynolds, la profesora de música. Y efectivamente, como iba diciendo la directora, Olivia... Arrasó completamente. Dicho esto, nos alegra informar que ahora mismo se está convirtiendo en la viva imagen de este instituto. Además de su increíble talento, creo que con un poco más de entrenamiento y esfuerzo, puede llegar muy, muy lejos. Por eso nos gustaría que nos representara en el concurso. Dentro de tres meses.
-Bueno, como padre de Olivia... No puedo decir más que yo sabía que el día que volviera a subir a un escenario, enloquecería a todos. Yo ya se lo había dicho. Y me alegra mucho que ustedes, junto con el resto de gente, pueda ver lo que yo veo, que es talento.

De repente, todos me miraban, era mi turno para hablar.

-Pues.., me siento muy halagada, muchas gracias. Pero, volviendo a lo anterior... Es que no sé si realmente valgo para esto, o para representar siquiera a este instituto en un concurso de ese nivel... Yo, solo me subí el otro día a ese escenario para..., bueno no se para qué, fue un impulso. Quería demostrarme a mí misma que sí podía, que... Vi una oportunidad y me lancé, porque ya no tenía a donde ir o qué hacer. Solo fui a mi refugio, al escenario. Y fue en ese instante donde me di cuenta de muchas cosas. Pero no pensé que podía pasar algo así ni por el estilo.
-Hija...
-No, no me veo capaz de hacer algo así. Es demasiado, y creo que aún es muy pronto, muy rápido todo esto. Y no me veo. Simplemente..., no, lo siento.
-Olivia, tranquila, ¿si? El otro día me dijiste todo lo contrario, ¿qué sucede, que pasa?
-¿Qué demonios estoy haciendo?-solté muy frustrada.
-Nadie está preparado para decir adiós a alguien Olivia, nadie. Y no lo vas a hacer, créeme.
-¡Eso ya lo sé! No voy a ser capaz, ¿no lo entendéis? Ya no me sirven de nada esas estúpidas frases de consuelo. No quiero consuelo, ni que me digan qué hacer. Yo..., solo quiero que me apoyen, decida lo que decida. Yo solo quiero eso, nada más. ¡¡SOLO SOY UNA NIÑA, JODER!! No quiero nada de eso, solo quiero que me apoyen. Solo eso, no pido más.

Triste, llena de rabia y con el corazón acelerado, me levanto y salgo del despacho. Dejando atrás a mi papá, a la señorita Reynolds y la directora.

Cómo odiaba sentirme así.
Pero..., tener que escuchar esas estúpidas frases de consuelo, es lo peor que puedes escuchar y recibir por alguien a quien conoces desde que naciste. Cómo es en el caso de mi papá.

¿Y ahora?, ¿Qué demonios se supone que haría ahora? Y más después de, eso.

Qué sea lo que Dios quiera...

La niña del piano [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora