Ausencia

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Un mes después...

¿Os acordáis de mi primer día en el Media Luna?

Bueno..., solo tenía que estar una semana, pero al final el chaval al que sustituía se puso peor y me tenía que quedar más tiempo. En total dos meses, iba a por el segundo.

Conocí al dueño, se llamaba Silvestre Eduardo Fonseca, o cómo lo llamábamos nosotros Silvestre, o también llamado Fonseca. Tenía unos cincuenta años. Era bajo y regordete. El pelo lo tenía blanco, cara redonda y ojos marrones. Era muy simpático y muy cariñoso.
Durante ese tiempo me dió tiempo a conocer mejor a los chicos.

Xana, era muy reservada y rarita, como yo. Pero con los días nos empezamos a caer mejor. Me lo paso genial con ella. Nos hemos hecho inseparables. Tenemos casi la misma forma de pensar. Lo que es muy bueno a la hora de escribir nuevas canciones.

Álvaro, es muy majo. Me ayuda siempre que lo necesito. A mí, y a todos. Por eso cuando necesitamos algo vamos directamente a él. Me cae muy bien. Además, Xana, él y yo cuando tenemos un poco de tiempo lo aprovechamos para chismear. Nos encanta. De paso hacemos el tonto y nos echamos unas cuantas risas.

Julen, es el más sabio de todos. Si necesitas consejo, para lo que sea, vas a junto él y te lo da. ¡¡Y funciona!! A mí me a ayudado mucho en el tema de volver a tocar y eso... Me ha hecho sentir acompañada. Y lo valoro, mucho. Es un muy buen amigo.

Unai, es el carismático, bromista y extrovertido de la banda. Con él la fiesta está asegurada.

Víctor, el bromista y pesado. Descubrí que era el mejor amigo de Julen, ya que no se para de meter en líos y este es el único que le ayuda y le cubre siempre las espaldas.

Y, por último, Álex. Es serio, intimidante y un poco mandón. Pero es buena persona. Lo he visto en el bar, cuando vienen niños pequeños. Los adora. Me sorprendi cuando me enteré que su mejor amigo era Unai. Pero también descubrí que Álex ha pasado por mucho, que antes no era así. Que ha cambiado muchísimo.

Habíamos estado componiendo nuevas canciones. Probamos casi todos los estilos posibles. Y a la gente le encantó cada canción. Cada día podías ver qué gracias al espectáculo y a sus deliciosos batidos y tortitas el local se inundaba de gente. Era asombroso.

Al principio, cuando veía tanta gente era incapaz de subir al escenario. Pero con la ayuda de los chicos tengo más confianza en mí y subo al escenario como si fuera mío, como si lo llevara haciendo toda la vida.

En cuanto al concurso, la canción la estoy componiendo yo sola. Aunque a veces le pido consejo a los chicos, ya que me atasco en algunas partes.
Tengo la letra, ahora solo me falta el ritmo e ir probando a ver cómo suena.

La canción trata del saber levantarse después de una caída. Crecer, como lo llamo yo. En cambio en la banda casi todas son sobre amor o desamor. Aunque también hicimos alguna sobre la vida, qué hay que vivirla al máximo. Lo que intentamos es que la gente cante con nosotros y pase un tiempo agradable. Y creo que lo estamos consiguiendo.

Creo que era eso lo que necesitaba. Desconectar.

Estaba componiendo y tocando, dejándome llevar por mis sentimientos.
Era lenta. Pero me sentía libre.

-Livvie, ven.

Era Xana. Por lo que decidí levantarme e ir junto ella. Me senté a su lado en el sofá.

-¿Qué pasa?
-Solo quería decirte que me gusta cuando te sueltas y tocas cosas sin sentido. Sé que hace poco que estás aquí, pero, siento que nos conocemos de toda la vida...
-Yo me siento exactamente igual, Xana. -Le sonreí.
-Lo que te estoy intentando decir es que para mí eres mi mejor amiga...

Eso no me lo esperaba.
Xana nunca se abría con nadie. Pero lo estaba haciendo.

-Nunca había tenido una mejor amiga...
-Pues ahora la tienes..., bueno si quieres, claro. ¿Qué me dices, quieres ser mi mejor amiga?
-¡¡Pues claro que sí!!

No lo dude, la abracé. Ella al mismo tiempo me lo devolvió.

-Me alegra muchísimo de tener una mejor amiga.
-Sí, yo también.
-Para celebrarlo, ¿quieres tocar conmigo?
-Seria un honor amiga.
-Vamos.

Nos levantamos y yo me senté frente el piano. Xana de pie se puso en frente del micrófono.

-¿Qué cantamos?
-Ausencia.
-¿Ausencia?
-Sí.
-Dale entonces.

Empezamos a cantar una canción que unos días antes habíamos compuesto ella y yo. Canción la cual no se la habíamos enseñado a nadie, no siquiera a los chicos. Habíamos decidido que sería algo nuestro. Ya que solo la queríamos cantar nosotras, las chicas. Je, je.

Estuvimos como una hora cantando y tocando mientras hacíamos el tonto.

Hasta que me llamó Silvestre.
Él estaba en la planta de arriba, supervisando que todo estuviera en orden.
Cuando me vio fue directo hasta mí.

-Olivia, ¿podemos hablar un momento?
-Pues claro señor.
-Ya te lo he dicho, puedes llamarme Silvestre.
-Vale, Silvestre.
-Asi me gusta... Ahora ven.

Salimos del local y nos sentamos en un banco que hay delante de una fuente.

-Dime Silvestre, ¿qué sucede?
-¿Tú eres feliz aquí?
-¿Te soy sincera?
-Por supuesto.
-Al principio lo pasé un poco mal, la verdad. Me costó bastante adaptarme. Pero ahora... No puedo ser más feliz. Tengo a la banda, a usted, a mí familia... Lo tengo todo. Y sé que dentro de poco es el concurso, y que esa es el motivo principal por el que estoy aquí. Antes, solo quería ganarlo para demostrar a todos que sí era capaz. ¿Ahora? No. Yo ya me demostrado a mí misma que soy capaz de hacer cualquier cosa que me proponga. Y eso es lo que importa, lo que a mí me importa. Me da igual perder, me da igual ganar. Me da absolutamente igual. Solo quiero estar aquí, con vosotros. Aunque se que dentro de poco me tendré que ir...
-Me alegra un montón Olivia, de verdad que sí. Me gusta tu forma de pensar. Eres muy madura para tu edad. Ojalá más gente lo viera. Pero créeme, si sigues así, vas a llegar muy lejos querida. Brillas, pero llegará un día, en el que brillarás más que las estrellas.

No me había dado cuenta, pero sí, ya estaba llorando.
Él al darse cuenta se levantó, me tendió la mano. La acepté, me levanté y me dió un abrazo. Me sentí, bien, muy bien. Me sentí en casa.
Cuando me soltó, me limpió las lágrimas y me sonrió con ternura.

-Vamos a dentro, nos deben de estar esperando.
-Sí, vamos Silvestre.

La niña del piano [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora