❝𝗦𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿𝘀𝗲 𝗿𝗼𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗮𝗹𝗴𝘂𝗻𝗮 𝗺𝗮𝗻𝗲𝗿𝗮 𝗻𝗼 𝗲𝘀 𝗺𝗮𝗹𝗼❞. Él solo quería cuidarla y terminó obsesionado con mantenerla a salvo.
Protector, era la palabra que lo describía a la perfección, ¿en el buen o mal sentido? No lo sabía...
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Como es el final, les traigo un capítulo largo lleno de miles de emociones 💜
Tras un par de horas Bora estaba sentada en el sofá jugando con el bonito gato blanco, ese gatito inocente con el que Yeonjun logró atraerla desde el primer momento, supo que había tomado una buena decisión al llevarlo con él siempre.
Yeonjun se aseguró de que toda la casa estuviera cerrada y que nada fuera a intimidar a la pequeña, no quería llevar las cosas a otro nivel y generar desconfianza en ella, él estaba seguro de lo inteligente que la menor era y por ello prefería prevenir ante todo.
Después de la huida del pobre animal al ser hostigado por Bora, la niña se dedicó a observar todo a su alrededor con una enorme sonrisa. Él ni siquiera comprendía a qué se debía ni cuál era la razón de esto. Su mirada viajó hasta el lugar donde Bora tenía toda su atención, se maldijo mentalmente al notar como su pared tenía tantas fotos de Nabi y ella enmarcadas.
—¿Ustedes son novios? —fue la primer pregunta que formuló.
Yeonjun atónito la observó y luego ella señaló algo en la parte que llamó su atención. Hubo otra maldición mental al ver la foto de la cita colgando sobre un cuadro pequeñito en la estantería, debía estar tan loco como para no quitarlos antes.
—Somos muy cercanos.
—Ya veo —respondió ella simplemente, observando con cuidado—. Y si solo son cercanos, ¿por qué hay tantas fotos nuestras?
El chico no tuvo tiempo de pensar, la mirada juzgante de Bora ya estaba sobre él, se sintió encerrado y sin escapatoria, así que solo soltó la idea más absurda dada en su mente.
—Soy un gran admirador de tu hermana —sonrió con naturaleza—. De niños éramos muy cercanos, ella era mi heroína, entonces estoy tan agradecido que soy su fan secreto.
El silencio se apoderó mientras Bora observaba por otro segundo el cuadro con una foto de ellos cuando eran pequeños, haciéndolo sentir asfixiado. Era como si ella no fuera a creerle ni a responder nunca. ¿Por qué le preocupaba tanto lo que haría una niña? De cualquier forma Bora estaba con él y no iba a descubrir que todo aquello iba más allá de lo aparentado.
—Nabi es una excelente persona —Su voz lo sacó del pequeño trance en el que estaba perdido. Entonces le sonrió para que continuara—. En realidad, mi hermana es la persona más fuerte del mundo. Nunca conoceré a alguien como ella.
De pronto Bora ya no parecía una niña, si no una mujer adulta teniendo una plática seria con otro hombre adulto. La niña fue de nuevo hasta el sofá, llamándolo con golpecitos tiernos a su lado. Yeonjun se acercó y dejó que ella se acomodara en su regazo en una posición donde su cuerpo estaba encogido lo suficiente para abrazarse a sí misma.
—¿Por qué lo dices? —Se atrevió a preguntar por fin, en una delicada danza por decir si era correcto o no acariciar su cabellera.
Bora soltó una risa tierna al sentir el tacto dudoso del mayor, quien dejó de hacerlo al instante por los nervios. Ella extendió una de sus manos y lo atrajo hacia su diminuta cabeza, enseñándole con paciencia cómo debía realizar el gesto.
